¿Y qué será de la vida de la agricultura urbana institucional?
(Pretexto para decir verdades incómodas)
Con una formación
doctrinaria asentada, la burocracia estatal fuese eficiente y tendría una respuesta
sistemática ante campañas nacionales de actividades necesarias. Lamentablemente no es así, y sigue
distinguiéndose por su ineficacia y por el comportamiento epiléptico ante
demandas extraordinarias. Desde luego, esa
falta de formación no es exclusivo de la burocracia, sino mal generalizado que
se llevará por delante el ensayo del camino socialista que nos trazó Chávez.
Con cada crisis
caemos en cuenta de que andamos porque nos lo permite las muletas renta
petrolera, y la necesidad de dejar depender de ella aviva entusiasmos y hace
florecer salidas, cuál más imaginativa que otra. La realidad de la actitud frente al trabajo
conformada históricamente, la implacable ley del crecimiento desigual, la traidora
globalización, la imposición mediática de modos de vida insostenibles… hacen que
las soluciones sean efímeras y duren mientras se impulsen con gran esfuerzo y
recursos desde el poder central.
Le sucedió a la
participación de la burocracia en la agricultura urbana, modesto aporte de los
frentes agrícolas indispensables para superar la caída de las importaciones de
productos agrícolas. Se produjo la
arremetida propagandística y financiera, se plantearon retos, y espacios verdes
de las instituciones del Estado se convirtieron en productores de lo posible,
para gran orgullo de jefes que declararon y se fotografiaron. Pero el impulso inicial disminuyó, se
desinfló, no pudo ser mantenido por los organismos que lo auparon, se les fue
el esfuerzo en ventosidades (se les fue la cagada en peos, decía sabiamente mi
nona Julia) y esos espacios volvieron a ser jardines descuidados, invadidos por
gramíneas inútiles. Este fracaso se
extendió a particulares que fueron animados a participar, pero se les abandonó
cuando la fiebre de figuración pasó.
Este
planteamiento lo hago porque me interesó fijarme en cómo se desarrollaba la
experiencia, después de este buen tiempo para el crecimiento de las plantas que
hemos vivido, y me encontré con la realidad triste de que la moda y la
posibilidad de figurar, habían pasado.
Da malestar sentirse pronosticador de situaciones indeseables, pero ese
fracaso lo tenía ya escrito y publicado en este mismo medio, cuando comenzó la
fiebre y participé escribiendo y aportando teóricamente, que es lo que se
hacer. Hubo más escritos, pero ahora
coloco el siguiente enlace, como ejemplo de participación en esa aventura: http://frontinoso2.blogspot.com/2016/03/agricultura-urbana-ilusionismo-o.html
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