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lunes, 13 de julio de 2015

 

Burguesía nonata, porque el tamaño sí importaba. III




(Tercera entrega de una serie de artículos que ayudan a aclarar la usurpación de denominación que realizó la seudoburguesía rentística venezolana.  Las dos primeras podrán leerlas aquí:


La inexistencia durante el siglo XIX de un sector exportador capaz de integrar el país al mercado mundial y hacer aparecer una clase con el poder suficiente para consolidar el Estado liberal, significó la mayor frustración de la segunda mitad del siglo XIX venezolano.  Con estas variables presentes, el mayor acercamiento fue el de Guzmán, que sin embargo no pasó de ser un cascarón de Estado sobre una inestable realidad precapitalista.  Habría que esperar hasta bien entrado el siglo XX, cuando la acción del petróleo sobre la sociedad logró constituir ese Estado, casi cuando ya estaba perdiendo vigencia en el continente, pues en todas partes se derrumbó estrepitosamente por causa de la crisis iniciada en 1929.
En las condiciones del tercer tercio del XIX y las tres primeras décadas del XX, apareció en países latinoamericanos un sector industrial, algunas de cuyas industrias eran propiedad de una clase que significó el mejor antecedente de burguesía.  Parece paradójico que sucediera durante la vigencia de la división internacional del trabajo, férrea imposición para participar en el mercado mundial, pactada entre la oligarquía liberal de la periferia y la burguesía capitalista de los países desarrollados.  Todos cuidaban que la DIT no sufriera perturbaciones, y así, por ejemplo, que la oligarquía liberal estableciese medidas proteccionistas para permitir el aparecimiento de industrias, era un exabrupto tan grande como el de esperar que la burguesía capitalista dirigiese inversiones para crear o fortalecer un sector secundario competitivo consigo misma.  Las industrias aparecidas no significaban mengua de la DIT, porque tenía otra explicación, relacionada con la capacidad del modelo primario exportador para diversificar la economía y crear mercados de dimensiones respetables; además fueron importantes, hasta el punto de que a comienzos de los treinta del siglo XX el porcentaje de mano de obra del sector secundario de algunos países sobrepasaba el 20 %, lo que podía dar una imagen de ser industrializados.







Pero aquí, nanay-nanay, y veremos por qué.  La DIT tenía rendijas, y permitía el surgimiento de industrias, unas generadoras de esa preburguesía, otras no, según el esquema que siguer:
1.   Cuando los procesos del secundario eran una necesidad para la realización del sector exportador primario, cuya influencia sobre la sociedad variaba según este sector estuviese en manos de nacionales o extranjeros.  Si de extranjeros, ni se notaba, porque era parte del “enclave”, con la influencia limitada de este, como en el caso de nuestro país; si de nacionales, generalmente lo constituían los mismos propietarios del primario, que no se desdoblaban como clase y continuaban comportándose como oligarquía primario-exportadora.  Ejemplos de procesos del secundario pertenecientes a este grupo; los frigoríficos, la torrefacción (lavado, secado, trillado y selección) de café, los ingenios azucareros, así no cumpliesen todo el proceso de refinación, la “puesta a punto” de minerales para poder ser exportados.  En el caso de los frigoríficos, de inversión considerable que solucionaba necesidades de muchos productores, nacieron del capital nacional pero bien pronto fueron adquiridos por el capital extranjero.
2.   Bienes imposibles de ser objeto de tráfico internacional por no haberse resuelto aún limitaciones de durabilidad y eran perecederos,  Fueron producidos industrialmente si la amplitud del mercado lo permitía, es decir, donde el sector exportador había logrado incidir ampliamente sobre la diversificación de la sociedad y creado un mercado interno de importancia.  Alimentos y bebidas entran en esta posibilidad; pan, lácteos, colas, cerveza… Por lo general fueron inversionistas nacionales, ajenos al sector exportador, que comenzaron con procesos artesanales, que pudieron derivar en industriales.  Y se considera nacional, así se tratase de inmigrantes que traían el conocimiento y lo aplicaban, pues el financiamiento era interno y no establecían ninguna vinculación con industrias semejantes del país de origen.  Estos propietarios, burgueses porque eran dueños de los medios de producción del sector secundario, conformaron una capa social con intereses comunes a la oligarquía exportadora, pues su buena o mala situación dependía de la salud del modelo exportador, al que también se debían.
3.   Bienes con características que hacían imposible su traslado a grandes distancias, como el agua potabilizada y la electricidad, en algunas ciudades iniciativa de los gobiernos, nacional o municipal, en otras de la iniciativa individual, pasando estos propietarios y los del apartado siguiente, a ser semejantes a los descritos en el apartado anterior.
4.   Bienes con protección natural, porque el precio del traslado incidía exageradamente en su costo, por lo que fabricarlos aquí era ventajoso aún cuando los equivalentes importados no estuviesen ningún tipo de restricción.  Ejemplo, los materiales de construcción (cemento, productos de alfarería y de cantera) que pasaron de procesos artesanales a industriales en los mercados de cierta amplitud.







5.   Todos los anteriores procesos industriales que pudieron surgir, tienen una explicación muy a la mano; no así, otros que parecieran negar la esencia del la DIT, como los textiles, cuya producción interna abastecía un porcentaje muy alto (hasta el 80 % en algunos países) del mercado nacional.  Se trata de bienes producidos por industrias de baja composición de capital, es decir, en las que el capital variable constituía la parte más importante del capital necesario para el proceso de producción.  El crecimiento del nivel de vida en los países capitalistas desarrollados y los cambios de los patrones de consumo, dejó sin mercado a la producción de textiles baratos, que siguió teniendo gran demanda en los países primario exportadores.  Las textileras dedicadas a la producción de esos tejidos tenían altos costos de producción, dada la cantidad de trabajadores que demandaban, por lo que fueron cerradas y vendidas a interesados de países primario exportadores, donde el costo de la mano de obra era muy inferior, lo que las hacía rentables.  De paso, fue una de las primeras formas de venta de tecnología que se dio en el mercado mundial.
Algunas de las industrias expuestas surgieron en Venezuela, como lo veremos cuando continuemos buscándole la madre a la seudoburguesía rentística.  Hasta pronto, mis amigos.

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