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EL MURO DE LAS LAMENTACIONES
LLAMADO FEISBUC
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Si
observamos las tendencias de los contenidos de quienes usan esta red social,
observamos que se está comportando como válvula de escape de la caldera de los
problemas nacionales. Hasta los más
cuatriformados están expresando, o se les está escurriendo, la inconformidad por sus cuentas de Feisbuc, eso sí
con un estilo distinto a los plañideros de oficio que lo usan exclusivamente
como muro de lamentaciones.
En la
lógica de "si mi abuelita tuviese ruedas fuese bicicleta",
preguntamos ¿cuál sería el escape de la inconformidad sin Feisbuc y, en
general, todas las formas de expresión virtual de que disponemos? La virtualidad nos empapó antes de que
hubiésemos reflexionado sobre sus implicaciones y, como sucede con los dioses,
muchos la necesitan para ejercer su existencia.
Seguir los acontecimientos del planeta en tiempo real, sumergirse en el
lago sin fondo de los conocimientos, disponer de todo al alcance del brazo, no
implica libertad –pureza– de análisis, porque la ideología nos conduce a
seleccionar la fuente filtrada, y con ello reforzar la visión del mundo
construida en otras dimensiones más reales.
Nadie se sumerge en la red para purificarse e iniciar trayectorias
distintas, sino para reforzar y utilizar mejor el avío que se traía.
Volviendo
al cauce, los efectos de las crisis sobre los individuos origina una reacción
que se manifiesta según la gravedad de la afección y los recursos teóricos de
que disponemos para manejarla; el conjunto de reacciones suponen una presión
que aumenta y busca escape, con consecuencias distintas según las
características de la válvula utilizada.
La quimera de Internet se está utilizando como válvula privilegiada y,
cosa de ciencia ficción, la virtualidad parece estar devorando la
realidad. ¿Hasta cuándo?
Intenté
justificar una petición a los revolucionarios para participar en la red de dos
maneras: como expresión doctrinaria, para la formación, la ayuda teórica, la explicación
de realidades y el ánimo mutuo; también para la denuncia sustentada y el
llamado de atención a quienes estorban en el proceso. Y, en otro plano, para la defensa
irrestricta, el ataque sistemático y demoledor a la forma destructiva de usar
la red por parte de los adversarios; es decir, usar las redes sociales como ARMA. La queja como patrón de uso de las redes
sociales, es una expresión de inconsistencia, de debilidad, un alimento para el
adversario, que se pone feliz cuando nos igualamos en el proceder. Y ni hablemos hoy del uso ególatra, y de los
que las consideran el Jordán o el Ganges.
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