¡OHBAMA!... O LA VENTOSIDAD DEBAJO DE LA COBIJA
La
caterva de presidentes recientes de EEUU tiene un denominador común, la
ignorancia. Tan instaurada en cada uno,
es difícil deducir si Bush era más ignorante que Clinton o menos que Carter; si Johnson lo era más o menos que Reagan o si se
trataba de la misma bobera u otra distinta.
Unos la reflejaban en la cara, tan atochados eran; otros parecían vivos pero eran solemnes pendejos. Fueron por el mundo dejando a su paso
subproductos de esa ignorancia, para solaz de los medios que, haciendo hincapié
en ello, ayudaban a soslayar la letalidad de sus acciones.
La
estolidez no es óbice para que sean millonarios y cobren caro por
memorias, conferencias, clases, por insulsas que sean, porque quienes pagan en el retiro recibieron
antes trato favorable. Tampoco debe admirar
que mientras más estúpidos, más comprometidos con el complejo industrial
militar, las trasnacionales monopólicas, el sionismo y con el ejercicio del
imperialismo que esto conlleva y que conduce a invasiones, genocidio, asesinatos
y el reguero de miseria que siempre hemos contemplado.
Y
es que los norteamericanos no tienen alternativa. La minoría votante lo hace bajo niveles de
manipulación no presentes en sistemas semejantes, y hasta al fraude está
sometida; son los intereses de la cúspide del capitalismo quienes imponen
presidentes y que de vez en cuando
colocan un señuelo que ofrece un mínimo de cambios, relacionados con las
situaciones más escandalosas del ambiente político. Por este espantapájaros corren a votar los
más “críticos” del sistema, quienes bien pronto entran a sufrir de frustración
terminal ante el burdo incumplimiento de lo ofrecido. Es el caso de Obama, que con sus promesas se aseó íntimamente, y está
estrujando el pañuelo usado en la cara de sus frustrados electores. De paso, introduzco una afirmación que bien
cabe aquí: tiene más opciones políticas, y por tanto mayor criterio para
emitir su voto, un indígena de la Amazonía boliviana que un elector de
Filadelfia, “cuna de la independencia norteamericana”, afirmación que estoy en
capacidad de defender.
En
este momento, la diplomacia
norteamericana nos tiene al borde de una guerra que puede ser la última. La estupidez de Obama, su desconocimiento de
la historia, la sobrevaloración del poder militar de EEUU, que influyen para
que los “consejeros”, verdaderos receptáculos de la “sabiduría política” de los monopolios
que realmente gobiernan, lo hagan actuar como un pelele. Si China y Rusia estuviese gobernados por
seres semejantes, perturbados y
majaderos como Obama, ya estaríamos amolando las piedras para la próxima
guerra.
En
el caso venezolano, en la agenda de la petrofagia del imperio y afectada por el
viraje reciente de la prelación del control absoluto del petróleo en el mundo,
no era el momento de blandir el garrote.
Obama lo hizo y despertó estruendos que retumbarán durante bastante
tiempo en los oídos del imperialismo. En
el mundo, las naciones callaron con complicidad evidente, u optaron por aliniarse con la
Venezuela amenazada, y los pueblos están demostrando que no pueden dejar destruir la reserva de esperanza que significa el proceso venezolano. En nuestro país, la bravuconada sirvió para la renovación
de votos antiimperialistas, la imposición de camisas de fuerza, el ejercicio de
la vergonzante actitud de opinar bajo parámetros acomodaticios y el poner en
evidencia el descaro del entreguismo y la complicidad. Todo lo anterior, en el ámbito de las
actitudes y declaraciones, sin entrar a analizar los perjuicios ocasionados a
los supuestamente beneficiados, que están echando chispas por las orejas por el “favor”
recibido.
Muy
lejos de afirmar que no existe el peligro de invasión o que la fuerza armada no
pueda parir emergentes para plegar a los designios del imperialismo nuestra
Patria; todo lo contrario, considero que Venezuela sí es una amenaza para el
imperio, que si no mlitar, igualmente letal; y reconozco esos peligros como riesgos históricos, que para
sobrevivirlos es necesario mantener la preparación para la guerra asimétrica,
colocando a fuerza armada y pueblo en el trance permanente de defender la
Soberanía, y ajustar la participación en las agresiones de cuarta generación de
que estamos siendo víctimas.
Lástima que en nuestra realidad inmediata la coyuntura política no haya sido aprovechada integralmente para debilitar posiciones enemigas, falla que debe atribuirse a la manifiesta incapacidad de quienes dirigen la información, propaganda y agitación, que ni lavan ni prestan la batea.
Lástima que en nuestra realidad inmediata la coyuntura política no haya sido aprovechada integralmente para debilitar posiciones enemigas, falla que debe atribuirse a la manifiesta incapacidad de quienes dirigen la información, propaganda y agitación, que ni lavan ni prestan la batea.
Enlace de este artículo en LA COLMENA
http://pedrogrima.blogspot.com/2015/03/ohbama-o-la-ventosidad-debajo-de-la.html
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