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viernes, 28 de junio de 2013

(Historia para Fundamentar - Artículo)






DISEÑO DE ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA PROPIEDAD TERRITORIAL
EN VENEZUELA


7.  (Vaya al "Resumen 2012 de Historia para Fundamentar", pestaña "Asesoría, etc.",  para ubicar en el blog las entregas anteriores de este ensayo)


Quedamos en reseñar la desaparición a lo largo del siglo XIX de las variadas formas de propiedad de la tierra existentes hasta la independencia, para que se erigiera la propiedad privada liberal de grandes dimensiones como forma hegemónica de tenencia de la tierra.  De esas formas de poseer la tierra, la propiedad comunal indígena, el resguardo, fue el más expuesto, hasta poder afirmar que en el transcurso del siglo desapareció completamente; cuando arriba el siglo XX apenas quedaban rezagos de esa forma de propiedad, eliminada definitivamente por la última ley que se refirió a ellos, promulgada en abril de 1904.

Siendo atacado sistemáticamente por diferentes razones, su erradicación llevó casi un siglo (1811-1904), pues a pesar de la intención de la generación de liberales independentistas y del interés de la generación de liberales-oligarcas, faltaba lo principal que era la anuencia de los sujetos de las leyes, los indígenas comuneros.  Y era que el concepto de propiedad privada era completamente ajeno a su cosmovisión, su historia y sus necesidades vitales, es decir a su cultura.

Habíamos dicho también que la intención de los liberales emancipadores estaba apegada a los principios liberales más puros, como la igualdad ante la ley (la situación de que los indígenas estuviesen bajo la tutela del Estado lo consideraron una minusvalidez legal que les impedía ser ciudadanos libres) y la consideración de que la creación de la riqueza y, por tanto, el crecimiento de las naciones, sólo era posible mediante la iniciativa individual de los propietarios, que bajo derechos iguales, se convertirían en productores y consumidores en una sociedad liberal competitiva.  Y tras esas premisas, en propietarios quisieron convertir a los comuneros, los cuales no manejaban los conceptos de propiedad, excedente, mercado, nación o cualquier otro del liberalismo.

Ya en la constitución de 1811 está presente la promesa de convertir a los indígenas en propietarios, pero la primera ley que lo propone explícitamente se promulgó en octubre de 1821, con vigencia desde el 1º de enero de 1822.  Muy pocos resguardos se repartieron con las disposiciones legales emanadas de la generación liberal libertadora, que sí afectó a resguardos "abandonados", despoblados, siendo el ayuntamiento en cuya jurisdicción estaban el más interesado en apropiarse de las tierras de esos resguardos.  Los mas, ignoraron las disposiciones legales y continuaron existiendo  sin demasiada presión por el cumplimiento de las órdenes de fraccionamiento.  

Pero en la medida en que se restablecía la economía sobre las mismas bases de preguerra, que las relaciones internacionales se fueron perfilando sobre la base de una precoz división internacional del trabajo y el pre positivismo inundaba la filosofía social, las tierras de los resguardos eran cada vez más apetecidas por los liberales oligarcas en formación.  Entonces, la legislación sobre la distribución de los resguardos recrudeció, como forma de hacerlos desaparecer de su existencia legal y poder expropiar a los indígenas con más facilidad, como sucedió.

Bajo disposiciones legales cada vez más conminatorias, uno a uno fueron cayendo los resguardos, con procedimientos que en si mismos ya significaba la pérdida de parte de su superficie en beneficio de personas ajenas a la comunidad.  Fuera como estuvieron los indígenas de la economía monetaria, la medición y división "equitativa" de la tierra, el registro de la propiedad y otros "gastos" debieron ser pagados con tierras del resguardo, casi siempre de las mejor dotadas.  Hubo casos en que un "cacique" más "informado" se las arreglaba para quedarse con las mejores tierras mediante su "compra", engañosa o no, a los comuneros favorecidos, que fueron arrinconados a la parte de tierras peor dotadas que les había correspondido.  La mayoría de los resguardos fueron definitivamente fraccionados bajo la ley promulgada en mayo de 1882.

La expropiación total de los indígenas mediante "compras", establecimiento de "deudas" y hasta el uso de mecanismos como la recluta, se dio más tempranamente donde la vecindad con la propiedad blanca era mayor; en las áreas que fueron siendo dedicadas a los cultivos para la exportación o de apoyo a esta, o para el mercado de los centros poblados.  Allí los ex propietarios fueron convertidos en mano de obra, bajo diferentes relaciones de trabajo, predominando el peonaje.

En regiones remotas, no incorporadas a la economía, la subsistencia siguió siendo la rutina, eso sí en tierras acotadas, "propias".  En estas regiones el efecto más pernicioso de la fragmentación de los resguardos fue el rápido proceso de minifundización ocasionado por vía de herencia, creándose mínimas unidades de producción, que apenas resolvían las necesidades familiares, obligando la migración estacional a las zonas de producción para la exportación para contratarse durante la recolección.

Aún cuando no se refiere estrictamente a las formas de propiedad, es un desperdicio no plantear uno de los más relevantes efectos de la desaparición del resguardo, el ocaso de relevantes componentes de la cultura indígena, como los idiomas y la identidad.  Fuera del resguardo que los socializaba, erradicados, separados, "revueltos" con colonizadores criollos, la conservación de los idiomas careció de sentido y a gran velocidad comenzaron a desaparecer, y con ello, la "identidad indígena".  Del orgullo de ser indígena, declarado en cualquier documento legal que siempre comenzaba, "yo, fulano de tal, indígena" se comenzó a esconder la condición de tal, que paso hasta a ser vergonzante.  Ser indígena se convirtió en "desventaja", en sinónimo de bruto, perezoso, y los refranes étnicos que los degradaba comenzaron a hacerse comunes en la sociedad en formación.  A todo esto ayudó el positivismo dominante.

La desaparición de los idiomas indígenas, de las culturas indígenas, fue un fenómeno que coincidió con la mayor vigencia del positivismo y su afán de echar las bases ideológicas para la construcción del estado liberal, del que pasó a ser su filosofía social, permitiendo la aparición de un engendro con paradoja incluida, el estado liberal-oligárquico.  No obstante, los positivistas comenzaron a rescatar académicamente, con afán científico, lo que desaparecía bajo sus mismas narices.  Es así como elaboraron vocabularios, rescataron leyendas, mitos, tradiciones… únicas manifestaciones culturales de pueblos indígenas que han llegado hasta nosotros.

Puede que en un pueblo indígena andino, antiguo centro de un resguardo, quede una “loma del pueblo” sobre la cual tienen “derechos” multitud de familias.  Es el único vestigio de los resguardos que queda, pues se trataba de superficies cuya topografía en el momento de la división las hacían imposibles de medir y distribuir, pasando todas las familias del resguardo a tener “derecho” sobre tales tierras.

Nunca después los indígenas –sus descendientes– volvieron a tener tierra en propiedad en la cuantía que les aseguraba el resguardo; pasaron a ser ciudadanos de segunda en una teórica sociedad de pares, explotados y desposeídos de los medios de producción y expropiados culturalmente.  Los elementos culturales importantes que pervivieron fue gracias a que se sincretizaron, y son los que en este momento de transformación estructural de la sociedad venezolana están resurgiendo con vigor.  Esto, junto con la reivindicación del ser indígena, lo aplazamos hasta cuando estemos planteando las transformaciones de la tenencia de la tierra en el siglo XXI revolucionario.



lunes, 24 de junio de 2013




¡Siete meses de Historia para Fundamentar!  Como cada mes, aprovecho para someter a evaluación lo hecho hasta aquí y para proponerme el trabajo que signifique continuar y reforzar la presencia del blog en la web.  Siento que la dinámica política me llevó a descuidar un tanto el trabajo sobre historia en si, privilegiando los acontecimientos del día; ante esto, me propongo volver a atender esa vertiente del blog.
Gracias de verdad a quienes visitan a Historia para Fundamentar y a quienes obtienen algo de este blog, que sólo existe para aportar e intercambiar saberes en función del crecimiento de la gran obra de nuestro Comandante Eterno.







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viernes, 21 de junio de 2013






Montados en el burro de la legalidad burguesa, aprendamos a arrearlo... 


…para que por lo menos trote.  Si sólo se tratara de elegir alcaldes y concejales y una vez ganado o perdido el gobierno municipal remendar los entuertos desde el poder de más poder, el nacional, tranquilos estaríamos.  Pero no, el 8/12 puede ser el comienzo de la agonía de la Revolución, atada aún a la legalidad burguesa y su sistema electoral.

Poco más de cinco meses y medio nos separa del próximo acto electoral; es decir, nada, salvo en el transcurrir del tiempo en la paralizante burocracia, donde es casi el largo plazo de once quincenas por cobrar.  Difícil convencer de que vienen por nosotros, por todos y con todo, que la batalla del 2013, que está terminando con incontables bajas nuestras, será ensayo general comparada con la que nos plantearán desde muy pronto, para ganarla y pasar al siguiente episodio electoral que conducirá irremediablemente al referendo revocatorio.  ¡Pilas!

A estas horas ya tendría que haber sido estudiadas, analizadas, las razones de la pérdida en cada una de las parroquias y municipios donde nos derrotaron, porque no fue por una causa general, sino por el aprovechamiento por parte de la estrategia enemiga de debilidades propias de cada caso.  La hecatombe del 14/04 en muy buena parte de los casos no sucedió por problemas de gestión estadal o municipal; las razones, más profundas, discutidas en muchos foros, no han sido sistematizadas y, por tanto, las medidas para no repetir la historia pueden ser palos de ciego.

A estas alturas, ya tendríamos que tener establecidas las tácticas político-electorales para cada una de esas circunscripciones, pues tampoco una nacional única cubre necesariamente situaciones tan particulares.  Y esto ha de hacerse desde lo más cerca posible de la derrota, desde las gobernaciones y alcaldías afectadas, con las instancias del PSUV y populares correspondientes.  De no ser así, siempre habrá una futura Aixa que nos lo recrimine.

Y voy ahora a la realidad cercana a mis narices.  El estado Mérida se convirtió en uno de los objetivos prioritarios de la oposición.  Siempre lo ha sido, se dirá, pero tres períodos de gobiernos elegidos por los chavistas atemperaron la esperanza opositora, que revivió con toda su fuerza con los resultados de octubre, cuando ya dieron por sentado que nos arrebatarían la gobernación.  La atípica campaña de Alexis Ramírez devolvió al pozo la certeza opositora, pero no por mucho tiempo, porque resucitó con más fuerza a partir de la debacle inesperada del 14 de abril.  Desde entonces, ya lo hemos dicho por esta vía, se entró en un contexto político negativo del que, pareciera, no se quiere salir, siendo posible hacerlo.

Por lo mismo que es un objetivo prioritario, el golpe económico continua muy intenso en el estado; no da tregua.  El des-abastecimiento, la especulación y la inflación continúan siendo graves y constituyen las bases fundamentales para la propaganda opositora que, reconózcase o no, continúa horadando voluntades y votos.  No quiero caer en la anécdota contando mis peripecias buscando algunos alimentos que no he hallado, ni el precio de las “verduras” y frutas en el Bicentenario, sensiblemente superior a todos los supermercados “chinos”, “colombianos” y criollos de la ciudad; ni repetir mi concepto de las reses de Brasil, extraños fenómenos, seguramente obtenidos por ingeniería genética, con sólo cogote, chocozuela y solomo abierto (de llegar a Mérida, ¿en qué restaurante se comerá los mejores cortes de la res?).  Mucho menos, hablar de las agarradas en las colas con los mensajeros de la apocalipsis.

Lo importante, es que estaremos entrampados si no comienza la “campaña” ya.  Primero tenemos que retomar la iniciativa de la comunicación y quienes tendrían que estar en ello ni lavan ni prestan la batea.  Y no hablo de lo nuevo, de la urgencia de la aparición de medios impresos regionales, que parece ya vienen de la mano de gente capaz.  Mientras, tenemos que pasar la arrechera de ver la inconsistencia revolucionaria, el insulto sistemático, del Banco Bicentenario, que ha financiado con millones a los diarios amarillistas, opositores, de las mafias más perversas del estado (pasa en todo el País, y no creo que los ejecutivos que colocan en las agencias la publicidad estén dando puntada sin dedal).  Si un bolívar tuviese en el Bicentenario, ya me hubiese mudado de banco.

Luego, convencernos de que no se perdió por las mismas razones en el Libertador y en el Alberto Adriani, por colocar los casos de las alcaldías representativas de la oposición y la revolución.  No carguemos exclusivamente la responsabilidad a los alcaldes chavistas por la pérdida en sus municipios, porque el 14 de abril se entrecruzaron numerosas variables cuyos efectos debemos estudiar en cada municipio, para enfrentarlas con medidas específicas si fuese necesario.
 
Y después, a mover ese gobierno (del estado y municipal), el partido y cuanta organización popular exista.  Cuando lleguen los lineamientos de la campaña nacional ya estará preparado el escenario para que sean exitosos y dejar a la oposición nuevamente con los crespos hechos y sin oportunidad de acudir al dicotómico revocatorio.  ¿Le echamos?

jueves, 20 de junio de 2013



Y yo que, como muchos de ustedes, estoy a punto de ¿desespero? ¿dudas? ¿fe absoluta?




Y yo que comía granos de maíz y de grano en grano iba llenando el buche.

Y yo que seleccionaba en la hojilla argumentos filosos para blandir en los cuarteles enemigos.

Y yo que observo iconoclastas arremetiendo contra figuras que el tiempo ha respetado por su entereza de granito.

Y yo que no soporto a los pisapasito sabihondos con cara de yo no fui, y tengo que seguir viéndolos pontificar de cuanto tema emana del pozo de la sabiduría.

Y yo que me desarreglo por los chabacanos de argumentos intencionados (bien-o-mal-intencionados, no importa) y no puedo evitar observarlos pasar con sus carretillas llenas de bazofia recién depuesta.

Y yo que no abandonaré aporrea porque me permite otear por dónde van los tiros y decantar preocupaciones fútiles.

Y yo que aprecio más la opinión concentrada que las noticias omnipresentes, y veo que escurre a mayor velocidad la primera, como evitando ser confrontada.

Y yo que tengo por vicio medir, contar, pesar, ordenar, marcar, como cualquier marchante de la realidad, y estoy perturbado por la tardanza hasta de zurcidos necesarios.

Y yo que observo a oidores dejar de serlo exactamente cuando escuchar es cuestión de vida o muerte.

Y yo tasador del pragmatismo absolutamente necesario, testigo ahora de que la práctica se convierte en vicio.

Y yo que rebusco las incontables frases celebres que condenan la impunidad y no encuentro la de desacralizar la que campea en estos tiempos de florecimiento de la doctrina.

Y yo que aprecio las orejas políticas inmensas y las bocas reducidas y veo cómo se invierten mis preferencias.

Y yo que sé que el futuro es ya y contemplo verlo pasar desde poltronas vibradoras.

Y yo que salí de la decepción total por la palabra que manaba de la integridad de un guerrero, para percibir cómo se está apagando el eco.

Y yo que combato con ardor el pesimismo, pero me está saliendo por los poros no cubiertos.

Y yo que perdí la fe pegado a la ubre más pródiga, ahora celebro mi pérdida al ver tanto eclesiástico endemoniado asperjando anatemas contra el pueblo en marcha.

Y yo que aprendí a mirar con los ojos del pueblo y admiro su andar seguro por saberse protegido contra espantos y calamidades.

Y yo que aposté a la locura como el mejor don de los sabios y veo que se impone el dominio de los cuerdos.

Y yo convencido de que si el fracaso arremete serán doscientos años más de desandar los pasos perdidos.

Y yo que estoy convencido de que la crítica sistematizada, convertida en síntesis, es el combustible de los reactores sociales y es apagada en su origen.

Y yo que he encontrado que la ortodoxia mata lentamente, pero sin piedad, y se está expendiendo sin receta.

Y  yo que transito más de allá que de acá, asazgenario, sacando fuerza de flaqueza para tratar de colarme por una rendija del poder hacer, encuentro el esfuerzo inútil y frustrante.

Yo que sé que un silenciado puede dejar divagando a necesitados, invito a llenar de ruido y ecos los entresijos de la Revolución.

Yo que puedo desgastar teclados con eso de “y yo que”, me detengo porque debo seguir existiendo sin abatirme.


Enlace de este artículo en aporrea.org



jueves, 13 de junio de 2013


A TODA MARCHA A TODA VIDA
y las gracias del Banco Bicentenario




Pasaba por ahí y me detuve a observar la inutilización pública de armas requisadas en Mérida por distintos organismos policiales y susceptibles de serle aplicado tal procedimiento.  Más que interesante el espectáculo.  Dizque hasta un viceministro estaba presente entre la numerosa representación de instituciones, consejos comunales y curiosos de distinto pelaje.  Se trataba de sesenta y cinco armas de diferentes tipos, en cuya inutilización participaron funcionarios y público, inclusive niños.

Entre las armas había desde una moderna Beretta, de las reglamentarias de la PNB, hasta facsímiles que sólo sirven para amedrentar.  Destacaban las armas “artesanales”, elementales pero de gran singularidad, que denotan el ingenio puesto al servicio del delito (fotos en Historia para Fundamentar:  http://frontinoso2.blogspot.com)

Como todo lo “interesante”, la prensa escuálida merideña apenas informó sobre esta actividad de la “GRAN MISIÓN A TODA VIDA VENEZUELA”, eso a pesar de la mano dadivosa de organismos del Gobierno que la financian generosamente.  En este momento es el BANCO BICENTENARIO quien le está pichando millones, seguramente cumpliendo eso de “seguir haciendo Patria” y “rea-firmando la felicidad del pueblo”.

¿Por qué un organismo gubernamental siguen financiando la desinformación agravada y ataques arteros sistemáticos contra el propio gobierno?  Misterios de los negocios de gerentes de publicidad de esos organismos que asignan los avisos a agencias que no diferencian los medios donde la colocan, pero cobran completo y reparten dividendos.

El mensaje al BANCO BICENTENARIO es que en lugar de ganancia de imagen lo que riega con la actitud de financiar la prensa opositora es una profunda arrechera y la animadversión de todos los revolucionarios que entienden el significado político de tal acción.  Que si quiere hacer publicidad sobre sus logros y los de la “banca pública” (en el último aviso la entrega al fondo de Eficiencia Socialista de 1.786 millones, que pudieran ser más sin las dádivas a opositores), la hagan en los medios alternativos o ayuden a financiar periódicos alternativos necesarios, urgentes, posibles, pero que no han aparecido precisamente por falta de financiamiento.

 ¡Basta ya de financiar la prensa opositora!  Se trata de una de las mayores incoherencias de la administración bolivariana, que no puede continuar.  Quien lo siga haciendo entra en la lista de sospechosos de ejercer prácticas contrarrevolucionarias para obtener beneficios políticos o económicos, ambos detestables, ambos signos elementales de corrupción y como corruptos deben ser tratados.






 Enlace de este artículo en aporrea.org: 

A toda marcha A Toda Vida y las gracias del Banco Bicentenario



viernes, 7 de junio de 2013

Las guerras civiles


En este experimento de Revolución, burbuja sitiada por toda su redondez y por cuanto malhechor se pueda reclutar en el mundo, necesitado hasta de buenas intenciones para su defensa, donde cualquier esfuerzo es bienvenido y necesario, hay quienes se dedican a declarar y a pelear guerras civiles.


Con tanto enemigo suelto, con blancos de dianas variadas, ajustadas para cada tipo de arma, desde las elementales hasta las más poderosas, las de destrucción masiva: la palabra, la doctrina, la teoría, la crítica, o su conjunto, demoledor de verdad.  Con tanto mogote que oculta todo bicho de uña amenazante, a tiro de cauchera, a tiro de brazo piedrero, buscamos hasta encontrar (nada difícil) con quien guerrear dentro de la burbuja sitiada.  Y hablo de guerrear, de hostilizar, sin dar cuartel, de destruir radicalmente con las armas que tendrían que estar apuntadas al enemigo.  No hablo de, con propiedad, criterio y fidelidad, como propuesta de diálogo, criticar, insinuar, cuidar los extremos teóricos del proceso, sus fronteras admisibles, recordar en qué se está y, sobre todo, en qué no cuando la desviación se hace presente. 

Como contrapartida, en una lucha que se inició plena de palabra y en torno a esta ha transcurrido, que va tras un orden socialista que construye su camino sobre rescoldos, historia, realidades, utopías, sin modelo cierto de identificación, en búsqueda de las claves que permitan arribar a la meta sin morir en el intento, luchando contra la fase más perfecta del capital y su imperialismo, la palabra debe seguir siendo la guía esencial, y cerrar el afluente de la crítica lo cobrará caro la historia.  La crítica, como expresión encumbrada de la palabra, quiero recalcar; la que  debe indefectiblemente generar discusión, someterse a la dialéctica omnipresente en el camino que transitamos.

Una de las mejoras más útiles que ha introducido los forjadores de aporrea en su portal, es la posibilidad de disponer con facilidad de todos los artículos de sus colaboradores, lo que se debe agradecer debidamente.  Con ello, hay menor esfuerzo en constatar si el desliz de hoy es eso, un resbalón ocasional, o un comportamiento sistemático; si la crítica expresada hoy es de un conjunto de aportes paralelo al proceso político, o si se trata de un morral de críticas de donde se van sacando aleatoriamente.  Y, desde luego, permite evaluar el conjunto, su cualidad, su sentido común, su aporte doctrinario.  En algún momento de mi participación en este portal, dije que sería ideal que existiese una especie de receptoría de ideas expresadas en los medios virtuales, espacio de discusión real entre los “intelectuales” emisores, generalmente alejados del “poder”, y los “funcionarios” ejecutores de las políticas públicas, con compromiso de que la síntesis tenga capacidad para modificar comportamientos. 

Pero la evolución tecnológica de aporrea también nos permite saber si el reguero de bilis que dejó un artículo es una afección pasajera, o si se trata de una enfermedad crónica propia de francotirador de las guerras civiles; si la explicación del ataque artero a quienes tienen o han tenido protagonismo en el proceso hay que ir a buscarla en libros de psicoanálisis, en lo que le sucedió cuando niño o en artimañas rastreras para amasar el ego y brillar con luz ajena, tomar venganza para satisfacer insondables complejos atávicos.

Pero es tan admirable la Democracia que nos envuelve.  Si de no ejercerla se tratara, si cerrar el grifo de la crítica fuese objetivo, no habría GloboVisión y sus parientes cercanas, tampoco hubiese ataques arteros, sobre todo cuando salen de la burbuja de la Revolución y se convierten en arma de los sitiadores, prueba de que los combatientes de las guerras civiles pertenecen a la otra dimensión.
 
Pero es tan admirable la Democracia que nos envuelve.  Si de ejercerla se tratara, si mantener dinámico el Proceso fuese prioridad existencial, nadie hubiese osado tocar al Grano de Maíz ni a La Hojilla, para colocar dos ejemplos magistrales.  Ergo, no son sólo los ruines biliosos quienes están declarando y peleando guerras civiles. 

















Enlace de este artículo en aporrea.org: