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viernes, 7 de junio de 2013

Las guerras civiles


En este experimento de Revolución, burbuja sitiada por toda su redondez y por cuanto malhechor se pueda reclutar en el mundo, necesitado hasta de buenas intenciones para su defensa, donde cualquier esfuerzo es bienvenido y necesario, hay quienes se dedican a declarar y a pelear guerras civiles.


Con tanto enemigo suelto, con blancos de dianas variadas, ajustadas para cada tipo de arma, desde las elementales hasta las más poderosas, las de destrucción masiva: la palabra, la doctrina, la teoría, la crítica, o su conjunto, demoledor de verdad.  Con tanto mogote que oculta todo bicho de uña amenazante, a tiro de cauchera, a tiro de brazo piedrero, buscamos hasta encontrar (nada difícil) con quien guerrear dentro de la burbuja sitiada.  Y hablo de guerrear, de hostilizar, sin dar cuartel, de destruir radicalmente con las armas que tendrían que estar apuntadas al enemigo.  No hablo de, con propiedad, criterio y fidelidad, como propuesta de diálogo, criticar, insinuar, cuidar los extremos teóricos del proceso, sus fronteras admisibles, recordar en qué se está y, sobre todo, en qué no cuando la desviación se hace presente. 

Como contrapartida, en una lucha que se inició plena de palabra y en torno a esta ha transcurrido, que va tras un orden socialista que construye su camino sobre rescoldos, historia, realidades, utopías, sin modelo cierto de identificación, en búsqueda de las claves que permitan arribar a la meta sin morir en el intento, luchando contra la fase más perfecta del capital y su imperialismo, la palabra debe seguir siendo la guía esencial, y cerrar el afluente de la crítica lo cobrará caro la historia.  La crítica, como expresión encumbrada de la palabra, quiero recalcar; la que  debe indefectiblemente generar discusión, someterse a la dialéctica omnipresente en el camino que transitamos.

Una de las mejoras más útiles que ha introducido los forjadores de aporrea en su portal, es la posibilidad de disponer con facilidad de todos los artículos de sus colaboradores, lo que se debe agradecer debidamente.  Con ello, hay menor esfuerzo en constatar si el desliz de hoy es eso, un resbalón ocasional, o un comportamiento sistemático; si la crítica expresada hoy es de un conjunto de aportes paralelo al proceso político, o si se trata de un morral de críticas de donde se van sacando aleatoriamente.  Y, desde luego, permite evaluar el conjunto, su cualidad, su sentido común, su aporte doctrinario.  En algún momento de mi participación en este portal, dije que sería ideal que existiese una especie de receptoría de ideas expresadas en los medios virtuales, espacio de discusión real entre los “intelectuales” emisores, generalmente alejados del “poder”, y los “funcionarios” ejecutores de las políticas públicas, con compromiso de que la síntesis tenga capacidad para modificar comportamientos. 

Pero la evolución tecnológica de aporrea también nos permite saber si el reguero de bilis que dejó un artículo es una afección pasajera, o si se trata de una enfermedad crónica propia de francotirador de las guerras civiles; si la explicación del ataque artero a quienes tienen o han tenido protagonismo en el proceso hay que ir a buscarla en libros de psicoanálisis, en lo que le sucedió cuando niño o en artimañas rastreras para amasar el ego y brillar con luz ajena, tomar venganza para satisfacer insondables complejos atávicos.

Pero es tan admirable la Democracia que nos envuelve.  Si de no ejercerla se tratara, si cerrar el grifo de la crítica fuese objetivo, no habría GloboVisión y sus parientes cercanas, tampoco hubiese ataques arteros, sobre todo cuando salen de la burbuja de la Revolución y se convierten en arma de los sitiadores, prueba de que los combatientes de las guerras civiles pertenecen a la otra dimensión.
 
Pero es tan admirable la Democracia que nos envuelve.  Si de ejercerla se tratara, si mantener dinámico el Proceso fuese prioridad existencial, nadie hubiese osado tocar al Grano de Maíz ni a La Hojilla, para colocar dos ejemplos magistrales.  Ergo, no son sólo los ruines biliosos quienes están declarando y peleando guerras civiles. 

















Enlace de este artículo en aporrea.org:






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