Media hora a 15 metros de una guarimba pacífica
Me tocó esperar a alguien casi media hora cerca (15 m) de los héroes de la patria que suelen cerrar en el Puente de La Pedregosa... y como no había policías a la vista, estaban de lo mejor portados, pacíficos. Les cuento que la espera fue divertida:
Varios potenciales tirapiedras, jugaban chapita en la avenida.
Por donde estaba estacionado, pasaban relevos, de civil, uniformados de opositores o de terroristas (con "cañones" para morteros, encapuchados unos a cara descubierta otros). También gente "bien vestida y comida" que permanecían un rato, seguramente para llevarles ánimo y solidaridad... no puedo asegurar que también les llevaban otra cosa (dinero, por ejemplo) porque me mantuve de bajo perfil y a la distancia indicada.
A quien esperaba presenció algo que es una constante en las guarimbas merideñas: una señora fina y distinguida, con un topergüer lleno de comida sustanciosa, para alimentar a sus héroes.
Pero lo mejor de todo, la chachara que tuve con un vigilante de una empresa cercana:
Me informó que ayer habían permitido el paso a eso de las 6:00. Se mostró muy preocupado porque el número de guarimberos venía disminuyendo y era necesario que todo el país se incorporase, porque si no nos iban a clavar la constituyente... se acababa entonces la propiedad privada, no habría sino propiedad social...
Para asegurarme que no estaba defendiendo sólo deseos, le pregunté sobre sus bienes...
Tenía un automóvil, y me señaló un carrito como de los ochenta, de regular vista. Y tuvo una cheroqui, pero se le dañó en un pueblo del Sur, donde había comprado una finquita, que tenía abandonada, porque el sueldo de la jubilación no le alcanzaba y debió buscar el trabajo que ejercía, que ya lo tenía hastiado. ¡Ah! también tenía la pensión del SSO, que le salió hace poco, cuando cumplió 60 años... y la ayuda de un hijo que le enviaba dinero.
No, no era merideño, sino de Caracas. Llegó hace 20 años por razones de trabajo, después de haber estado en varias ciudades del país. Llegó como jefe del cuerpo policial que antes se llamaba disip (fue la única información que pongo en duda, por esos prejuicios de uno de reconocer a los jefes de algo a vista de ojos), pero la jubilación no le alcanzaba porque vivía en un apartamento y subió el condominio, subió, subió todo.
Igual que lo que me sucede, tiene un hijo de 10 años que estudia en el colegio católico más caro de Mérida, a quien no ha podido llevar a clase en los últimos 2 meses...
La conversa se extendía, pero llegó quien esperaba y me despedí con un apretón de manos. Ahora, frente a mi compu, pienso en la alienación, en la ausencia de conciencia de clase, en la identificación con los valores de una clase a la que no tiene acceso pero que le cede migajas, a la desinformación. Ese es el pueblo con que la revolución tiene que lidiar, que no alcanzó a entender el mensaje de Chávez y estará de ese lado de la historia, así le corresponda este.
Las fotos son de referencia, como declaran las publicaciones serias, porque miiiiiki que sacó la foteadora en una guarimba, soy gocho, pero no gooooocho. Pero tienen que ver, son de hace unos días, en la multitudinaria guarimba de Los Próceres, a la altura de Materiales Los Andes.
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