ESTE (Y NO EL CHIMBO) ES EL MUNICIPIO LIBERTADOR DONDE VIVIMOS
Quince parroquias conforman el municipio Libertador del
estado Mérida, el tercero más extenso del estado (1.134 k2) y el de mayor
población (INE 2011: 330.389 h; población electoral CNE 2013: 168.040. En adelante los datos de población se darán
con la población electoral, por considerarla más relevante para los propósitos
de estos escritos. Al final de la serie presentaré un anexo estadístico y mapas).
El flanco Sur del mapa del municipio (con una semejanza aproximada
al mapa de Colombia) está integrado por dos parroquias, El Morro y Los Nevados,
que ocupan más del 50% de su superficie (56,96%). Estas parroquias, cuya capital no es Mérida,
como las otras, sino los poblados de El Morro y Los Nevados, también son las
menos pobladas: 1.390 y 614 votantes, respectivamente, 1,09% de la población
electoral total.
Detenemos el aporte de datos, para poner en entredicho una
de las falacias de los análisis tradicionales.
No se habla de “vocación agrícola” del municipio y se suele desestimar completamente
la población campesina, “estadísticamente despreciable”. Pues bien, con el porcentaje de “campesinos”,
que no de población rural, del municipio (cerca del 2% de la población) países como
Bélgica sostienen su inmensa producción agrícola. Las dos parroquias consideradas son
eminentemente agrícolas, condición que comparten, en menor medida, Gonzalo
Picón Febres, Milla, Arias, Jacinto Plaza y Lasso de la Vega.
Históricamente fueron los graneros de Mérida, y en la
actualidad, a pesar del desarrollo desigual que afecta a la actividad agrícola, aún sostienen una producción no desestimable, dinamizada
con algunas acciones de la Misión Agro Venezuela . En algunas áreas notamos un manejo inadecuado
del suelo, lo que está provocando erosión por gravedad y otras perjuicios
ambientales, como contaminación de las aguas. El pasado agrícola del municipio,
predominante hasta los años sesenta, conformó una “cultura campesina” que sigue
teniendo gran presencia en la actualidad y que constituye una parte
preponderante en el patrimonio cultural del municipio.
De estas realidades se desprenden elementos de política
socialista no aplicados (desmantelamiento del “latifundio”, porque existe), y de planificación no considerados, que pueden alcanzar hasta
para ayudar a socavar la concepción burguesa de turismo dominante.
Las parroquias preponderantemente urbanas, Sagrario, El
Llano, Antonio Spinetti Dini, Mariano Picón Salas, Caracciolo Parra y Juan
Rodríguez Suárez ocupan la terraza de Mérida y la Otra Banda del río
Albarregas. Hasta los años cincuenta del
siglo XX, la terraza central era la única “urbanizada”, pero conservaba
extensas zonas agrícolas; la Otra Banda, eminentemente agrícola hasta los años
citados, fue la primera en ser objeto de la expansión urbana a partir de los
años sesenta. Milla y Arias comparten
las zonas descritas, pero su extensión desborda terraza y Otra Banda; Lasso de
la Vega comparte parte de la Otra Banda, pero su mayor superficie corresponde al
valle de la quebrada La Pedregosa.
Los asentamientos de la terraza central y la Otra Banda, son
los privilegiados en todo sentido, y es donde se asienta la mayoría de la
“clase alta” y de la llamada “clase media merideña”, grupo social muy mal
tratado en el análisis social del municipio.
Nadie puede negar que son los de más alta densidad de población, pero en
anteriores escritos he ayudado a desmontar la falacia del agotamiento de
tierras urbanizables en estas áreas, y lo que el “engorde de terrenos”
debe significar para la administración municipal y regional.
Las parroquias fuera de la Otra Banda y de la terraza
central son Gonzalo Picón Febres (valle y cuenca del río Mucujún), Jacinto
Plaza (valle del río Chama, compartido con parte de Arias) y Osuna Rodríguez
(valle de Los Curos), son asiento de sectores de población mayoritariamente
popular.
Si la división por clases del municipio correspondiera a la
división parroquial citada, todo sería muy fácil; pero, como en todo nuestro
país, no hay urbanización sin barrio vecino, y hasta en las parroquias más
“aristocráticas” hay enclaves populares importantes e, incluso, islotes de
miseria. Además, la “ideología merideña”
ha sido reiterativa en la promoción de la “clase media” como objetivo social y
a los pertenecientes a sectores medios de la sociedad como modelo de
identificación de los sectores populares.
Ante esta arremetida ideológica y la aguda y progresiva terciarización de
la economía, la ilusión de la “clase media” ha permeado a los sectores
populares que se autocalifican como pertenecientes a tal sector de la sociedad.
Pero busquen en esta realidad geo-social merideña la
preponderancia numérica de las “clases alta y media” sobre los sectores
populares. Ni con datos del INE, ni con
estudios sectoriales, ni con investigaciones recientes. No pasa de ser una afirmación falaz. Nada nos indica que Mérida no se ajuste a los índices nacionales de desempleo, pobreza crítica, pobreza, pensionados, remunerados con salario mínimo... y que aún, a esta altura del partido, los "sectores populares" continúan siendo mayoría. Lo que si debe quedar en claro es el fortalecimiento cuantitativo nunca viso antes de la "clase media" que se ha operado en los casi tres lustros de gobierno chavista, y el aumento de la seguridad de que no sufrirá el descalabro que le suele sobrevenir cuando los gobiernos neoliberales se afianzan y comienzan a aplicar su política económica sin tapujos ni tapizas.
A estas alturas del escrito debió surgir como inquietud de
los lectores el entrecomillado de los conceptos aplicados a los grupos sociales, y es que no escapamos a la dificultad de hacer un análisis de clases a la sociedad contemporánea. Sabemos que las clases nacen de la producción y la pertenencia a una u otra, depende de su posición frente a la propiedad de los medios de producción, pero la revolución tecnológica condujo a la terciarización de la economía e introdujo drásticos cambios en la estructura laboral, en las formas tradicionales del trabajo, así como en las formas corporativas de propiedad. Los "sectores medios" aumentaron en proporción y, sometidos a más perfectos mecanismos de alienación, son cada vez más proclives a su identificación con los intereses de la oligarquia. Esta es otra historia, que quizá tocaremos en la próxima entrega, pues esta ya está más larga
que real y medio de tripa en Yegüines.
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