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domingo, 1 de mayo de 2016


 

Primero de mayo de 2016... con la historia a las costillas

 

Vuelvo de la marcha que recorrió calles de Mérida, comienzo a seleccionar las fotos que publicaré en las redes sociales, y en la tarea, la incertidumbre vuelve a abrirse paso en mi cerebro de historiador… y  surgió este escrito breve que no puedo evitar, coherente con lo que cada día expreso al observar la levedad del pensamiento revolucionario que acompaña a quienes nos dirigen.

Sin ambages pregunto si será el último primero de mayo del intento de construir una sociedad socialista, para vivir el próximo como un combate más de la protesta inútil contra el retroceso de la historia que nos amenaza.  Con esta correlación de fuerzas, el eje de funcionamiento de la clase obrera, la LOTTT, se volvió una ventana de vidrio en medio de trifulca a piedras; y sin la LOTTT, queda abierto el resbaladero hacia la explotación y la discriminación que pareció superarse definitivamente.  

¿Entendió la clase obrera venezolana su papel en la revolución que preconizaba Chávez?  ¿Superó el reivindicacionismo y le entró de frente a la participación?  ¿Están los trabajadores de las empresas de referencia de la clase obrera en la vanguardia del intento de creación del modelo de socialismo que encaminó Chávez? ¿O sólo gozan de mejores salarios y beneficios en empresas productivamente venidas a menos y a cargo de la renta petrolera para sobrevivir?  ¿Surgió de los trabajadores una burocracia sindical pérfida como la paradoja de su existencia?  ¿Y los trabajadores del terciario, crearon la capacidad necesaria para prescindir de la capa gerencial soberbia que se adueñó de las empresas?  ¿Y los de las empresas privadas?...  La respuesta a esas preguntas nos llevarían a aclarar si los avances legales que promovió Chávez fue más el pago de la deuda histórica infamante, sin la lucha necesaria por parte de los trabajadores para merecerlos y para mantenerlos como derechos adquiridos.

¿El adoctrinamiento revolucionario nos convirtió en seres con la claridad de saber que cuando el hambre amenaza la solución es la guerra a muerte contra quien la provoca y no delegar esa actitud necesaria en nadie?  ¿Cómo llegamos a permitir que un proceso que resistió los intentos más feroces de vencerlo, fuese puesto en jaque por el hambre programada y formas crueles de distribución?  Lejos estamos de las características del “período especial” que resistió con integridad la revolución cubana; que si estuviésemos cerca de las carencias que a los cubanos les tocó sufrir, estuviésemos bajo la tiranía del fascismo apoyada en la ocupación militar extranjera.  

En fin, deteniendo las divagaciones de nunca acabar y volviendo a la marcha de hoy, afirmo que no expresó las consignas básicas de la clase obrera en este momento histórico (un cartelito perdido clamó por la defensa de la LOTTT), lo que puede significar que se ignoran, que se trataba más de un compromiso laboral, pasivo o espontáneo, pero compromiso al fin.  No en demasía, como obliga el tiempo que nos toca vivir, pero estuvo nutrida y estaban muchos de los que son.  Nos encontramos viejos camaradas, bastantes amantes de Chávez que llevan el desespero en el corazón, demasiados funcionarios y tal cual burócrata de oficio.  Buena parte de quienes asistimos, ocupamos trincheras endebles en la lucha contra la arremetida del fascismo, porque la línea de trincheras de referencia, las construidas por el pueblo chavistas, están ocupadas por funcionarios que en algún momento se encandilaron con el poder y asumieron la ceguera resultante como forma de conducir el proceso.

Concluyo afirmando que nos queda poco tiempo, a no ser que haya un Plan Y –que  bienvenido sería, y que reclamemos con entereza el derecho de expresar nuestra disconformidad, pero sin cejar y tratando de ocupar o construir espacios inaccesibles para el fascismo que nos declaró la guerra, la guerra en la más amplia acepción de este desgraciado fonema.

 










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ENLACE de este escrito La Colmena:

en http://pedrogrima.blogspot.com/2016/05/


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