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En QUINCALLERÍA: Venezuela, la culpante. - En LITERADURA: ¡Ahí viene la cuchilla! - En HISTORIA VIVA: Programa de estímulo a la investigación histórica
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martes, 30 de abril de 2013




De la esfera de la autocrítica y la crítica al Gobierno,
a la del análisis de las tácticas del enemigo


Quedamos (con los escasos lectores que tuvo mi anterior artículo (http://www.aporrea.org/actualidad/a164713.html), porque, quizá, el título no vendió) en que desde mi posición de intelectual, autocritico o critico partiendo en plan de igualdad con quienes diseñan políticas que yo responsabilizo de haber afectado el caudal de votos, para inmediatamente demostrar que yo me las sé todas toditas, soy mejor político, superior dirigente y estratega, muy por encima de los dirigentes del partido, los ministros y, desde luego, de Maduro. ¡Soy lo máximo!  Si pudiera decidir, si fuese asesor, si en mis manos estuviera… no hubiese pasado eso y si mi abuelita tuviese ruedas fuese bicicleta.  Bueno, en eso no quedamos, la mejor parte la estoy aportando ahora.


Pero sobre todo quedamos en que la pasada fue la mejor campaña concebida por la oposición, considerándola “mejor” sólo por haber logrado el objetivo de sacar más votos y casi desbancar al Gobierno Revolucionario, y por asentar sobre estos resultados una estrategia golpista que no les está resultando como estaba diseñada por el Imperio, pues el horripilante arácnido perdió varias de su octeto de patas antes de comenzar a caminar.

Paralelo al desarrollo de las patadas de ahogado (léase mantener vivo un golpe ya interno en una UCI) de Coproles y sus adláteres, la campaña electoral sigue como si las elecciones no hubiesen sucedido, y sus efectos golpeando sectores sensibles de la sociedad.  Paradoja de por medio, mientras un sector de los “tierrudos” que votaron por Coproles entona un mea culpa con sonoros golpes de pecho por haber apoyado a ese loco de amarrar, irresponsable, violento y pendenciero, que como no ganó quiere arrebatar, otros mantendrían su voto y los hay que lo cambiarían a su favor.

Es esta campaña que continua viva la que hay que desarmar para detener definitivamente sus erosivos efectos.  De los elementos que consideraremos hay unos de nuevo diseño, aislados de las debilidades del Gobierno Bolivariano, o no dependientes directamente de los errores de conducción, fenómenos estos privilegiados por la mayoría del análisis desde la izquierda.  Y miren que esos elementos pesaron.  Otros componentes de la exitosa campaña opositora fueron los trazados a partir de situaciones que la misma oposición provocó, recayendo en el gobierno la responsabilidad de no haber podido evitarlos o revertirlos antes de que el efecto esperado por los opositores fuese exitoso, como sucedió.  Hay elementos directamente atribuibles a medidas económicas gubernamentales, cuyos efectos negativos, por las circunstancias sobrevenidas, no tuvieron tiempo de dispersarse y revertirse, es decir, no alcanzaron a provocar los efectos beneficiosos que los ejecutores esperaban en un plazo mayor que nunca se tuvo.  Y por último, los efectos de los errores y omisiones que se vienen arrastrando y parecieran característicos al Gobierno revolucionario.  Hay más elementos, pero los colocamos en el bojote de si me queda tiempo y espacio.

En el esquema que Jesús Silva planteó en su último artículo (http://www.aporrea.org/actualidad/a164776.html) me referiré al grupo de electores de los sectores populares que traicionándose como clase, cedieron su voto a Coproles.  Y ahora, a pesar del esquema planteado pero conservando el objetivo de desarmar la campaña electoral opositora, comenzaré con un planteamiento resumen, pero prioritario en la anti campaña que se debe emprender.

Partamos, sin aún relacionarlo con la estrategia enemiga, que los votantes de sectores populares antes “chavistas”, trasvasados a Coproles, sufrieron un atroz engaño, es decir, “fueron engañados”, y a nadie le gusta quedar como tal.  Y es este el momento, de locura desatada al son de la pataleta del orate mayor, de emprender una campaña incisiva y profunda sobre el “engaño” de que fueron objeto.  Pintas, volantes, recursos técnicos aportados por el Sibci a los comunicadores de calle, radios y periódicos comunitarias, todos a una los revolucionarios probados en operación boca-oreja-cerebro, en fin, “empapar” los ambientes populares donde se perdieron votos, con consignas cortas: te engañaron, los burgueses te pusieron a votar por ellos, los comerciantes que te explotan te robaron también tu voto, si esperabas una vivienda ya habría sido reasignada a un escuálido probado, votaste por quienes quisieron destruir tu CDI, perdiste miserablemente tu voto, te hicieron votar por quienes provocaron las colas donde te ladillabas, te hicieron votar por quien “desapareció” la harina, los pollos, los huevos, el papel higiénico, la crema dental…  El Gobierno Bolivariano hizo un gran esfuerzo por protegerte, pero no daba abasto por la escasez provocada por los opositores; te hicieron votar contra tu conciencia, te hicieron votar contra tus intereses de pueblo, de ganar la oposición lo hubieses perdido todo.  Y así, ajustando los mensajes a las características e idiosincrasia de cada comunidad.

Por hoy es todo.  Parece, pero no me he perdido en la secuencia del artículo que, luego de ahondar en el aspecto tratado, seguiré con fidelidad.  Antes, los invito a leer en Historia para Fundamentar (http://www.frontinoso2.blogspot.com)el escrito “La vida de Maduro es la vida de la Patria… ¡ni un huequito en la seguridad!”, no enviado a este foro por eso del intenso tráfico a que está sometido, y mi aporte al descongestionamiento es seleccionar mejor lo que envío.  Me voy porque vine, como decimos en Yegüines.



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Dicen los decires

y yo me pliego a ello
que cada quien en vida
es el artesano de su propio cielo
Los hay de paz sedosa
de filigrana
barrocos
churriguerescos
ridículos
armoniosos
hasta enfebrecidos de música y neón
rutilantes y apagados
Los hay tan endebles
que sin destructurarse
se bambolean con el peso de las almas
¿De qué carezco
¿Qué temo
¿Qué me place en demasía
Las respuestas componen la materia prima de la fábrica de cielos
¡Sublime Torre de Babel
edificada con cielos
Y dicen los decires
que de esa hermosura emana
la imposibilidad de coincidir
después de haber abandonado
tierra sólida, cuerpo acariciable
planes, futuro y sueños
¿Alternativas
Muchas y en ellas me las juego
Mi cielo es alimentar un río
que arrastre mis cenizas hasta el delta
abonar un árbol gigantesco
o un junco humilde, por lo menos
así como tu cielo fue esparcirse
en esencias vaporosas
para alimentar doscientos años
el camino de los pueblos



(DIECISIETE)

lunes, 29 de abril de 2013



Mirar, oír, arriba, abajo

como todas las im-perfecciones del humano
espesadas integran el plasma del recuerdo
y todo conduce a desvanecerse
persuadido
de no haber arado en el mar
no haber sido estela de jet
ni rayo de sol en un desierto
Recuerdos con aroma de fragua todavía
trocados humeantes en cosas ciertas
para re-anudar el camino
que bordaste en granito de Guayana
Así estamos por aquí
Camarada Comandante
granizo
lluvia torrencial
borrasca del Norte
locura destrabada
calima pegajosa
tierra cundida de vida evaporada
torsos henchidos
tozudez de vivir
decisión de vencer
Camarada                  












(DIECISÉIS)




domingo, 28 de abril de 2013

La vida de Maduro es la vida de la Patria... ¡ni un huequito en la seguridad!


Como pocas veces en la historia ajena, la pervivencia de la Revolución Bolivariana está condicionada por la vida de un dirigente.  En este momento, Maduro es lo que garantiza la continuidad de la Revolución; eso lo sabemos nosotros y también lo conoce el enemigo, versado en hacer desaparecer físicamente a todos quienes signifiquen escollos importantes para su estrategia imperial.

Con el actual envalentonamiento de la oposición, que cumple con toda precisión las pautas marcadas por el Imperio, que sigue una síntesis perfecta de las últimas tácticas aplicadas con éxito contra gobiernos disidentes, nuevas elecciones serían fatales para la Revolución.  Por no haber superado formas de la democracia burguesa, elaboradas para perpetuar regímenes de esa naturaleza y en las que la Revolución Bolivariana se ha manejado con éxito pero bajo riesgo permanente, en este momento histórico de intensa arremetida, de comprensión y aprovechamiento de debilidades coyunturales, puede dejar de ser gobierno y quedar sometida a la revancha fascista que enterraría la revolución por tiempo prolongado.

La pretensión de Coproles de repetir las elecciones parece una convulsión de ahogado, pero es una directriz del Imperio.  Pero pensemos por un momento en la posibilidad negada de un complot en el TSJ, donde va a ir a parar la impugnación, y la decisión de repetir el proceso; pensemos en un momento en un “accidente” donde perdiera la vida el Presidente Maduro y la necesidad de nuevas elecciones… ¡nos llevaría el mismísimo satanás!  De ahí que la vida de Nicolás Maduro se convierta en sinónimo de permanencia de la Revolución.

En estas circunstancias, ni un huequito en la seguridad, ni la posibilidad de un resbalón en el baño.  A cuidarse, como Chávez.  La seguridad de nuestro Comandante siempre estuvo bien planteada y la continuidad de dejarla en manos de esos especialistas es lo correcto.  Pero, los jóvenes con los “maletines mágicos” se nos perdieron de vista durante la campaña; las rutas seguidas siempre fueron previsibles, y hubo exposición inútil en carreteras cuando condujo autobuses.  Ni hablar del espontaneo que invadió el presidio el día de la juramentación.  ¿Por qué no anunciar un viaje desde el destino?  ¿A quién le importa antes de llegar si va o no va a algún sitio?  Supongo que a los vehículos, aviones y helicópteros que utiliza para viajar no tiene acceso nadie, salvo los patria o muerte que los mantienen y vigilan.  En resumen, a cuidar la vida de Nicolás Maduro pues el magnicidio, que nunca ha sido solución política contra otros tipos de regímenes, en el caso concreto de la coyuntura actual de la Revolución Bolivariana, sería fatal.

Afiche intervenido (G.Patrias Mda)
Afiche intervenido (G.Patrias Mda)











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sábado, 27 de abril de 2013


También quiero meter la cuchara


¡Cuánta materia gris puesta al servicio de interpretar la historia del 2013 venezolano!  ¡Y lo que falta!  Con esta información privilegiada los historiadores que tengan que, en los próximos años, presentar ante la sociedad la elaboración histórica de este tiempo tormentoso, serán por lo menos suertudos.  En mi caso, me he limitado a la fácil tarea de analizar numeritos de las elecciones del 14-04, haciendo alguna relación directa con los generadores de las cifras (http://www.aporrea.org/poderpopular/a163993.html) artículo que no llegó a 500 lecturas.  De  esto tengo más, enfocando lo que me agrada, el nivel regional, pero queda para después; mientras, sólo unas afirmaciones pedestres y, si no me trago en esto el artículo, unos “yo creo que”.

Al observar los “negros nubarrones que se cernieron sobre el cielo de la Patria”, la primera reacción es “pudo ser peor” (de que pudo, pudo) y la segunda tratar de encontrar “culpables”  así sea buscándolos con microscopio.  Después, la lista detallada de los “errores” con su PVP, y por último, las sabias recomendaciones para que el futuro depare una realidad mejor…  todo en el más estricto cumplimiento de la recomendación de los grandes líderes revolucionarios mundiales (desde luego, Chávez de primero), en cumplimiento de la sacrosanta “autocrítica”.

La “autocrítica revolucionaria” siempre es “auto del otro”, salvo los extraños casos de la realizada como miembro y en nombre del colectivo que “mete la pata”, o del lobo solitario que confiesa remordido que se comió la oveja más querida del pastor.  Todas las demás, son “autocrítica del otro”.  Veamos: tomar el espíritu de cuerpo de una institución a la que de vainita pertenezco, en la que no milito de verda´e verda, o agitar mi voto (secreto) como la más sólida justificación de la “autocrítica” es como un, un, un… atrevimiento.  Autocrítica sería: yo, intelectual de izquierda o de pelaje semejante, dotado de atributos intelectuales mayores que la media gracias a la carga genética que heredé y a la oportunidad de formación que “la vida” le negó a otros, que escogí el análisis de la sociedad y de las actividades ajenas como proeza teórica con la cual le devuelvo a esa sociedad todos las ventajas, sobre todo la pertenencia (en oportunidades simple “alojamiento”) que me otorga… y hasta aquí la “auto”… desde aquí la “crítica”…  observando los hechos que tuvieron lugar con motivo de… considero que…

A leguas de estar regateándole importancia a la crítica, sus alrededores y las recomendaciones necesarias, ¡muy lejos!  La creo absolutamente necesaria y pertinente en el menor plazo, cuando la emito responsablemente y la conduzco hasta sus últimas consecuencias; cuando la retiro o la declaro superada ante nuevas argumentaciones, en una sistematización colectiva del tema en concreto que la origina.  Y organismo “revolucionario” que se niegue a recibir, procesar y aplicar las correcciones derivadas de la crítica, está pelando, pelando.

No llevaré agua al molino de la crítica y me mantendré sólo en la “responsabilidad” del enemigo en la pérdida de ese bojote de votos que, como dije en el artículo arriba citado, estuvieron ubicados en organizaciones concretas.

Fue la mejor campaña de todas las que ha realizado la oposición, afirmación que no resta un ápice al caos táctico-político y de funcionamiento, de este sector de la sociedad venezolana.  No se hicieron más inteligentes de la noche a la mañana, pues lo que la natura no da, elecciones no presta; tampoco se limaron las asperezas político-personales ni de clases de los partidos que integran la “unidad”; no hubo un “acuerdo” consistente, ni sacrificaron apetencias y revanchismo en función del futuro político. ¡Nada!

La campaña sorprendente fue como la continuación de una larga campaña, reinyectada de recursos, respaldos y asesores foráneos, del refuerzo de los espantaincautos y metemiedos propagados por medios con absoluta claridad del carácter de su participación.  Realizada en terreno más propicio por el abono del agravamiento de la crisis propiciada, y por los efectos inmediatos de medidas económicas gubernamentales que no tuvieron tiempo de dispersarse y revertirse.  Todo, en el marco de una insuficiente formación doctrinaria de sectores, absolutamente expuestos a un torbellino de vivencias y bombardeo mediático.

Y ubicada la “responsabilidad” de la “hecatombe electoral”, expondré lo que “yo creo que” deba hacerse para desarmar en sus componentes esa magnífica campaña opositora, para que no vuelva a hacer mella en el pueblo.  Lo expondré en el próximo, y me voy porque vine. (270413/04:40)



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Abriste la caja de los abalorios y las metras
Comandante






la que me corresponde, a mi esencia; de común, ayunante y cicatero
regateador de emociones y encubre vida
espinoso y mal hablado; cuando se me antoja, diletante
¿Hasta dónde he de ir
sin las bisagras atornilladas a los sentimientos
¿Hasta dónde he de ir
con tanto que historiar
en la búsqueda del tiempo ganado
en tu segado existir
cuando más había necesidad de tu presencia
Quizá deba detenerme 
por recrear sin pretenderlo
más de seis decenios
de mojar mi pan en fuentes pródigas de sueños, utopías
amores, evocaciones
des-encantos y des-amores, desde luego
y recuerdos con sus olvidos
de re-mojar mi pan en eso que por ahí mientan poesía




(QUINCE)



viernes, 26 de abril de 2013

Pizpireta


la dejaste, Camarada
vivaz, resuelta, deseada
por todos los órganos de acariciar
y los órdenes de poseer
silvestres, iracundos, borbotantes
acorazonados
Con una Historia así
siempre se va más allá del con-fin
briosa
caracolea con un leve toque en los ijares
torrentosa
sin meandros, sin remansos
recreada por ti, nada más ni nada menos
Y la encontraste enmohecida
con pátina de tiempo inerte
pústulas de fluido rancio
sin reflejos ni sones, sin las glorias
cercada por oficiantes despreciados
más allá de la parvedad de sub-yugarla
Así sumida estaba
cubierta de epitafios y últimas palabras
hasta la cerviz sepultada
sin valor de uso, pero sí de cambio
Aquí tienes tu real y medio de historia, compañero
hay más y está barata
que soy el administrador de la cantera
el poseedor de la llave del Sancta sanctorum
el descifrador de códices, petroglifos y necesidades
el más-mejor de toda la comarca
Úsela sin temor a que caduque
y palpe
cómo se des-moron-a, caballero de corcel de carrera-s claveteado
sin traer a homenaje las damas, las del rincón
las últimas aceptadas, no podía ser menos
por eso de las bondades de su género
de iguales proezas, o quizá
Coman-Dante
ese acierto de trasmutar el Partenón en un bohío
y Versalles en un galpón de esclavos
para dejarla hecha arma-dura
hecha lanza
o simplemente Historia Nuestra
como tiene que ser
y lo será




(CATORCE)



jueves, 25 de abril de 2013



Hube de (ob)tener (tu)ayuda



para arribar al tiempo de los huracanes
de los ramalazos
donde habitaré sin continuidad
Lo tuve siempre en lontananza o más allá
prueba de la redondez del planeta que circundo
donde asoma la mentira alabastrina
y carga contra ti la verdad oscurecida
¡Todos exultantes, satisfechos
salta la liebre, rueda la ruleta
se consume el fuego
giraluna
cocea el semoviente
Endeble el paraíso construido con neuronas
desteñidas por el miedo
todos los más allá de ungidos infecundos
y por eso hay que optar por quedarse
como tú
canción palpable
ubicuidad grandilocuente
pueblo elemental
indagador
audaz, valiente




(TRECE)

miércoles, 24 de abril de 2013

Otro mes ha pasado, e Historia para Fundamentar cumple hoy cinco en la Web.  El esfuerzo sigue siendo sistemático y lo enfrentamos con entusiasmo, como continuaremos haciéndolo.  En este transcurrir ha encontrado amigos que lo visitan con frecuencia, que lo aprecian y le desean continuidad. ¡Gracias de corazón!

La historia reciente de nuestra Patria le dio un vuelco al blog, empujándolo más hacia la militancia activa, lo que lo ha perfeccionado como instrumento para difundir Historia.  Nos congratulamos por ello y no abandonaremos esa dirección, al igual que atenderemos los propósitos iniciales. ¡Salud camaradas!

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lunes, 22 de abril de 2013














Hoy te cuento

que antes de ti, otro
y fue como rayo que me hendió la frente
tan de improviso
Ahora,
Alguien más se irá, sin perturbación, sereno
recíbelo Co-mandante
ya penetró su fe de roca y hiedra
caminará en derechura, vivaz, desenfadado
Y yo, con poco más de tres lunas de sobre vida
ya se me ahonda la oquedad de los suspiros
hasta el propio centro de la supervivencia
¡Ayayay!  ¿Qué se res-quebraja en mi interior?
¿Gritaré como Job
mi aliento se ha agotado, se apagaron mis días
sólo me queda el cementerio?
¿Plañiré con Jeremías
ha cesado la alegría de nuestro corazón
se ha trocado en duelo nuestra danza?
Pero ¿ante quién? ¿ante qué espantajo?
En este amargor multiplicado
escojo recrearme en la frialdad impenetrable
y quedar convencido de la amistad entrelazada
y que a pesar de haberse ya resuelto las dimensiones
de la vida y sus orillas, la muerte y sus vecindades
esa sabiduría acumulada letra a letra, vida a vida
será compartida como calostro, como maná
y la nada parirá retozos




(DOCE)




domingo, 21 de abril de 2013





Coleccionistas de "seguidores" en tuiter


No se trata de una crítica (en todo caso sería una autocrítica porque me considero incurso en ello), sino de una reflexión.  Y me referiré sólo a nosotros, los mortales, y no a los "divos", a los verdaderos dirigentes, a agencias de noticias… que no buscan, sino que, por muestras de simpatía o necesidad de información, les llueven seguidores y no están en la obligación de retribuir nada.

La caza de seguidores puede convertirse en obsesión, más cuando lo hacemos convencidos de que somos combatientes virtuales en una batalla que, efectivamente, se está produciendo.  Un tuiter enviado se multiplica exponencialmente, imponiéndolo en la red; esto es más claro en el caso de las "etiquetas", que pasan a una estadística que refleja dominio sobre la red.

Eso, más el aluvión de información que recibo, constituye las ventajas de tener muchos seguidores y seguir a otros muchos, pero los efectos pasan a convertirse en lotería, pues sólo me es permitido leer o atender debidamente a unos pocos mensajes.  Los miles restantes desfilan con tanta velocidad en mi pantalla, que sólo cazo los que quedan visibles entre bajadas y los mensajes directos.  También tengo el recurso de entrar en la cuenta de determinada persona, para leer lo que tuiteó, o a recopilaciones de etiquetas para ver que se ha dicho.

Para invitación a expulsar de la red a farsantes, roba identidades, infiltrados, ... es eficaz el número de seguidores, pero la velocidad de la secuencia de la información también lo limita.  Para estos menesteres es bueno tener claves concretas y no poner en evidencia que uno va tras alguien, pues puede haber represalias y salir el tiro por la culata.

Hasta aquí la reflexión, y si alguien pudiese agregar o precisar algo, me gustaría lo hiciese abajo, en el lugar de "comentarios".  Pero antes de irme voy a aprovechar para solicitar la aplicación de elementales normas políticas y hasta de cortesía y respeto:

* Por favor, pocos están interesados en lo que tuitean los enemigos de la Revolución, y por esto, por favor, no hagan RT a sus mensajes.  Puedes tener todos los seguidores escuálidos que quieras, pero no hagas gala de ello.

* Hay que darle RT con todas las ganas a las noticias importantes, sobre todo las que aún no han salido en los medios porque acaban de ocurrir.  Es la única manera de que muchos se enteren y tomen medidas fuera de la red.

* Si prometes que quien te siga lo sigues, cumple con esa promesa y no te hagas el vivo.

* Si tienes vocación de "divo" y el desequilibrio entre tus seguidores y quienes sigues es desproporcionado, no continues solicitando que te sigan con promesas de seguimiento, pues parece un truco barato.

Salu2 y 3


.
TUITERS NECESARIOS




sábado, 20 de abril de 2013

(Historia para Fundamentar - Artículo)





DISEÑO DE ESTUDIO DE LA HISTORIA DE LA PROPIEDAD TERRITORIAL
EN VENEZUELA


6.  (Vaya al "Resumen 2012 de Historia para Fundamentar", pestaña "Asesoría, etc.",  para ubicar en el blog  las entregas anteriores de este ensayo)


 El siglo XIX fue el decisivo para la transformación radical del sistema de tenencia de la tierra, hacia uno caracterizado por el predominio de un tipo de propiedad que sustentó la oligarquía agraria, clase hegemónica de la sociedad venezolana hasta bien entrado el siglo XX.  Quiere decir que sin un conocimiento de la historia del siglo XIX, es imposible seguirle los pasos a la evolución de la propiedad territorial hasta la constitución de un solo tipo de propiedad, la Gran Propiedad, en detrimento de todas las que históricamente existieron… y resulta que el siglo XIX es el peor estudiado, el más mal-tratado de toda la historiografía venezolana.
Pretender estudiar y comprender el XIX venezolano a partir de la historiografía positivista, es una pérdida de tiempo, y hay poco aparte de ella.  Los positivistas fueron imprescindibles en la conformación de los Estados liberales-oligarcas, y aparte de sustentar como filosofía política la modalidad de liberalismo dada históricamente, lo que resuelve la paradoja liberal-oligarca, usaron la historia como arma para desmantelar los obstáculos históricos que impedían la implantación definitiva del capitalismo, resumidos en el llamado “caudillismo”.  Así, toda la historiografía positivista lejos de estudiar el período, se limita a desprestigiar con todos los epítetos inimaginables, al caudillismo; su propósito era execrarlo, destruirlo, convertirlo en la “maldad” antagónica a la “bondad” que instituían, acusarlo de todos los males existentes y, sobre sus cenizas, crear la nueva legalidad.  Bueno, realmente, más que crear, justificar una legalidad represiva, que anteponía el orden a la obtención del progreso.
Para comprender mejor la manera como la historiografía positivista trató al caudillismo, traemos otro caso de la utilización de la historia como arma, sucedido durante nuestro ciclo vital y que enunciamos de manera semejante:  Pretender estudiar y comprender el “populismo” a partir de la historiografía neoliberal, es una pérdida de tiempo, y hay poco aparte de ella.  Los intelectuales neoliberales fueron (siguen siendo) imprescindibles para destruir teóricamente todas las formaciones históricas que obraban como obstáculo para la implantación hegemónica del neoliberalismo que, en el caso latinoamericano, no eran de origen socialista, sino populista.  La arremetida pues, no fue contra el socialismo que los enfrentaría y está enfrentando como alternativa, sino contra el populismo, y fue de tal manera intensa, que lograron crear la más grande confusión alrededor de esta categoría, desconcierto que no se había visto en la historia.  Hoy en día pocos saben a ciencia cierta qué es populismo; pocos lo tratan como la única oportunidad histórica de desarrollo capitalista autónomo de algunos países de América Latina, en un período perfectamente acotado de su historia, con unas expresiones políticas e ideológicas muy particulares, propias del marco de crisis del capitalismo donde se desarrolló.
Hasta tal límite llegó la descalificación imbuida en el término, que a un presidente o alto funcionario latinoamericano le decían ladrón, corrupto, asesino, genocida… y sonreía falazmente; pero le decían populista, y se desfiguraba y temblando aclaraba, “no, no, yo no soy populista”.  Ni en estos momentos de Revolución se ha tomado conciencia del significado del populismo para América Latina, se sigue utilizando la categoría incorrectamente y se acepta como término de descalificación de políticas sociales dirigidas hacia el pueblo, su empoderamiento y participación política.
Desde luego que sólo planteamos como ejemplo a ambos usos de la historia; un análisis mayor no se hará aquí para no desviar los objetivos del ensayo.  En cuanto al caudillismo y la interpretación interesada de los positivistas (tanto los de la época de consolidación del Estado liberal-oligarca como sus seguidores ahistóricos), debemos decir que jamás vieron la coherencia perfecta entre la regionalización, la realidad económica pre-capitalista y la manifestación política caudillista; era fácil de resolver, pero los intereses de los positivistas apuntaban a otro blanco: la consolidación de un Estado que aceptara la incorporación del país al capitalismo mundial, bajo el condicionamiento de ejercer un papel determinado en la división internacional del trabajo, la producción y exportación de alimentos y materias primas y la importación de bienes manufacturados, capitales e inmigrantes.  Este afianzamiento del Estado no se daría en Venezuela durante el siglo XIX, pero los intentos de lograrlo fueron permanentes.

Cuando "caudillismo" y "populismo" se sacan de su contexto, área y temporalidad, pierden la calidad de "categoría" y pasan a ser fonemas más del idioma, con el significado que se les atribuye.  Pretender extrapolarlos a ámbitos históricos recientes, generalmente tomando en cuenta una o varias características sobrevivientes (no las definitorias), es una pretensión ridícula, una ausencia de teoría de análisis o una intención perversa.  Con el populismo es una práctica muy frecuente, o por la superficialidad de su estudio o porque el neoliberalismo sigue vivo y coleando; con el caudillismo, salvo replanteamientos históricos recientes, ya nadie se mete para compararlo con situaciones actuales, con excepciones, como una muy reciente (01/04/13) del laureado y comprometido académico Carlos Roitman, que me despabiló.



Terminada la Guerra de Independencia el aparato productivo estaba en ruinas, catástrofe de la cual se fue reponiendo con mucha lentitud.  La recuperación se fue produciendo en función de los modos de producción preindependentistas en el mismo marco regional.  Idénticos rubros, las mismas relaciones de producción, incólumes tras la guerra, la misma débil relación internacional neocolonialista; incluso, en amplias regiones bajo el entorno de una cuasi autarquía.  La tierra, pese a su baja capacidad para generar capital, seguía siendo el medio de producción más atractivo, pues siempre existía la esperanza de la vuelta a la, comparativamente, boyante situación económica de finales del XVIII y comienzos del XIX.  Sin importar la tardanza y velocidad de la recuperación esperada, los propietarios de la tierra y los comerciantes nutridos de la misma savia original, emergieron como la clase republicana dominante, sometiendo a toda la sociedad al destino marcado como más beneficioso para ella.  Una de las circunstancias que producía la tardanza en la recuperación económica fue la frecuencia de guerras intestinas, en las que subyacía, aún cuando solapados, los muy desequilibrados intereses regionales específicos, en un país cuyas fronteras eran más herencia de una realidad colonial que una unidad político-administrativa.  Esas guerras, en última instancia , fueron el empeño sin fundamentación real de grupos oligárquicos por ejercer la hegemonía en la totalidad del país y la oposición de otros grupos, más débiles, a renunciar a su bien establecido y justificado poder regional. 
La pervivencia de las relaciones de producción precapitalistas en una economía deprimida significó altos niveles de explotación de la mano de obra y la existencia de contingentes muy numerosos de población sin tierra ni empleo, situación que, aunada a la frustración de las promesas incumplidas de indemnizar con tierras la participación en las guerras, propició una inseguridad rural extrema.  Ni las arbitrarias y represivas "leyes de policía", verdaderos adefesios legales, dirigidas contra los "vagos y maleantes", ni las más extremas como la Ley de Hurtos, que incluía la pena de muerte contra los cuatreros, detendrían el cuatrerismo y el bandolerismo presente en el campo venezolano, conductas que, en última instancia, pudieran considerarse como de rebeldía social frente a una entelequia política nacional, pero con un interés de clase de mantener la explotación.  El éxito de la Guerra Federal está parcialmente explicado por la conciencia social en formación entre los desposeídos de poder acceder a la tierra mediante la lucha armada, pero sólo parcialmente, pues fueron numerosos las rebeliones de origen agrario, anteriores y posteriores a la gesta federal, que fuero sometidas a sangre y fuego.


En este siglo también se depura la tenencia de la tierra de cualquier consideración no económica, presente aún en la última parte del período colonial.  Ya no es el prestigio que da la posesión de la tierra lo que puede explicar la propensión a poseerla, sino sólo el poder económico que otorga, consideración que va aumentando en la medida en que la economía se recupera y la tierra se convierte e la mayor generadora de riquezas.  En la misma medida la voracidad por ella va en aumento, en detrimento de quienes la poseían en modalidades diferentes a la propiedad privada legal, comunidades indígenas, cabildos, Estado, pequeños y medianos colonizadores de reciente data, esclavos fugados…
A plantear la definitiva tendencia a la desaparición de estas formas de propiedad en aras de la Gran Propiedad, dedicaremos la siguiente entrega de este ensayo.