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martes, 10 de diciembre de 2013

RÁFAGAS DE KALASH

ALEXIS, DEJA QUE LOS MUERTOS ENTIERREN A SUS MUERTOS




Un gobernador –que no fue exactamente ejemplo de administración honesta y eficaz, ni de pensamiento revolucionario– marcó la pauta de poner a disposición de la alcaldía servicios de un organismo de la gobernación, Cormetur, para suplir tareas pautadas entre las más específicas de la alcaldía, la limpieza y ornato de la ciudad.  Si hacemos un poco de historia, otras administraciones municipales y gobernaciones asomadas habían privatizado esa función, encargando a empresas y particulares la limpieza y cuidado de parques, plazas y espacios verdes, a cambio de la publicidad que otorgaba la “desinteresada” obra ciudadana que estaban cumpliendo.  También hubo otros alcaldes que sólo atendían el problema cuando era total el parecido de parques y plazas a los potreros en engorde, ahora a disposición teórica de la Gran Misión Vivienda.

La acción del gobernador pionero se convirtió en legado inercial en los siguientes, con la diferencia de que el primero le facilitó las cosas (le sacó la pata del barro) a un compañero de partido, y las siguientes administraciones a un alcalde de la oposición.  Alrededor de esas funciones de Cormetur como que fueron surgiendo una serie de intereses, entre los cuales la provisión de los miles y miles de plantas ornamentales destaca por su evidencia.  Relatar las trastadas que se pudieron observar, prolongaría un rato la síntesis que estamos haciendo.

Entre las paradojas de esta acción solidaria, resalta el uso para debilitar al gobierno que el alcalde ha hecho de los ahorros que le permite desembarazarse de esas atribuciones onerosas.  Es algo así como comprarle al enemigo un garrote para que nos de palo.  ¿Creen, amigos, que una gobernación opositora se portaría así con una alcaldía revolucionaria?  Pregunten en Miranda o Lara.

Hubo otras, pero esta fue la más relevante de las atribuciones municipales asumidas por la gobernación, hasta la mega crisis de la basura, cuando la incapacidad del alcalde mentor del caprichito que nos rifamos en las pasadas elecciones, puso a Mérida cerca del récord de la ciudad más sucia del país y al borde de una grave epidemia.  No había otra salida para un gobierno responsable que meter la mano para que no sucediera lo peor, intervención necesaria que adquirió ribetes novelescos pero que, en última instancia, significó el fracaso de las dos instituciones, porque el problema, aún cuando menguado, continúa.

No obstante el relativo fracaso, la intervención de la gobernación salvó a Mérida, pero los créditos políticos de esa acción le fueron regateados por el alcalde marrano, mediante el mejor uso de los medios y las complicidades que supo tejer.  Así paga el diablo,  y quien no lo sepa le resbala la política.

De uno y otro lado las declaraciones sobre el equipamiento tecnológico diferían sensiblemente de la realidad.  Camiones adquiridos resultaron alquilados a sospechosas compañías bajo contratos olorosos a legítima basura fermentada; los camiones aportados por ministerios no correspondían al número y fechas de arribo que se indicaron, y nunca fueron suficientes.  Se anunció varias veces la constitución de empresas bajo control social, imposibles de establecer sin desmantelar absurdas disposiciones sobre atribución de funciones y otros parapetos legales.

En su oportunidad escribí sobre mis dudas sobre la constitución de esa empresa, pero más tarde llegué a proponer ideas para la estructura de una empresa “revolucionaria” de disposición de desechos sólidos.  (En Mérida- ¡Alcalde, entre basura te veas! Auténtica maldición gitana -925 lecturas, más las del blog). Tiempo perdido, como lo ha sido el dedicado a escribir sobre mi visión de la campaña electoral para gobernador y alcaldes, ofreciendo mi colaboración para integrar, por ejemplo, el equipo de elaboración de los programas de gestión.  Considero que tenía planteamientos que pudieron ser útiles y que nunca fueron incluidos en programa alguno.  Como anécdota, puedo decir que una vez estuve cerca de ser “contactado”: me solicitaron por correo el teléfono para eso, pero jamás recibí la llamada que me hubiese dado la oportunidad de aportar algo a la política real.  Y no es que haya escrito en la clandestinidad, sino en este blog y en aporrea, y meto en las cuentas de tuiter y feisbu de los interesados la noticia de la aparición de los artículos, llegando, por insistente, a ladillar.

Aún convencido de que es imposible penetrar las ideas preconcebidas de candidatos, gobernantes y políticos, lo que en buena parte se debe a que en su mayoría se comportan como analfabetos funcionales (si alguna vez la tuvieron, perdieron la costumbre de leer), o que piensan que detrás de las ofertas de aportes siempre hay intereses ocultos (¿yo?, ¿a mis edades?) sigo insistiendo como están comprobando los lectores de este escrito.

Y hoy dejo hasta aquí.  Rompí una promesa de escribir artículos cortos, de manera de que sean leídos con más facilidad, pero el tema, que está muy resumido y puedo ampliar a solicitud, da para mucho más.  ¡Salud camaradas!





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