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lunes, 3 de agosto de 2015



 

 

 

 

 

 

 

 

Bachaqueros con uniforme anaranjado-guantánamo




Jodido meterse a juanbautista, porque siempre habrá salomés que pidan tu cabeza, pero más jodido perder la coherencia muñequeando excepciones según conveniencias.  Prefiero comportarme como juanbaustista.       
La Constitución que nos dimos de la mano de Chávez está entre las más avanzadas del mundo, casi entre las excepcionales, y el conocimiento y manejo de los ciudadanos de esta Ley fundamental no tiene parangón.  No puede decirse lo mismo de todo el aparato legal, pues subsisten leyes, códigos y ordenanzas anclados en el pasado, desfasadas, pero, por fortuna, adefesios legales como la Ley de vagos y maleantes, desaparecieron para siempre.  El “hilo” constitucional ha normado nuestra vida de ciudadanos y nos ha salvado de catastróficos retrocesos; tanto así, que el poder del pueblo armado con su Constitución ha logrado una aceptación general de su validez, aún entre quienes la cambiarían de un plumazo de tener oportunidad.  Por tanto, el peor negocio que puede hacer gobierno y revolucionarios sería saltársela a la torera, aún ante urgencias sociales sobrevenidas.
Muy cierto también que la pata coja del Estado venezolano es el Poder Judicial; tanto, que su inoperancia ha logrado poner en peligro los valores superiores y debilitar sensiblemente los derechos constitucionales.  Toda su estructura, pero sobre todo en los tramos más cercanos a la aplicación diaria de la justicia, están corroídos por la corrupción metastásica, y eso vulnera los derechos de todos. 
Por otra parte, en la legalidad venezolana no existe la pena de muerte y dejaron de existir mucho ha los castigos denigrantes.  Lejos, muy lejos, el uso de presos engrillados para la construcción de carreteras, situación que existió pero que fue magnificada por la historia interesada en sacarle provecho.  Cerca, muy cerca, el ejemplo norteamericano de uso de uniformes anaranjados para escarnecer prisioneros tomados fuera de toda legalidad terrenal.  Poco, muy poco revolucionario, recurrir al expediente de los trabajos públicos y a los uniformes anaranjados, a no ser que en los municipios donde se está aplicando a los bachaqueros, existan ordenanzas que lo contemple y que se haya agotado los extremos legales previstos, no vaya a ser que caiga un inocente por bachaquero, distorsión también muy frecuente.
De las pocas que acierta la CCPA
¿Qué los bachaqueros merecen eso y más?  Desde luego, mis amigos, pero “eso” no está contemplado en el ordenamiento legal, donde existen procedimientos y puniciones para ese crimen de lesa patria.  Pero la pereza legal prevalece y la impunidad sigue siendo la madre de todos los comportamientos criminales presentes en nuestra sociedad. 

Ahora bien, ¿cómo nos veríamos de traje anaranjado?  Yo, que vivo parándole la caña y descalificando con rudeza a mi alcalducho inservible; mi vecino que protesta por el hedor de la basura que se amontona a la vera de su vivienda, mi amigo que no ha comprado la “patente” de su vehículo y los muchos que no han pagado el "derecho de frente"…  porque, establecido el precedente en la “legalidad” de los municipios socialistas, el expediente del uniforme anaranjado y los trabajos públicos sin contraprestación económica puede ser aplicado como retaliación en municipios opositores que se apresten a violar, entre otros, el 49.4 de la Constitución. 
Hay muchos otros senderos discursivos para decir que no está bien que se exponga al escarnio público a alguien por algo, ni que se le deje actuar impunemente, pero hoy lo dejo aquí, después de meterme bajo un paraguas anaranjado para que caiga sobre él la lluvia de acusaciones (contrarrevolucionario, escuálido, pendejo,  llévatelos pa´tu casa y mímalos...) que puedan arrojarme.




ADENDA

La foto superior de esta entrada, la del bachaco, merece una explicación, que bien puede considerarse  moraleja:
Fue una pelea entre bachacos que en parte presencié, pues mientras busqué la cámara se resolvió en favor del que parece triunfador; parece, porque no fue así, ya que el derrotado, sin abdomen, murió asido a una antena de su verdugo, que por mucho esfuerzo que hizo no logró separar las mandíbulas del bachaco muerto que lo aprisionaban.  Esto, conjeturo, supuso la muerte del vencedor a muy corto plazo, por lo que de triunfo, nada.

COLA, que no coda


Orlando Padron Creo que hay una solución salomónica a este dilema tomándolo por los cuernos, parecida a la de cortar al niño en dos y darle la mitad a cada madre.... yo digo que los derechos humanos de los bachacos terminan donde comienzan mis derechos humanos, y ya han pasado la raya mas allá de lo soportable desde hace muuucho rato... verdugo no puede pedir clemencia porque hasta podrían ser considerados potenciales homicidas en primer grado por dejar morir de hambre a Venezuela solo por acumular unos cuantos Bolívares fuerte.
Fermin Osorio Ni una mención a los derechos humanos de nadie en mi escrito; tampoco sobre la impunidad de los criminales, SÍ, sobre reflexionar antes de contestar. El ordenamiento legal venezolano dispone de suficientes leyes para combatir a los bachaqueros, último eslabón de los delincuentes que conforman el ejército enemigo de la guerra económica declarada contra NUESTRO gobierno; y de faltar leyes, allí está la posibilidad real de que habilitante en mano se resuelva esa insuficiencia. El trasfondo de mi escrito es el mantener a como de lugar la institucionalidad, porque de no hacerlo estamos abriendo el camino para que nos traten de la misma manera. Lo dije al final, hay muchos caminos discursivos para exponer ese problema; me faltó decir que hay otros tantos caminos TEÓRICO-DOCTRINARIOS para hacerlo.
Orlando Padron Entendí que al exponerlos al escarnio publico se violan sus derechos humanos
Fermin Osorio Dije que "en la legalidad venezolana ... dejaron de existir mucho ha los castigos denigrantes", de donde se deduce, que quien los aplique está incurriendo en ilegalidad, además de exponernos a retaliaciones al establecer precedentes. Abogo por el CASTIGO EJEMPLAR a todos los delincuentes económicos, desde los banqueros prófugos, la seudoburguesía rentistica, los comerciantes especuladores y los bachaqueros, pasando por los funcionarios que otorgaron dólares sin control y los que permiten el bachaqueo y la exportación de lo bachaqueado.


OTROSÍ

 

Alguien me escribió para solicitarme que aclarara lo del “…el uso de presos engrillados para la construcción de carreteras, situación que existió pero que fue magnificada por la historia interesada en sacarle provecho.”, y lo haré brevemente.
El ferrocarril, la solución de comunicación interna e integración territorial de países americanos desde el último tercio del siglo XIX, apenas tuvo importancia en Venezuela, que arribó al siglo XX sin vías de comunicación expeditas.  Se optó entonces por las carreteras, cuya construcción tuvo un auge considerable durante la segunda y tercera décadas del siglo XX; por ejemplo, hace 90 años recién cumplidos (24 de julio de 1825) se inauguró la Carretera Trasandina que permitió comunicar a Caracas con San Antonio del Táchira.

La tecnología utilizada en la construcción de esas vías de comunicación fue muy elemental, fundamentándose en la utilización de explosivos y el uso masivo de mano de obra; es decir, se construyeron “a pico y pala” como se dijo en su momento.  Entre la mano de obra responsable de la construcción de las carreteras participaron presos políticos del gobierno de Gómez, que eran mantenidos engrillados, trabajando por ello en muy duras condiciones.  Fue así, pero los presos no fueron lo determinante en la construcción de las carreteras, a pesar de que su participación se exageró a la hora de la condena global del régimen tiránico y el reparto de méritos entre los opositores.  Esta tesis sería insubstancial si no fuese porque solapa el más importante desafuero cometido en la construcción de esas vías, la participación obligada de los campesinos habitantes de las cercanías (en ocasiones no tan próximos) del trazado de la vía, que debían acudir a trabajar sin remuneración alguna y en jornadas agotadoras.  Fue la mano de obra campesina coaccionada la verdadera responsable de las carreteras gomecistas; presos –políticos y comunes– y mano de obra especializada remunerada fue poca en comparación, y el reconocimiento histórico al esfuerzo de los campesinos jamás se ha hecho.
 

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