Las estatuas de Chávez "erguido marcialmente"
Un endémico ministro de cultura (que ha ejercido por si o
por personas interpuestas) se le ocurrió conmemorar el 40 aniversario del
asesinato del Che con un monumento a propósito.
Lo erigió en el Collado del Cóndor, el punto más alto de la carretera
Trasandina (4.118 msnm), donde el Che estuvo el 15 de julio de 1952. Ignoro quién fue el artista, pero estéticamente
no estaba nada mal, una muy buena foto del Che, un texto alusivo y la anotación
que escribiera en el diario del viaje, en el “interior” de una placa de vidrio
templado, de 240x100x4 cm, sobre una base de granito, que fue inaugurado el 8
de octubre de 2007.
Todo muy bien, salvo que se desestimó el galopante fascismo
merideño, que apenas diez días después la destruyó a plomo limpio; actores, los
“paperos” del Páramo y adecos de la ciudad, encargados de redactar el
manifiesto del “Frente del Comando Patriótico del Páramo”. A la mañana siguiente sólo vidrio perforado y
parcialmente fragmentado, las sonrisas en los rostros de la oposición y la
arrechera de quienes repartimos la culpa de la gracia entre el poco precavido
erigidor de la estela y los desalmados que la destruyeron, porque esa acción la
habíamos previsto y comentado el frío y nublado 8 de octubre con un “va a durar
menos que un peo en un chinchorro”.
Pero, como siempre, todo lo dicho hasta aquí fue un rodeo
para llegar a lo que quiero expresar hoy: la polémica sobre la estatua de
Chávez que van a colocar en la plazoleta de Corposalud, avenida Urdaneta, “primera
estatua pedestre (de Chávez, supongo) en erigirse en plaza alguna de
Venezuela”, creada por Manuel Suescún e idea de los trabajadores de la Corporación
de Salud del estado Mérida.
Lejos de la discusión planteada por VBR y que seguirá toda
la oposición, que si costó 190.000 bolívares (ta´barata) cuando escasean las
medicinas e insumos médicos, que si el promotor quiere congraciarse con un
sector del PSUV, pues quiere ser candidato a alcalde, que si sí, que si no, que
si mide 2,20 m y pesa 350 k, lo que quiero expresar es que ni esa ni ninguna
estatua de Chávez me gustará y las reduzco a insulto a su memoria.
*
(Tomada de: http://www.elmeridenazo.com.ve/meridaaldia/noticia14952.html?idCont=1,1,1,14952) |
Además de haber expresado la repulsa que le provocaba la
denominación de barrios o lugares con su nombre, su memoria está aún muy fresca
como para verlo convertido en estatua de bronce o mármol, hierático, “erguido
marcialmente”. De ser necesario, lo que
dudo suceda, prefiero un monumento no figurativo. Así que, erigidores de estatuas, dejen de
ofender a Chávez con mal gusto incluido y convénzanse de que no son tiempos de
erigir estatuas, sino de lucha, de sembrar al Líder en la conciencia de cada
uno de los venezolanos, para que seamos capaz de continuar su obra en pos del Socialismo.
Y en eso de la guerra entre erigidores de estatuas e iconoclastas,
se va a necesitar guardia redoblada, las 24 horas, para que el fascismo
opositor no se ensañen con la representación de Chávez, imaginando que lo hacen
con su memoria y trascendencia histórica, intocables e indestructibles.
Hasta pronto, amigos, y fotos en el blog.
Enlace de este artículo en aporrea.org
1 comentario:
De acuerdo con usted, totalmente.
La efervescencia de las ideas contrarias a las revoluciones manda a quedarse con los amados héroes dentro del bolsillo. Los iconos representativos están hechos para que los enemigos los destruyan.
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