La depresión endogámica de la Universidad sin futuro
No es que no, sino que.
No es solo que las universidades “autónomas” y algunas satélites se
anclaron en el pasado, se lastraron hasta los topes y nadie pide que lo echen a
tierra, sino que lo hicieron en el canal de navegación de la educación
superior; lo obstruyen, estorban, lo que es falta mortal contra el undécimo
mandamiento, no estorbar.

Hay peculiaridades regionales en esta forma de generación de
poder. Por ejemplo, en la ULA se decretó
que como era una de las escasas fuentes de empleo de la ciudad y el estado, la
universidad debía cumplir ampliamente la función de “empleadora”, sin tener en
cuenta otras realidades. El resultado,
el de esperar y más. Ciudad también
medianamente endogámica, se fueron conformando tribus familiares, verdaderos
clanes cuyo poder no se puede desestimar a la hora de conformar más poder;
grandes electores llamaron a los jefes de esos clanes. Familias cuyos integrantes ocupan diferentes
niveles de la academia y administración universitaria: profesores, empleados,
obreros, sindicalistas, porque en toda familia hay dotados para cualquier escalafón.
Como práctica de los últimos años, se viene produciendo decisiones rectorales arbitrarias,
fortaleciendo esa y otras modalidades de adquirir poder, llevaron a contratar
gran número de empleados y trabajadores, sin disponibilidad presupuestaria,
creando una crisis que, como otras, se ha reflejado en el deterioro de la
convivencia ciudadana, intrínseco al funcionamiento contemporáneo de la ULA. El reptor Léster, el actual alcalde Basura,
es el ejemplo clásico de esa práctica ilegal, y de ello salió impune, como
saldrá de todas las irregularidades cometidas en el actual cargo... ¡la impunidad es la madre, el padre, la abuela y la parentela de la corrupción!


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Hoy nos detenemos aquí, pero prometemos volver con la
paradoja mayor de las presentes en las universidades “autónomas”, la
prevalencia del pensamiento único, que es como la regurgitación de la
definición de Universidad. Pero antes, después
de reiterar que no escribo desde la inocencia, algo que me está aleteando desde
la mitad de este artículo.
Recuerdo que algunos sesudos colegas ascendieron en el
escalafón universitario con trabajos sobre la “Universidad”, que hasta
terminaron publicados (como no, si eran autoridades o candidatos a serlo). Si necesitase un ascenso en este momento,
tomaría esta serie de artículos escritos de memoria, los acicalaría, es decir,
los redactaría con mayor cuidado, un poquito de gamelote aquí, otro más allá, lo
convertiría en “científico” incluyendo unas cuantas citas y “referencias”
bibliográficas y… que me nombren jurado, y si amigos, mucho mejor. Era fácil.
Para abundar, traigo aquí el caso de la tesis doctoral o trabajo para
titular (disculpen, pero no lo recuerdo con precisión) de un connotado abogado
merideño, doctor en derecho y no se cuantos títulos más, que trata de la
legislación laboral y en cuyo inicio dice, que “los indios no tenían cultura”
(SIC, se lo juro), en mi biblioteca en depósito tengo el “folleto” (por su
extensión no llega a libro).
Enlace de este artículo en aporrea.org:
La depresión endogámica de la Universidad sin futuro
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