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miércoles, 9 de marzo de 2016








EL FEISBUC COMO TRINCHERA

Con
ACOTACIÓN PUNZANTE
para dirigentes, funcionarios e instituciones

 
Este escrito está dirigido a quienes consideren que las redes sociales son otro campo de batalla donde se dirime la lucha de ideas y la formación de opinión, y participen en ellas usándolas como trinchera de lucha revolucionaria; es decir, está dirigido a usuarios militantes.  Poco que ver con quienes buscan en ellas solaz, desahogo espiritual o sentimental, o para llevar bitácora de sus vidas; vayan mis respetos para ellos, si a sus objetivos particulares les agregan un cariz político revolucionario.
Además de la ubicación en el tiempo histórico, el uso político de las redes sociales obliga a un conocimiento exacto de sus características técnicas, posibilidades y riesgos, porque no hay que olvidar que su uso nos sumerge en un mundo privilegiado por los laboratorios de desinformación y contrarrevolución, y por desquiciados de todo tipo y ralea.
Lo que sigue no pretende ser un código de comportamiento revolucionario en la red, que es necesario pero cuya construcción debe ser tarea de todos, sino una lista de conductas recomendables, que permitirán más eficacia a la militancia virtual.  No obstante, este puede ser un punto de partida, para lo cual invito a proponer, reestructurar, quitar, agregar… en fin, a iniciar una discusión sobre el tema.








1  Qué hay que evitar
1.1  Aceptar y mantener como “amigos” a disociados e infiltrados.  Los primeros son de fácil reconocimiento, los segundos no; a estos hay que aprender a detectarlos atendiendo a sus contradicciones y la filtración sibilina de opiniones contrarrevolucionarias.  Es una incomodidad para todos la presencia de críticos absurdos, propinadores de insultos e infamias, que reflejan un estado mental alienado o que están utilizando conscientemente las redes como arma contrarrevolucionaria.
1.2  Reproducir información “vencida”.  En oportunidades damos por recién acontecidas informaciones que tienen mucho tiempo rodando en la red, lo que crea confusión y puede desorientar.  Con hacerlo estamos denotando falta de información o de seguimiento sistemático del acontecer político, debilidades que es mejor no poner en evidencia, además de estar contribuyendo a diluir o tergiversar el efecto de información reciente que se refiera a igual o parecida naturaleza.
1.3  Reproducir rumores o noticias falsas.  Por lo mismo que estamos sumergidos en el mundo preferido por los laboratorios de desinformación, debemos constatar la veracidad de las noticias que reproducimos.  Caer en la ligereza de reproducir  rumores o falsedades, puede convertirnos en cómplices de quienes los colocan en la red, con la intención de confundir o desinformar; pero es más, la mayoría de las veces contribuimos a dañar reputaciones de instituciones o camaradas, o a relativizar acciones de gobierno.
1.4  Descalificaciones que pongan en entredicho el humanismo que nos guía.  Desde luego que existen diferentes estilos y propósitos de contundencia, pero el límite debe estar establecido en lo que comienza a ser propio del estado mental y cultural del enemigo, que no tiene fronteras políticas ni morales.  Caer en el mismo charco es confundirnos con quienes son definitivamente detestables.
1.5  Errores ortográficos y gramaticales, y contenidos de baja calidad gráfica.  No se trata de una exquisitez intelectual, sino de respeto por quienes deben leer los mensajes, que serán mejor acogidos mientras más correctamente expresados estén; esta corrección también crea diferencias con los del lado contrario. Dejo a salvo el uso arbitrario del lenguaje como expresa intención de rebeldía contra normas establecidas, discusión que sale de los objetivos de este escrito.
1.6  Dispersión con multitud de intereses colaterales.  Es mejor tener dos o más cuentas, que un cajón de sastre, donde reine la disparidad y el desorden, y es porque la seriedad de nuestras cuentas se evalúa en conjunto, y no sólo por los mensajes políticos que contenga.
1.7  Programar nuestros portales para limitar funciones recomendables. Nuestras cuentas deben estar lo más abiertas posible, de manera que no se conviertan en tubo para bajar opinión, sino en espacio de intercambio y complementación.



      



2. Qué hay que proponerse


2.1  Crear, más que reproducir.  La creatividad y el aporte es lo que debe guiar nuestra participación en las redes sociales; seremos más eficaces en la medida en que agreguemos más opinión a las discusiones virtuales.
2.2  Valorar y compartir el esfuerzo creativo de los demás.  La mejor expresión de esto es el uso racional de “me gusta”, “comentar” y “compartir”, que depende generalmente de criterios individuales, pero se debe tener en cuenta opiniones que necesariamente deben ser “compartidas”, por la importancia o pertinencia de su aporte.
2.3  Usar el medio sistemáticamente.  Espaciar exageradamente las visitas puede conducir a caer en lo que hay que evitar; de suceder, antes de reanudar nuestra participación debemos ponernos al día, quizá acudiendo a actualizarnos en una de las cuentas de referencia.
2.4  Cuidar redacción, la ortografía y en general la calidad de los escritos y gráficas, expuesto en 1.5.
2.5  Atender a la información coyuntural y participar activamente en las campañas.  Hay momentos cuando todos los esfuerzos deben aunarse en función de una coyuntura política; en este caso, debemos participar activamente en mantenerla y reforzarla.
2.6  Atacar las matrices de opinión enemigas.  Como lo planteado en el apartado anterior, debemos atacar sin piedad las matrices de opinión contrarias, así como arremeter contra rumores y desinformación.  Imponerse en estas campañas es lo que determina las tendencias de las redes sociales y el impacto en la opinión general.
2.7  No compartir mensajes contrarios.  Aún cuando sea con el propósito de rebatirlos, es inconveniente publicar los mensajes del enemigo, pues le estamos haciendo un favor; repetirlo es extender su efecto entre quienes apenas ven sin mirar, o siempre leen entre líneas.  Hay maneras de criticar y desarmar sus opiniones, sin reproducir donde las enuncian.
2.8  Propagar los acontecimientos de nuestro entorno.  Convertir en información lo que acontece en nuestro entorno es uno de los usos más gratificantes de la red; es la realización como comunicadores, lo que en última instancia justifica la militancia en la red.  Entre los acontecimientos debemos privilegiar las denuncias de irregularidades de todo tipo, y los errores y deficiencias de dirigentes e instituciones opositoras.
2.9  Crear páginas para sistematizar la participación en la red.  Toda cuenta de Feisbuc debe estar acompañada de una página en el mismo entorno, donde se recopile cada una de nuestras publicaciones, de manera que nos sirva de referencia rápida, para buscar o exponer.
2.10             Enlazar la cuenta en Feisbuc, con la de Tuiter.  Esta es una forma de potenciar los mensajes, al multiplicarlos; igualmente, estas redes sociales deben servirnos para promover blogs o páginas web que administremos.
2.11             Participar en los grupos que consideremos más cercanos a nuestros objetivos.  Es una manera de reforzar la acción de nuestra participación, y para esto debemos compartir nuestras publicaciones en los grupos en que seamos miembros.
2.12             Informar por vía privada a los amigos de cualquier desliz o error que haya cometido, advertir sobre indeseables en su cuenta y comunicar cualquier cosa que consideremos importante (campañas en curso, alertar sobre disociados e infiltrados…)



Sería una omisión importante no plantear aquí los vicios del uso de las redes sociales por parte de dirigentes, funcionarios e instituciones.
Salvo casos comprensibles, de personajes e instituciones cuyas cuentas en las redes rebosan de seguidores, el común –en Mérida casi la totalidad– de los dirigentes, funcionarios e instituciones adoptan la actitud absurda de convertir sus cuentas en un desagüe de sus grandes ideas hacia el populacho que se digne pararles.  Generalmente no atienden personalmente las cuentas, sino que tienen encargados para administrarlas, quienes no se distinguen exactamente por hacerlo bien: comparten noticias erradas, tienen una jerarquización sui generis de los acontecimientos, desatienden áreas claves y, sobre todo, jamás trasmiten a sus jefes los reclamos, informaciones, solicitudes… del pueblo de a pie.  Pero, es más, llegan a programar las cuentas de manera de impedir cualquier participación ajena, a no ser seguirles cual borregos o compartir su sabiduría. 

Además de prepotencia inaudita y flaqueza del espíritu revolucionario –por decir algo del significado de esta actuación– desperdician las ventajas reales de la participación en las redes sociales, casi siempre por temor –terrorpánico– a la crítica, y ni por demagogia se dignan convertir a sus cuentas en ambiente de intercambio y discusión.  ¿Qué es una pinta más pa´un tigre?  Sigan así, que, desgraciadamente, nos veremos en la bajadita… o en el fondo del barranco.





¡UNA MANO, CAMARADA!
 
¡COLABORA CON LA DIFUSIÓN DE ESTE ESCRITO! 

lunes, 7 de marzo de 2016


MÁS SOBRE AGRICULTURA URBANA:
LA PEDREGOSA PERIURBANA.




Mostramos aspectos de la agricultura urbana propiamente dicha, y ahora lo vamos a hacer de la “periurbana”, que es la que permitirá cumplir en Mérida los objetivos planteados en el plan de los cien días –20 % del abastecimiento de 13 rubros– porque el área periurbana de Mérida es amplia y agrícola de tradición.  Arbitrariamente comienzo con La Pedregosa (parroquia Lasso de la Vega) para plantear particularidades que quizá puedan ayudar a entrompar el plan de los cien días allí, a sabiendas de que es otra área periurbana de Mérida (El Valle de los Alisares, parroquia Gonzalo Picón Febres) la que se ajusta mejor a los objetivos inmediatos del plan, que dejo para una futura entrega.
La Pedregosa fue uno de los “graneros” de Mérida, cuya producción (café, maíz, cambures, yuca, aguacates, frijoles, tomates, cebolla, queso…) era llevada cada semana al mercado principal, y la imagen de los bueyes cargados con productos de la Pedregosa, es un recuerdo aún presente en ancianos de la zona y de la ciudad.  La producción era más variada, pero muchos productos sólo se dedicaban al consumo de los agricultores, porque “no tenían precio” en el mercado.  Quizá tengamos que dejar establecido que la densidad de población era baja, las pequeñas unidades de producción eran las que aportaban los productos enunciados, y el trabajo estaba organizado familiarmente.
Como se trataba de producción para el mercado local y patrones de consumo resistentes a los cambios, con más o menos dificultades y mermas, la agricultura de la Pedregosa siguió aportando al mercado cuando ya otras agriculturas merideñas estaban casi desaparecidas.  El declive mayor se produce cuando el tipo de renta realizada derivó hacia la simple posesión de la tierra para dedicarla a negocios inmobiliarios o turísticos, y cuando el crecimiento desigual aseguró mejores ingresos en actividades urbanas de los sectores secundario y terciario, lo que ocurrió a partir de los años 60-70 del siglo XX.  Los campesinos fueron desapareciendo, y con ellos la producción agrícola, actividad que no se vio favorecida por cambios tecnológicos que pudieran sostenerla.
El urbanismo avanzó inmisericorde, asentando en la zona a forasteros de medio y alto poder adquisitivo, en urbanizaciones cerradas o casas aisladas, y la agricultura pasó a ser excepcional.  Sin embargo, el avance de estos dos factores no impidió la pervivencia de una cultura campesina singular, con las expresiones de religiosidad características, otros rasgos culturales y el conocimiento de las prácticas agrarias ancestrales.  Esta continuidad favorece la reactivación de las actividades, que es lo que está sucediendo al estarse convirtiendo los aportes de la agricultura de la zona en solución a problemas sociales e individuales.
La tradición agrícola de La Pedregosa, así como la presencia de descendientes de los antiguos agricultores y de campesinos del interior del estado asentados recientemente, favorece la reactivación de la agricultura y, por tanto, la aplicación de los planes perentorios de agricultura urbana.  No obstante, para que tenga éxito estamos obligados a considerar una serie de peculiaridades, que trataré de resumir.
1.     El plan de los cien días debe estar incluido en uno de reactivación total de la actividad agrícola, para resultados a mayor plazo.  Más que procurar lograr la incorporación a través de los rubros posibles en la zona, de los 13 previstos, el esfuerzo debe estar en reactivar todos los posibles, los históricamente importantes y los establecidos con éxito recientemente.
2.     Buena parte de las tierras aptas para la agricultura en La Pedregosa están bajo el sistema de tenencia de mediana y gran propiedad, desajuste que antes no se había hecho tan patente, porque la gran propiedad de la zona –como casi toda en el país– no tuvo participación significativa en el aporte de alimentos a los mercados locales; hasta la agricultura de puertos, a la población venezolana siempre la alimentó el conuco y otras formas de pequeña propiedad.  Las grandes propiedades de la zona fueron las primeras en abandonar las actividades económicas, para convertirse en terrenos para la futura expansión urbanística, dudosos proyectos turísticos y actividades lúdicas.  En la actualidad, excepcionalmente encontramos algunas dedicadas a ganadería extensiva y, más recientemente, áreas destinadas a la agricultura emergente.
Las necesidades actuales pusieron en evidencia esta anormalidad en la tenencia de la tierra, rezago absurdo después de más de 12 años de haber recibido los gobernadores la orden de desarticular esta forma perniciosa de tenencia de la tierra… y resulta que sobrevive en las mismas narices del poder encargado de su erradicación.
3.     Desde hace pocos años se ha venido incorporando a la producción áreas con pendientes muy pronunciadas, sin las medidas de roturación y obras adicionales recomendadas para su conservación; el resultado es un deterioro patente de tales áreas, que a corto plazo las sacará definitivamente de cualquier uso agrícola.  Este desentendimiento por la conservación ha tenido manifestaciones mucho más salvajes, como el desbrozar vertientes de cursos de agua para sembrar cambures, por ejemplo.  Áreas así tratadas lo han sido con financiamiento de organismos del Estado.
4.      Por mucha buena voluntad de campesinos y organismos del Estado, la reactivación de la agricultura en La Pedregosa no puede hacerse sin riego, problema muy difícil de solucionar.  Hay zonas cercanas a “callejones” donde se ha improvisado tanques para acumular agua, que permiten mantener algunas siembras a medio riego; en otras, se utiliza para regar el agua destinada al consumo de la población, con los perjuicios evidentes.  La escases de agua es general en la zona y, creo, no hay iniciativas oficiales para estudiar esa limitación.

Tomando en cuenta lo expuesto, plantearé aspectos que deben tomarse en cuenta para lograr cumplir con los objetivos planteados por el plan de los cien días y, más allá, con el establecimiento de una agricultura urbana sustentable en La Pedregosa.
11.     Por el nivel de urbanización de la zona, todo lo planteado en el escrito anterior (Agricultura urbana, ¿ilusionismo o solución?) es aplicable para las zonas densamente pobladas de la Pedregosa.
22.     Ante condiciones favorables y la urgencia del encargo oficial, la organización humana prevista para el plan de los cien días debe abordar e incorporar a quienes estén en capacidad de producir alguno de los 13 rubros establecidos en este plan.
33.     Se debe proceder a reactivar las pequeñas plantaciones de café semi o totalmente abandonadas, financiando la limpieza, la aplicación de medidas fitosanitarias y la resiembra.  Es una medida que comenzará a dar resultados desde la próxima cosecha, incrementándose la producción en la medida en que surta efecto las medidas adoptadas.  El beneficio de esto es imponderable, dada la capacidad de conservación aneja a la siembra de café.
44.     Demostrada está la adaptación a las condiciones agronómicas de La Pedregosa de cítricos, aguacates y piñas, cultivos que pueden ser de secano, aplicables a extensas áreas, con poca demanda de trabajo y que pueden convertirse en aliados para la conservación de suelos.  Así tarde más en iniciar la producción, debe preferirse el aguacate criollo, de gran corpulencia y enraizamiento profundo; de los cítricos los mejores resultados se han logrado con limones y mandarinas.  El establecimiento de viveros y la asistencia fitosanitaria sería la actividad recomendada, que redundaría en producciones considerables en un plazo no mayor de cinco años.
55.     El producto más extendido en la zona es el cambur, cultivo que debe ser priorizado en cualquier plan de reactivación de la agricultura.  Es necesario la renovación de las plantaciones, introducción de variedades más rendidoras y asistencia fitosanitaria. 
66.     Hay otros cultivos tradicionales que deben ser atendidos, como el maíz, la yuca, y de esta, la llamada yuca amarilla, diferentes tipos de frijoles, auyamas, chayotas y otras cucurbitáceas, moras
77.     Cultivos favorecidos recientemente, como cebolla y tomate, deben ser restringidos a terrenos donde no causen deterioro ambiental, y para que sean coherentes con los propósitos de la AU, deben ser realizados sin uso de agroquímicos.
88.     Algunos de los rubros agrícolas citados pueden ser sometidos a procesos que les agregue valor en el mercado.  Es el caso de los tomates, cambures y otras frutas, que pueden ser deshidratadas con facilidad; o el caso del café, que podría ser procesado en la zona.
En definitiva, por haberse convertido La Pedregosa en área urbana y periurbana, y haber sido un área agrícola importante para el consumo de los merideños, más que la aplicación de un plan coyuntural de AU, lo que requiere es la reactivación integral de su agricultura, ajustándose estrictamente a los parámetros técnicos y ambientales propios de la AU.  Es posible, y el esfuerzo no excesivo.
Una acotación final indispensable, es la necesidad de una estricta vigilancia para que no se cometan más estropicios ambientales, y se pongan en ejecución proyectos de recuperación de áreas degradadas.  Ha habido lenidad ante estragos, lo que ha provocado la continuidad de la conducta ecocida.  Una recomendación obvia es la de utilizar árboles nativos para la reforestación necesaria.


[1] Debo hacer tres aclaraciones necesarias.  1. Durante mi vida universitaria mis trabajos fueron metodológicamente esmerados, pero en estos momentos de mi vida sólo trato de hacer útiles socialmente conocimientos adquiridos y experiencias vividas, sin detenerme en la corrección metodológica.  2. Estoy a la orden para cualquier precisión o ampliación de temas, aclaratorias, etc.  Sólo tienen que solicitármelo.  Y 3. Les recuerdo que en Historia para Fundamentar no existe el copyright; se publican bajo licencia de Creative Commons Reconocimiento 3.0 Unported License, cuyas condiciones pueden ver en el enlace.

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En un pequeño terreno arcilloso de la Loma San Rafael, aparentemente sin capa vegetal y sin utilización de abonos, un empleado comercial ha logrado producir cambures, yuca, cilantro, coles...














Esta foto de pésimo uso de la tierra en pendiente, no corresponde a La Pedrgosa, sino al Manzano, municipio Campo Elías, pero también es práctica frecuente aquí, sobre todo en La Morita (foto siguiente) pero no logré ubicar una foto que la reflejara.













viernes, 4 de marzo de 2016


REFUNDACIÓN DEL CHAVISMO
EN LAS UNIVERSIDADES MERIDEÑAS











Refundación, porque reaccionamos cuando el agua nos llega al cuello, comportamiento típico de nuestra condición de pequeña burguesía de izquierda.  En momentos críticos la militancia se torna efervescente; se apaga un tanto cuando la situación se normaliza, y entonces volvemos a la cotidianidad, a nuestros importantes asuntos, a nuestros minúsculos adoratorios.  Ante la emergencia o situación terminal que nos hace reagrupar, surgen las propuestas de participación, excelentes, como el nivel intelectual de los universitarios revolucionarios.
Y en esto se está, proponiendo actividades útiles para conmover el entorno, para integrarnos en los motores de reactivación económica, para darle valor social a nuestro conocimiento, para colocarnos en las primeras líneas de batalla de la defensa de la Revolución asediada.
Realizar esa buena intención es el objetivo; ubicar un nicho relacionado con nuestras especialidades para estructurar soluciones, parece cosa fácil, pero no lo es.  Cualquier acción en esa dirección suele ser percibida por quienes se apoderaron del poder y en cuyos dedos se está diluyendo el futuro, como una amenaza a su medrar.  Este intento de análisis no es jodienda ni escapismo; es el estudio de experiencias concretas, de la aceptación de cierta “ayuda” hasta que pasa el sobresalto, cuando se vuelve a cerrar la hendija abierta y se produce un reatornillamiento en el poder, que continúa dilapidándose, y así será hasta que nos desbarranquemos todos.  ¿Qué hacer? ¡Contéstamelo tú! porque de hacerlo, se me encasquetaría un sambenito de los numerosos que tienen a mano para los “infamadores”.
Ahora bien, el esfuerzo que comienza a hacerse para relanzar el chavismo universitario es indispensable y debemos incorporarnos sin condiciones.  Cualquier aporte es necesario y la situación no está como para contemplara desde la comodidad.  La reunión de hoy en el UPTM Cléver Ramírez, es la segunda realizada con este propósito concreto, y debe convertirse en eje de la acción de los universitarios para ser útiles a la Revolución.  Propaguemos la iniciativa, invitemos a los colegas que aún no se informaron, todos, a unir voluntades.










ADENDA profesional (historifabulador)
  • Pocas cosas más resbaladizas que las frases celebres o las “citas citables”.  La cantera de ellas no tiene fondo y siempre hay un conjunto adecuado para cualquier propósito.  Las más maliciosas son el parafraseo de las originales, pues suele adosar el prestigio de quien la emitió en su origen, a un oportunista nada confiable.
  • En la historia-historia hay que alejarse de las fuentes enemigas, porque suelen estar envenenadas.  Los historiadores positivistas y neoliberales venezolanos (y los del mundo) jamás dieron –dan– puntada sin dedal, y preñaron su historia de ideología; citarlos, sólo se debe hacer cuando se confrontan, para voverlos chicuca, pues ni la más fragmentaria expresión deja de destilar propósitos ideológicos contaminantes.
  • Hay que reconocer lo difícil de una reunión entre pares, pues puede desviarse a una fiesta florida de refuerzo de conocimientos comunes, y soslayar los objetivos que dieron origen a una convocatoria.


 

martes, 1 de marzo de 2016






AGRICULTURA URBANA,
¿ILUSIONISMO O SOLUCIÓN?

Mérida fue una de las ocho ciudades seleccionadas para la aplicación inmediata del plan de los cien días de agricultura urbana, y el programa se instaló el 28 de febrero, con un acto en la UPTM Cléver Ramírez.  Mi asistencia a este acto y a otras actividades que responden al mismo llamado a reforzar la función de la ciudad como productora de alimentos, fue lo que motivó el presente escrito.
Del acto en sí, poco me importa.  La presencia de personajes del gobierno siempre mueve a medios y a jerarcas políticos regionales con actividad reposada, que se dejan ver cuando conviene; en este caso era muy importante apersonarse, porque la estrella del día fue Mervin Maldonado, quien además de ministro del gabinete es el encargado de poner orden al PSUV-Mérida, cosa que todos esperamos cumpla con responsabilidad.  En cuanto a los medios, muy numerosos, seguramente lograron convertir el acto en noticia nacional, cosa harto difícil en la práctica comunicacional regional, y quizá la mantuvieron caliente por el resto del día y el siguiente, pero, como suele suceder, sin darle la continuidad que se merece como motor de opinión estratégica.  De las intervenciones, resaltó la de un productor urbano, representante de una escuela granja de La Pueblita, muy claro políticamente; expuso los logros obtenidos y solicitó el apoyo que tendrían que recibir, haciendo valer para ello lo pautado en la Constitución.  En otra intervención se puso de manifiesto la existencia de “latifundio” en el estado, sobre todo en el Sur del Lago, a pesar de los 15 años de lucha contra ese sistema de tenencia de la tierra; fue una especie de confesión de parte, de una situación que produce desconcierto.  Importante resaltar también la relación que se hizo de los mecanismos de difusión de lo que tiene que ver con el plan que se iniciaba, obviándose totalmente la estructura de comunicación del PSUV, poniendo de manifiesto su inexistencia total, y eso que entre los merodeadores del acto estaban integrantes de la muy inútil APC.
Ahora paso a enfocar lo que realmente importa, que es contribuir a la conceptualización de la agricultura urbana en Mérida, planteando las modalidades posibles, que por sus características ameritan tratamiento diferenciado, no sin dejar claro que desde el punto de vista económico pueden ser muy disímiles, pero que el conjunto y la simultaneidad de su implementación crean la atmósfera necesaria para el éxito y la permanencia de los objetivos trazados en el plan.  Y esto, porque la agricultura urbana debe convertirse en una práctica permanente y asimilarse como parte de la cultura del habitante de la ciudad.  Y no es que estas prácticas agrícolas tendrán mucha significación cuantitativa en la independencia de la renta petrolera, sino que nos ayudará a deslastrarnos de la cultura rentística que guía nuestro comportamiento.
Despacho inicialmente la de carácter pedagógico, la practicada como motivación y enseñanza en los planteles de educación inicial y media.  La preocupación no es reciente, y en casi todos los institutos urbanos el problema fundamental ha sido la falta de espacios adecuados para los huertos escolares; los resultados han sido óptimos, y la preocupación de sembrar y producir se ha inculcado en la disposición de los niños, que se llevan la preocupación a sus hogares.  Solucionar la limitación del espacio, significaría aumentar los insumos de los comedores escolares y producir plántulas para ser sembradas en los hogares, a los que se llevaría también la experiencia en su totalidad.
11. Patios y solares.  Desde sus orígenes la ciudad de Mérida se ha comportado como productora de alimentos, actividad que se cumplió en el patio y el solar, espacios siempre presentes en la casa tradicional urbana.  La presión del modo de urbanismo que se impuso desde los años cincuenta, liquidó la mayoría de estos espacios productivos, pero se mantiene en áreas que aquel aún no ha alcanzado y puede generalizarse en las urbanizaciones desarrolladas hasta los años 90, que dejaron terreno de desahogo a las casas.  Parte del solar se dedicaba a huerta, y se cultivaba hierbas medicinales y aromáticas, sábila, cebollín, lechugas, frijoles, tomates, maíz, ajíes, auyamas, chayotas… Los frutales más frecuentes eran membrillo, cítricos (lima, limón, toronja, naranjas), granados, lechosos, aguacates, cambures, higueras, achote y hasta “unas tres maticas de café”…  Varios de estos productos (membrillo, toronja, naranjas, higos) servían de insumos para dulces y granjerías.   El gallinero proveía huevos, pollos y gallinas.  Además del consumo directo, los productos generaban un tipo de intercambio y préstamo muy particulares y, excepcionalmente, se llegaban a vender.
¿Cómo lograr la reactivación de esta actividad productiva tradicional?  Más que la oferta de semillas o plántulas, se tendría que recurrir a establecer concursos con premios y reconocimiento público a las mejores huertas y a los mejores productos.  Para vencer resistencias indiscutibles, se recurriría para la organización y seguimiento a organizaciones que generen confianza y no rechazo.
22. Terrazas, balcones, azoteas y áreas comunes de residencias multifamiliares.  Más que resultados cuantitativos –que se pueden lograr, el uso de este tipo de espacios para siembra de alimentos contribuye a formar opinión favorable sobre la importancia de la agricultura urbana como parte de la solución para la soberanía alimentaria.
Es en esta modalidad de AU donde se debe aplicar recursos ingeniosos de siembra y técnicas de cultivo muy controladas, que contribuyen al ornato del hogar y a la reutilización de envases y otros productos contaminantes.  Una ventaja adicional de esta modalidad, es la propagación acelerada del ejemplo.
El esfuerzo tendría que estar dirigido a la provisión de plántulas y semillas, y a la enseñanza de las modalidades específicas de siembra, con la ventaja de que están muy difundidas en Internet.
33. Terrenos en engorde en el centro urbano y periferia inmediata.  Una mirada aérea de la terraza de Mérida y la Otrabanda, desmiente la fábula de la ocupación total y refrenda la presencia de numerosos terrenos dedicados a futuros negocios inmobiliarios, es decir, mantenidos en engorde.  Generalmente son terrenos enmontados, criaderos de alimañas y refugio de indeseables, cuyos propietarios saben saltarse las ordenanzas municipales que los regula.  ¿Cómo incorporar estas superficies a la AU con cultivos de escaso cuidado como cambures y auyamas?
44. Espacios residuales públicos o institucionales.  Originalmente planificados para ser ajardinados o engramados, pero que generalmente se encuentran abandonados y enmontados.  Hay ejemplos de su uso para AU, en ocasiones cerca de otros desaprovechados, a pesar de haber sido diseñados para experiencias del tipo (caso de los terrenos adyacentes a la Defensoría del Pueblo, y las canteras que están un poco más arriba).  Se ajustan a los objetivos del plan de los cien días y sólo deben ser dotados de semillas o plántulas.
55. Espacios cedidos por consejos comunales u otros organismos para fines didácticos de las misiones.  Igualmente ajustados a los objetivos del plan, gozan de las ventajas de la cantidad de personas dedicadas, lo que supone un rendimiento considerable, y del efecto multiplicador de la experiencia.
66. Arborización urbana.  Cuando se trata de arborizar lugares públicos, en Mérida casi siempre se ha optado por especies exóticas, con desprecio absoluto por las autóctonas y los frutales.  Nadie puede negar las ventajas de arborizar con aguacates pomarrosos, guayabos, cítricos…, antes que con acacias, pinos, araucarias, cujíes…
Hasta aquí, la modalidad de agricultura urbana propiamente dicha, según los parámetros mundiales (espacios eminentemente urbanos, particulares o públicos, practicada por individuos que no son agricultores en el sentido profesional del término, bajo técnicas agroecológicas, para autoconsumo o mercados muy inmediatos).  Esta modalidad de AU debe estar ser acompañada en las etapas iniciales por bases para la producción de semillas, plántulas, sustratos, abonos orgánicos (exclusión total de insumos químicos), que de por sí son parte de esta actividad agrícola, así como por campañas de promoción y asesoramiento, previsto todo en el proyecto anunciado.  Pero en el caso merideño, no son estas las modalidades de AU donde se deposita la esperanza del cumplimiento económico del plan de los cien días (“abastecer el 20 % de los productos que consumen los ciudadnos”), sino en la periurbana, que debe ser tratada con otros criterios, pues en Mérida tiene singularidades que deben ser tenidas en cuenta.
De repente, por la demarcación de la poligonal del área metropolitana de Mérida, extensas áreas agrícolas de la periferia merideña comenzaron a ser consideradas ciudad, y regidas por ordenanzas del uso del suelo urbano.  Se trata de zonas de economía agropecuaria, con producción dirigida esencialmente al consumo de la ciudad de Mérida, que habían pasado por todas las vicisitudes de la crisis de la agricultura venezolana.  Y es en la reincorporación, en la reanimación de la producción en estas áreas, con lo que se medirá el éxito del programa de los cien días; es lo que lo convertirá en una solución económica a la crisis de abastecimiento.
Las zonas que se enumeraran tienen en común haber sufrido golpes adicionales a los que apalearon la economía agrícola en general, como son la invasión de un urbanismo descontrolado, que gracias a su capacidad adquisitiva adquirió –es una manera de expropiar– propiedades campesinas, erradicando las prácticas agrícolas; la adquisición o conversión de grandes propiedades en áreas de engorde para proyectos turísticos futuros, que nunca se concretan o completan; maltrato ambiental por prácticas inadecuadas; el sometimiento a reglamentos de uso, con muchas prohibiciones y ningún incentivo.  Golpeadas así, vivieron la disminución acelerada de las actividades agrícolas, que ahora apenas subsisten.  No obstante, aún albergan una cultura campesina y, sobre todo, gente dispuesta a retomar las actividades de sus antepasados.  El conocimiento del aporte histórico de esas zonas, es necesario para el tratamiento que se les de desde la óptica de la AU.  Las zonas a que nos referimos, fundamentalmente son La Pedregosa, las lomas del Oeste y valles transversales a la Otrabanda, El Valle y el Vallecito y el valle bajo del Chama, de cuyas particularidades haremos mención sucintamente en una segunda parte de este escrito.
 
Cierro, resaltando un aspecto del tratamiento mediático del plan de AU que se está ejecutando.  Ante deslices numéricos extravagantes cometidos por periódicos y periodistas (o viceversa), siempre he sospechado que no se trata de errores inocentes, sino que siempre esconden una “intención”.  En el caso del plan del plan de AU, han sido frecuentes los errores; por ejemplo, sobre la capacidad inicial de abastecer de verduras y hortalizas a Caracas que, según el medio o el declarante, puede ser del 20, 25, 30, 40 o 65 % “del consumo de los ciudadanos”.  Pero el encadenamiento del error de los 12 millones de k2 que afectará el plan, no tiene explicación; con variantes lo reprodujo AVN, El Universal, aporrea… y se extendió como pólvora.  Hasta el gobernador Alexis Ramírez lo publicó en su feisbuc, en un evidente descuido de quien le administra sus cuentas en las redes sociales.  Si la imprecisión se originó en una equivocación de un funcionario, es grave que los periodistas las tomen literalmente, sin someterlas a su criterio profesional.  Un periodista que reproduzca que se producirán 30.000 toneladas en 1.200 hectáreas, con lo que se abastecerán 1.300 personas, debe ser devuelto a la universidad que lo tituló, al igual de quien reportó inicialmente los 12 millones de k2… Y ni hablar de la responsabilidad de los medios.  De este pozo, sólo reproduciré una infografía de “telesur”, todo un dechado de inexactitudes, criterios disímiles y errores, exactamente lo contrario a lo que se persigue con las “infografías”.