EL ARROPE DE NUESTRO ÚLTIMO GLACIAR
(Glaciar La Corona, pico Humboldt)
Y es que hay muchas formas de expresar desacuerdo con acciones gubernamentales. Oponerse a todo –bueno, regular o malo–, como instrumento de la conspiración permanente que se ha venido sufriendo de parte de agentes que atribuyen corrupción administrativa a toda acción de gobierno. Oponerse a medidas concretas por idealismo no fundamentado y por sospechas etéreas, o ejercer la crítica necesaria, pertinente y argumentada, que los funcionarios están obligados a considerar para gobernar bien o rectificar.
La valoración general de este problema es que se trata de una solución copiada de la aplicada de manera experimental en otros países con condiciones ambientales diferentes. Una solución sin discusión previa en ambientes académicos adecuados, al parecer producto de conocimiento superficial de un tema complejo. Agravado todo, por la forma como se maneja mediáticamente.
Es fácil para los organismos promotores rebatir el argumento de la falta de estudio de impacto ambiental y del costo económico de la solución, pues con presentarlos basta y esperamos que los presenten para disipar dudas.
Esta no es la primera experiencia que se tiene en el país del uso de geotextiles como protección de algo. Se usaron hace ya casi cincuenta años, entre otras aplicaciones para evitar derrumbes de taludes sobre carreteras. En algún lugar tengo fotos de su uso en la carretera Valera-Agua Viva.
El geotextil seleccionado para cubrir el glaciar, fibra reflectante de poliéster y polipropileno, producto de la industria española Geotexan, está catalogado como emisor de micropartículas y de disruptores endocrinos (ftalatos), es decir altamente contaminante del ambiente inmediato y del agua qué continúan liberando los glaciares arropados. El producto alterno, hecho de fibras vegetales, es bastante más costoso y no debió ni considerarse.
Un glaciar arropado es solo eso, cubierto artificialmente. En Suiza (la referencia más tenida en cuenta, donde comenzó esta práctica en 2004) se cubren solo durante el período de mayor radiación solar algunos glaciares (muy pocos aún) de gran importancia turística, usados como pistas de esquí, patinaje y otros deportes de invierno, muy rentables económicamente por lo que justifican el alto costo de su conservación parcial. Con objetivos menos crematísticos se vienen utilizando este método en China y otros países desarrollados del mundo.
El bloqueo del calor y reflexión de la luz indudablemente retrasa la fusión de los glaciares, pero su eficacia no ha sido claramente establecido. Se cree que se les prolonga la vida entre un 15 y un 45 % de lo calculado para su desaparición total, según la incidencia de la radiación solar y otros factores climáticos.
Aquí, con cambios estacionales menos acentuados, ¿permanecerá todo el tiempo cubierto convirtiéndose en un glacial tapado? ¿Se descubrirá en los meses más fríos, el invierno del hemisferio norte, y se cubrirán los menos fríos, el invierno del hemisferio sur? ¡Saldría lo roto por lo desconocido! En nuestros páramos los meses más fríos son los de mayor radiación solar, y el tiempo de cielos cubiertos pero de intensa radiación ultravioleta es la época de nevadas, pero las mayores temperaturas no perdonan nieve abundante ni glaciar. Nieve boba le decían los merideños a la nieve abundante de agosto, paisajísticamente bella pero efímera.
El anclaje del geotextil representa ya una intervención negativa sobre el glaciar, al igual que lo deterioran las pisadas, fijación de carpas y otras actividades (llegan hasta cocinar y orinar) de de los montañistas ecológicos que visitan el Humboldt y no evitan pasar sobre el glaciar moribundo. Y debe ser profundamente anclados, porque los vientos de julio a septiembre pueden ser huracanados.
Hay más argumentos en contra, escondidos en las ventajas que exponen los perpetradores del proyecto. Asímismo, hay otras soluciones ensayadas para protección de glaciares que ojalá no traten de importarse. Por ejemplo, la inyección periódica de los bordes y superficie con nieve artificial como elemento sustentador y reflectante.
Y para finalizar hoy, un argumento de carácter cuasi moral, doctrinario: estamos apenas comenzando a salir de una crisis devastadora en todos los ámbitos de la vida, etapa cuando es una obligación establecer prioridades de inversión y esta –muy costosa– no es una de ellas. Es más propia de la mentalidad de los que dirigían el país en la época que ellos mismos denominaron Venezuela saudita.
De lo que he leído recientemente sobre nuestro último glaciar transcribo esto que en el contexto de las medidas eficaces que se deben tomar para frenar en nuestro ambiente inmediato el calentamiento global, resulta de una calidez encantadora:
<<Te prefiero libre de microplástico, desnudo con tus huellas del tiempo, tal como en el hombre es el envejecimiento y el inexorable final de la vida.>>
(https://www.instagram.com/juanjerf/)
Y como todo lo que escribo en Historia para fundamentar… y subvertir, estas opiniones son de mi absoluta responsabilidad y están abiertas a preguntas, refutaciones, ampliación… a solicitud de interesados.
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Fotos 1 y 2 tomadas de Google Earth. La primera, superficie del glacial el 17/01/2021; en la segunda puede compararse su superficie con la de la laguna Verde, preciosa referencia para quienes hemos estado en ese lugar. Foto 3: Tomada de una de una red social de Venezuela Inmortal. A mi parecer es una foto de Anzil, de la Casa del Turista, uno de los andinistas más connotados de los años 40-50 del siglo pasado.
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