De la DESCOLONIZACIÓN
(A propósito de la <<celebración>> del 465˚ aniversario de la fundación de Mérida)
En la tarea de la liberación, de la creación de los mundos posibles, de la construcción del futuro socialista, se pone de manifiesto la profundidad con que el colonialismo penetró nuestras sociedades, impregnó la conciencia social, nos enajenó, nos acerrojó. Pero esa profundidad de sometimiento no la logró solo con herramientas políticas y económicas, que por sus dimensiones y efectos son imposibles de obviar, sino con la sutileza y sinuosidad de innumerables estereotipos y prejuicios que no siempre suelen ser identificados como mecanismos de colonización y sumisión y que, por tanto, nos mantienen colonizados, sumisos. Al proceso de identificación, reconocimiento y erradicación de esas formas colonizadoras que lastran los esfuerzos de lograr una verdadera independencia, autodeterminación y construcción de nuestra propia cultura, se le ha dado el nombre de descolonización.
Vivimos tiempos de descolonización, de urgencia descolonizadora, porque la neocolonización está vigente. Y es que en el mapa mundial o se es colonia o se es colonizador, y los impulsos liberadores de los primeros llevan a la renuencia a permitirlos de los segundos, lo que significa el mantenimiento de las relaciones de dominación.
¿Qué se opone a los procesos de descolonización? ¡La ideología dominante! La cultura y valores donde nos desenvolvemos, construidos históricamente por generadores de ideología con el fin de mantener relaciones de subordinación y explotación en todas las dimensiones del existir, desde las manifestaciones patriarcales hogareñas, las de clases dominadas y dominantes de un país, hasta las relaciones internacionales de ejercicio del imperialismo. Es decir, la descolonización es un proceso de deconstrucción ideológica y de allí su trascendencia y urgencia. Empantanados en el pasado de no emprenderla.
La descolonización tiene espacio y tiempo: es aquí y ahora. Y es cuestión de todos, según el plano donde nos desenvolvamos y la trinchera donde militemos. Va desde proezas teóricas que enfrenten los principios básicos doctrinarios de la ideología dominante, hasta la tarea de ir desbrozando realidades inmediatas que en su multiplicidad y complejidad constituyen el entramado de esa ideología alienante.
En breve plazo continuaré con el caso que me motivó a escribir esto, el del llamado a la <<celebración>> del 465˚ aniversario de la fundación de Mérida hecho por el alcalde y las autoridades municipales <<revolucionarias>>, uno de cuyos actos principales (la ofrenda floral ante el Libertador) accidentalmente presencié.
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