Monumento a la POSTVERDAD
Y se quedaron cortos... les faltó el derecho a pernada
Para hacer creíble la sarta de necedades expuesta en la foto de este muro
de perversidades
del régimen, hay que contar con destinatarios ignorantes, abrumados por
temores abismales martillados con años de engaño e intereses de clase. Son tan estúpidos los argumentos presentados,
que podemos dudar de la existencia de esa inocencia política en la segunda
década del siglo XXI, y considerar al ejecutor del mural como una víctima de
delirios horrendos; pero no, el autor está expresando los miedos que le han
sido inculcados a un sector de la población, para reubicarlos en el lado de la
burguesía en la lucha de clases del momento presente, y cuya expresión la hace
obrar de manera paranoica.
No son nuevos los temores, pero sí el método de inculcarlos. El uso del púlpito eclesiástico, la ideología subyacente en la educación, los mensajes coherentes de los medios de comunicación, el desfiguración de realidades alternas, la exhibición de valores alcanzables por quienes se lo propusieran, la represión aleccionadora de quienes se atrevían a develar el gran engaño a que se sometía a la población… fueron la manera histórica de conformación de una población alienada, reacia a entender la objetividad de su pertenencia de clase. En resumen, se conformó una conciencia social desquiciada mediante el uso sistemático de la mentira.
En el momento histórico que vivimos, la mentira tiene nueva cabalgadura,
que la hace ser más veloz, llegar más lejos y penetrar más profundamente. Ahora la mentira cabalga sobre la Red, donde
se reproduce y retuerce, convirtiéndose en la única fuente de información para
la mayoría de la sociedad. Minimizada
quedó la afirmación de Goebbels de que si
una mentira se repite suficientemente, acaba de convertirse en verdad, ante
la infinita capacidad de repetición de las grandes mentiras necesarias para
moldear el comportamiento político y económico de las mayorías de que dispone el capitalismo actual.
Cuando repasamos los acontecimientos del país en los últimos cien días,
sólo nos queda concluir que Venezuela está siendo víctima de una campaña
sistemática de mensajes manipulados, sobre todo mediáticamente,
tecnológicamente, que con el sustrato de la prédica del odio y de prejuicios
raciales realizada en los últimos 17 años y aprovechándose de la crisis y
frustraciones existentes, conducen a comportamientos fascistas violentos, cuyos
efectos se atribuyen inmediatamente al entorno de las víctimas o al gobierno,
mentira que se hace prevalecer como verdad… se trata de la postverdad, neologismo innecesario
pero con amplia adopción en el análisis político actual.
Por lo demás, cualquier persona con la conciencia no alterada por la
propaganda de guerra, por la postverdad, puede desarmar el mensaje de este
catecismo mínimo colocado en los entornos de una de las urbanizaciones de clase
media baja que ha mostrado más beligerancia en los últimos cien días de
violencia. Provoca hacerlo, pero lo
dejaré al análisis de los lectores, no sin antes recordar que en mi anterior
escrito resalté el hecho de que Venezuela vive, por primera vez en su historia,
una verdadera libertad de cultos, o que el jueves 13 se adjudicó la vivienda
1.700.000, o que antes no había cola en los bancos, porque las cuentas
bancarias y los instrumentos de pago señalados era cosa de ricos.
CAMARADA
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