Falsos positivos electorales y las elecciones del 6-12
En 1984, pese a la monstruosa
arremetida de Reagan contra Nicaragua, el sandinismo ganó las elecciones, y en
1985 asume como presidente electo Daniel Ortega. Pero este mismo año, la agresión se acrecienta;
en mayo se inicia el bloqueo económico por parte de EEUU, y el apoyo a la
guerrilla contra y otras formas de desestabilización se intensifican. Nicaragua resiste, pese a que el país estaba
en ruinas, desangrado, sufriendo de hiperinflación, mediatizadas las reformas
revolucionarias, abandonado y traicionado por aliados, rodeado por gobiernos
títeres de Estados Unidos… forzado a un tipo de negociación que sólo lograba
acuerdos en los ámbitos que desfavorecían y debilitaban el sandinismo.
Las elecciones de 1990 se realizaron
un año antes de la finalización constitucional del período, como parte de la
negociación desventajosa. Parecía una
pelea de tigre con burro amarrado, por la situación terminal del país, sumido
en una guerra alimentada económica y militarmente por Estados Unidos
(¿recuerdan el escándalo Irán-Contras?) y librada con la intervención directa
de Honduras por el Norte y la complicidad de Costa Rica, por el Sur. Lo inverosímil, que el sandinismo tuviese aún
fuerzas para resistir y no dejarse domeñar militarmente, pero así son las
revoluciones… además, las encuestas lo daban como ganador y las movilizaciones
populares parecían ratificar las mediciones de las encuestadoras. La confianza en el triunfo siempre estuvo presente
en el asediado sandinismo, con la esperanza de que, cumplido su parte del trato,
la presión subversiva disminuyese y pudiera gobernar para todos los nicas.
Pero he aquí el falso positivo, no
reconocido por sus planificadores ni por su víctima, pero sabido por
protagonistas que lo colaron a la historia.
La empresa Gallup (desde 1930 propagando opinión según los intereses de
sus clientes), con sucursales y mamparas en todo el mundo, especialmente en
Latinoamérica, fue utilizada por la CIA para coordinar los resultados de las
otras empresas participantes en las encuestas preelectorales y dar como ganador
a los sandinistas, cosa que estaba alejada de la real intención de los votantes.
¿Puede repetirse este falso positivo
en elecciones venezolanas futuras? Los
sandinistas no poseían encuestadoras “propias” o cercanas a sus intereses, por
lo que no tenían una visión alterna de la intención de voto, y como dijimos,
las movilizaciones de masas parecían corroborar las expectativas de seguros
triunfadores; se confiaron en lo que parecía una prospección de la situación
real, y en verdad era el resultado de una cayapa de encuestadoras concertadas
para aparentarla. De ahí la importancia
de encuestadoras en las que se pueda confiar y de la inteligencia social para
conocer exactamente las mediciones de las empresas de oposición, siempre
dispuestas presentar resultados por encargo, y más cuando el pago se hace con
dólares en el exterior. De todas
maneras, es un riesgo implícito en la trampa electoral burguesa en que estamos
sumidos, sin plan B ni nada que se le parezca.
La última frase resume mi verdadera
posición sobre las elecciones, porque revolucionario que crea que sometidos a
este tipo de legitimación electoral se puede hacer revolución, está desubicado. Que durante 16 años haya funcionado
favorablemente, no significa que esté llegando al límite de la flexibilidad que
tienen, pues la combinación de subversión –de todo tipo– y acto electoral está
llegando a los términos de rompimiento. El
modelo electoral que inventaron las democracias burguesas está diseñado para su
reproducción y, en los últimos tiempos, se le ha introducido excelsos
mecanismos comunicacionales que les permite construir resultados sobre
circunstancias programadas, ambientes creados ex profeso, perversas inducciones
con visos de realidad. Las ventajas
objetivas de los electores se desvirtúan de tal manera, que terminan votando por
hologramas, contra sus más caros intereses.
Este rollo es largo y delicado, y
tendría que tener una presencia destacada en todos los cursos de formación
doctrinaria de los militantes.
Lamentablemente no ha sido así, y vamos, mas temprano que tarde, al
despeñadero electoral.
Nos veremos pronto para hablar sobre
las mediciones y su influencia en el timón de los gobernantes, caso Mérida.
Enlace de este escrito en LA COLMENA
http://pedrogrima.blogspot.com/2015/09/falsos-positivos-electorales-y-las.html
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