TAM QUERIDA... Y TAN MALTRATADA TATUY-TV
En eso de
titular, soy regular p´al tiempo. Antes
que ese juego de palabras, este
escrito tendría que haberse llamado “la
actitud del gobierno ante los medios. Y que
no me respondan con pajudeces sacadas del sobaco… para decirlo como el mal
hablado de mi tío Lucas Evangelista.”
Esta es la
sopotocienta vez que tecleo (forma moderna de garabatear) sobre la ignorancia
supina del verdadero papel de los medios en una sociedad que, pasito adelante, pasito
atrás, parece encaminarse hacia el socialismo.
¡Y ni enterados los destinatarios!... actitud lógica, porque la
dimensión del gobierno, la cuarta o quinta, según el teórico de la ciencia
ficción que se consulte, está separada de la dimensión de los seres comunes y corrientes
por una telaraña que actúa como filtro protector, e impide el paso de los
aspectos del sonido que tienen que ver con recordatorios, crítica y mentadas de
madre; tan eficaz es la malla, que ni siquiera Pepe Grillo puede
traspasarla. Esto, de abajo pa´rriba;
porque de arriba pa´bajo la red fabulosa
deja pasar arengas, peroratas, grandes ideas y hasta salpicaduras de saliva.


Como consuelo de
tontos (por eso de mal de muchos) puedo afirmar que ningún medio de los creados
durante los tres lustros de revolución bolivariana es mejor que cuando
nació. Más temprano que tarde sufren un
proceso de estagnación doctrinaria y hasta gráfica; los digitales, por mi mejor
conocidos, desaparecen servicios, columnas, periodistas, se blindan ante la opinión externa, se
enrollan como un ciempiés atacado; regurgitan mucho, tragan poco. ¿Qué esperar
entonces de los nonatos o de los malogrados?
En mi ciclo vital
he sido testigo de la vigencia de leyes, que más que eso son adefesios legales. De las que recuerdo, una fue derogada, la de
vagos y maleantes, pero otra, la de
periodismo, sigue contraviniendo la
libertad de expresión consagrada en la mamacita de todas las leyes. Por eso, cuando aparecen fenómenos
paranormales en el área de la comunicación, no hay nada más fácil que pensar
que es un gatuperio de periodistas, y eso me hizo tomar determinaciones.
Atónito y
anonadado por la incapacidad manifiesta de crear y mantener un medio revolucionario
(ojo, r e v o l u c i o n a r i o , no oficial) en el estado Mérida, a pesar de magníficas
intenciones y globos de ensayo, decidí estudiar comunicación social para
enterarme de qué capan a los comunicadores durante la carrera para que,
graduados, resuelvan poco y embrollen mucho.
Muy lejos del título, aún no me he enterado, pero allí voy, claridoso y
echando la verdad por delante, como nos recomendaba actuar el Gran Líder.
Hasta ahora me
había limitado a los medios escritos, y a sacar cuentas de cuántos periódicos
de barrio y pueblo se podrían hacer con el dadivoso financiamiento a los
pornográficos y fascistas periódicos merideños.
Alegría de tísico, cuando anunciaron las buenas intenciones (de esas que
usan para empedrar el camino al infierno, es decir, la revancha de la
burguesía) que volcaron sobre Mérida Ciudad.
Y como terrible realidad,
sufrimos el cómo se acercan las elecciones más cruciales de las habidas,
sin haber afinado un medio capaz de contrarrestar la mentira mediática y la
desinformación.
Pero con TATUY-TV
el colmo se atiborró. El caso sobrepasa
la intervención política regional, que tendría que haber aparecido
tempranamente como producto de entender, no que una televisora en las manos
adecuadas es un arma, sino el calibre de esa arma. Lo sobrepasa, porque directamente responsable
del apagón de TATUY-TV es el organismo Conatel, cuya mayor parte de vida ha ido
del tumbo al tambo, caminando como Chencha; lo sobrepasa, pero bien se pudo
resolver en la región porque hay con qué.
¿Cuánto se chupa
la TAM del presupuesto del estado Mérida?
¿Cómo se beneficia el pueblo merideño con los programas gubernamentales en
una televisora que no se ve ni en el palacio arzobispal, o que quienes la ven
son impermeables a cualquier lógica política, porque lo que buscan en ese medio
es alimento para su desquiciamiento vital, que el medio les prodiga de sobra? Financiar a TAM, Pico Bolívar, Frontera y una
sarta de emisoras mediocres, es un auto
suicidio, como bien dijese la mapanare de Rubio.
¿Cuánto tiempo más estará colgando TATUY-TV? Es una pregunta mal intencionada para Alexis
y Conatel.
Y una vez superado el problema.... PA´LAS CABLERAS, que los merideños no lo merecemos.
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