ALLONS ENFANTS DE LA PATRIE...
¡Crimen
bastardo, el perpetrado contra Charlie Hebdo! Inocentes suelen pagar los
platos rotos por quienes con el comportamiento acumulan odio (la manifestación
más superficial de la impotencia) en sectores de la población del mundo.
Los sacrificios humanos exigidos por los dioses suelen esconder desempeños más
humanos, que en este momento del desarrollo de la humanidad es la posesión del
Santo Grial petrolero; coincidentemente, en la tierra que lo alberga se adora a
Alá, como en los lejanos tiempos de las Cruzadas, por lo que la búsqueda del
Santo Grial y la posesión de Jerusalén han tenido una saga de actores que no
cesa.
Aparentemente
el crimen contra Charlie Hebdo no fue una producción de inteligencia (de falsa
bandera) para la instantánea toma de represalias largamente planificadas, que
lo hubiese sido de manejar personajes, delinear planes, inducir y permitir actos
y declamar sorpresa. Aparentemente fue
una acción más fácil que atentar contra una instalación de la OTAN o contra una
base israelí, por ejemplo, que más ofensas al entorno de Alá han
consumado. De todas maneras, el crimen
se cometió y, como debe ser, todas las gargantas mediáticas del mundo aturden
con su grito. Todas las gargantas, hasta
las que ni siquiera murmuran cuando quinientos niños palestinos son asesinados
en nombre de otro de los únicos dioses y destinos verdaderos… para colocar sólo
un ejemplo del comportamiento de los grupos de poder del mundo, es decir, de
quienes diferencian entre crímenes y crímenes, asesinos y asesinos, víctimas y
víctimas.
No
quiero bucear hasta las honduras de la censura y censuradores, porque nos
toparíamos con la realidad de que la selección de lo que se informa, el
sobornal subjetivo añadido a cada acontecimiento propagado, la mentira
convertida en verdad a punta de martillear en el yunque de los intereses del
sistema… todo esto y mucho más, es la madre de todas las censuras. Ni siquiera quiero comparar comportamientos
del poder en la Europa occidental y cristiana, ante las solicitud de censura
por supuestas ofensas a la religión de otro de los dioses verdaderos, el
propio. En nombre de este dios se han
recogido carteles, prohibido publicaciones, condenado películas o pedir a coro
exorcizar individuos, por mostrar a uno de los miembros de la Trinidad
personificado por mujeres o individuos de procedencia étnica distinta de la
establecida como legítima; y miren que no estoy refiriéndome a los justos juicios
del Santo Tribunal de la Inquisición ante cualquier asomo de herejía.
Aberrante
crimen se ha cometido contra gente de uno de los medios que lubrican con el
humor la lacerante realidad de cada día, escaramuzas de la “guerra entre
civilizaciones” que alguien declaró sin participarlo a los combatientes; y no
en cualquier lugar del planeta, sino en la Ciudad Luz, la cuna de la Libertad,
la Igualdad y la Fraternidad, trio de logros civilizatorios que forman la base
de la estructura de uno mayor, la Tolerancia, que debió instaurar la paz entre
los hombres. Y es que esos valores están
muy venidos a menos, en peligro de extinción.
El mantenimiento de un nivel de vida construido sobre la explotación de
los pueblos, ha hecho regurgitar cualquier principio altruista que se albergara
en sectores de la población; han vaciado de contenido sistemas teóricos que
marcaron derroteros para el conjunto de la humanidad; han bastardeado hasta el
nombre que lo distinguía de los sistemas felones y colonialistas, haciendo muy
difícil su recomposición… hablo del socialismo, del comunismo, del internacionalismo,
de la solidaridad…
¿Quedará alguna enseñanza del monstruoso
crimen con tapadera religiosa? En un día
soleado, sin el aturdimiento mediático presente, podría plantear lecciones
posibles y repasar la geopolítica del capitalismo desahuciado, el origen de
todos los males presentes. Hasta que
escampe, mis amigos, que estos cuatro trancos de opinión generen discusión, y
que cesen las manifestaciones de odio sobre la tierra.
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