Programa de gestión es compromiso revolucionario ante el Pueblo, María.
Reiteramos que Mérida es laboratorio opositor para ensayar y
medir el efecto de medidas desestabilizadoras.
A esta altura del año está muy lejos de haberse solucionado el problema
del des-abastecimiento inducido, que aquí se sintió con mayor rigor que en
otras regiones del país. Como no se ha remediado,
se morderá la cola con el que irremediablemente se producirá para entorpecer
las elecciones de diciembre, porque la oposición sabe que la dificultad extrema
para conseguir los productos de primera necesidad es la principal generadora de
descontento entre los sectores populares, disgusto que se traduce en apatía
electoral.
Ya los funcionarios del Ministerio de Alimentación
(encabezado por un “chavista” quien afirma que el patrimonio del Estado no
puede ser manejado por “trabajadores”) y de Indepabis (mejor conducido, pero
cercado) verán cómo solucionar a los merideños lo que aún supone una absurda
inversión de tiempo y molesto deambular para obtener, cuando no se quieren
adquirir a precios de atraco o simplemente no hay, leche en todas sus presentaciones,
harina de maíz y de trigo, mantequilla, arroz regulado (sobra el “saborizado”),
cortes de carne regulados, pollo, huevos, papel higiénico y otros artículos de
aseo personal, etc. Y verán cómo corrigen el pésimo funcionamiento del
Bicentenario, pedevales y mercales. El
gobierno regional debe exigirles seriamente soluciones al desbarajuste, porque
de la eficacia en el control de suministros y precios cuelgan muchos votos de
María Alejandra.

Hasta antes de que el problema de la seguridad trascendiera
la gravedad ética y social y se convirtiera en tema político de oposición al
gobierno, la clase dominante y los sectores sociales que perciben como ellos y
se identifican con sus intereses (las llamadas clases medias) apoyaban la
represión indiscriminada, los operativos genocidas y hasta el enfrentamiento
entre delincuentes, el “ajuste de cuentas” con que se resolvía un alto índice
de los muertos violentamente. En fin, el
resultado eran “menos malandros” y se consideraban vengados de la delincuencia
que los afectaba cuando eran abatidos. Ahora
llevan tramposas cuentas de los fallecidos y casi los promueven a los altares
de su ideología; es más, le interesa que la violencia social subsista y no
apoyan a las medidas gubernamentales para erradicarla, porque saben que su persistencia
“deteriora” al gobierno.
Pero lo anterior no justifica el crecimiento de los actos
delictivos en el estado, ni solapa la necesidad de combatirlos con todo el
poder del Estado, y como se ha demostrado en otros estados del país, la mejor
medida es supeditar la seguridad a los planes nacionales de seguridad. Pues a solicitarlo, gobernador.
El último aspecto, el de la impunidad, sabiendo que muchos
votos han fallecido en Mérida por la absoluta impunidad ante la corrupción que ha
imperado en el seno de las gestiones chavistas.
Mucha corrupción pública y notoria, mal escondida, de todas las
modalidades, y ni un chino preso. Pocas
denuncias hechas, pero todas engavetadas, todas cabroniadas por fiscales y
jueces prevaricadores. La corrupción
para el socialismo es como el pecado del escándalo para el cristianismo, es la
falta que no tiene confesión, que no tiene perdón: más vale que se aten una
piedra de molino y se arrojen al mar, sentenció Jesús. El día que se logre llevar a San Juan a
funcionarios merideños corruptos, ese día se recuperarán votos para la
Revolución.
Con el compendio obligado de los tres problemas expuestos,
pasamos María Alejandra, al problema capital, a tu Programa para el municipio.
Fácil o difícil, Alejandra; fácil, si como hicieron los militantes a
postularse en la época cuando se planteó otra modalidad de selección de
candidatos, gobernarían en “el marco del Programa de la Patria 2013-2019”,
salida por la tangente que no llegaba a plantear maneras concretas de
municipalizar ese magno programa revolucionario, guía de este y gobiernos
sucesivos, porque trasciende el tiempo y contempla los problemas hasta la
escala planetaria.


Y es que los merideños están hartos, pero la interpretación
de la pésima calidad de vida se hace con instrumentos ideologizados, que jamás
pueden brindar soluciones. De ahí la
gravedad creciente y el fracaso de los alcaldes.



Bueno María Alejandra, la responsabilidad que asumiste es
inmensa, pero todos creemos que con la campaña adecuada y al lado del pueblo
podrás vencer el karma de los gobiernos municipales burgueses que han asolado
la ciudad. Aquí estamos para lo que
decidas ordenar.
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Programa de gestión es compromiso revolucionario ante el Pueblo, María
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