Sea como sea no hay como Zea, bendito sea
Se decía “se me quedó en el tintero”, pero en la era de la
informática debe quedarse en la memoria RAM.
Di por terminada la serie sobre la candidatura de María Alejandra
Castillo a la alcaldía del municipio Libertador, sin decir que esperamos que su
ejercicio en la alcaldía sea de transición hacia el predominio de la Comuna,
cuando las atribuciones de los alcaldes cambiarán esencialmente. ¡Queda dicho!
Muy activa la temprana campaña del coprolito merideño, que
ya prometió solucionar lo que su mentor Léster B no ha podido: basura, tráfico
y comercio informal. Además de “tomar la
experiencia del alcalde Ocariz para darle solución” al comercio informal, debe
estar recibiendo cursos intensivos de Léster B sobre basura y tráfico, para
presentar al público la carita ofreciendo soluciones para problemas que su
partido ha contribuido a generar y mantener.
En otra oportunidad les invitaré a reírse con las soluciones que
propone, pero lo importante es que está ofreciendo soluciones y hay gente que le
conviene creerlas.
Ahora con Zea. Este
municipio, el segundo más pequeño del estado, con una población electoral
semejante a una parroquia mediana del Libertador (un poco menor a la de Lasso
de la Vega), tiene la dudosa marca de haber sido ganado por Copei desde 1948, y
si un alcalde no lo ha sido, como el actual de ese saco de gatos sarnosos y rabiosos
que es la MUD, llegó gracias a los votos de Copei. Desde el 2000, el mejor resultado logrado por
la Revolución fue en las elecciones presidenciales de 2012, cuando se obtuvo
3.179 votos, el 47,92% de la votación.
En las elecciones regionales de ese año, sumados los votos de Alexis con
los del “disidente” (para calificarlo de algo) Porras, se sobrepasaba la
votación de la oposición, pero poco se debe confiar de los “disidentes” de ese
momento, porque el comportamiento actual en el estado es el de puercos sin
horqueta. De todas maneras, la votación
de los alcaldes de la derecha viene en declive acelerado.
A Zea se le agrupa entre los municipios del Valle del
Mocotíes, quizá por su pertenencia histórica al “distrito” Tovar, pero lo
cierto es que geográficamente está volcado hacia el Sur del Lago. Una de las parroquias, Caño Tigre, pertenece
plenamente a esta zona, y tiene por tanto una dinámica de crecimiento distinta
y mayor a la parroquia capital, Zea.
Coherentemente, Caño Tigre es chavista y Zea opositora.
¿Se ganará Zea por primera vez en las elecciones de
diciembre? Posible, y se rompería ese
maleficio electoral, pero no es seguro por razones diferentes al Libertador. Hay zedeños chavistas claros, pues al
pedírsele opinión recitan un largo aquí “no hay”, y lo que no hay son misiones,
beneficios e instituciones creadas por la Revolución para mejorar la calidad de
vida de los ciudadanos.
En Zea no hay CDi ni SRI.
Tampoco hay mercal, pedeval, abasto bicentenario ni programa Mi Casa
Buen Equipada. No hay banco Venezuela,
Bicentenario, Industrial ni ninguno que se haya creado con propósitos
específicos, como el de la mujer; es más, tampoco cajero automático de banco nacional
o comercial. No hay central telefónica
con capacidad de Internet de banda ancha (ABA), tampoco infocentros o algo que
se asemeje, ni oficina de CANTV, Movilnet y Corpoelec donde se pueda contratar
servicios o pagar recibos. No hay
actividades de las misiones Árbol, Madres del Barrio, Niño Jesús, Negra
Hipólita, Saber y Trabajo, Ciencia…; como tampoco oficina de atención de la
Misión Agro Venezuela ni programas de INCES.
No hay centro materno-infantil e insuficientes los cupos en preescolares,
repartidos en locales no aptos. No hay
empresas de producción social ni de propiedad comunal. No hay Cuerpo de Bomberos, Defensa Civil ni
grupo de rescate. No hay centro de
distribución de gas comunal. No hay
medios de comunicación comunitarios verdaderamente revolucionarios. Los acueductos comunitarios no tienen planta
de tratamiento. No hay seguimiento a los
Consejos Comunales y aún no hay Comuna organizada. No hay local de usos múltiples para las
necesidades de las comunidades organizadas.
El “gobierno de calle”, el Barrio Nuevo Tricolor y otras estrategias
gubernamentales recientes, no se han dejado ver en el municipio. El PSUV no tiene sede, la formación política
no existe y la organización es endeble coyuntural.
Y algo relevante, a pesar de ser uno de los municipios mejor
dotados por la naturaleza y la tradición, no se ha incorporado a las “rutas turísticas” de
Cormetur y del MPPPT, y apenas hay actividades y proyectos turísticos. Por la presencia de una imagen religiosa (el
Niño de la Cuchilla) con una amplia influencia en los estados Mérida y Táchira,
siempre ha habido un fluir de visitantes a la población, nunca interpretado por
los organismos oficiales como “turismo” y, por tanto, no respaldada ni
promocionada.
El inventario de carencias es mayor; no obstante, ¿han visto
tantas juntas? ¿Va en serio la esperanza
de ganar las elecciones en el municipio con ese relegamiento
gubernamental? Mientras, los partidos de
la derecha, Primero Impudicia, sobre todo, compran la voluntad de jóvenes con
dádivas tecnológicas, como teléfonos “inteligentes”, y la alcaldía opositora
hace uso de dosis masivas de demagogia y uso del poder.
Por la circunstancia de estar un peaje en su jurisdicción y
haber sido bautizado con su nombre, el municipio está entrando en los de mayor
incidencia delictiva del estado, aún cuando no es así. Todo lo que sucede en el peaje se informa
como acaecido en Zea y la reputación del municipio se va empañando.
Distintos pues los casos de Zea y Libertador, dos de los
municipios de oposición del estado Mérida.
Más fácil incidir en Zea, porque sus carencias son reconocibles y remediables,
y es más susceptible de una campaña como la tradicionalmente planteada, bien
hecha. Hasta pronto, mis amigos.
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