HISTORIA PARA FUNDAMENTAR (y 3) (Recorre el blog para ver la primera y segunda parte)
APUNTALANDO CON HISTORIA
Soy producto de… Mi situación actual se debe a… Pertenezco a esta clase social porque… Mis rasgos culturales se originaron en… Esta práctica siempre no ha sido así, porque antes… Existe la posibilidad de…, porque… Tengo derecho a…, porque… Esta historia la puedo contar de este modo… Eso es mentira, porque… Conocí a fulano y me contó que... Antes se hacía de este modo, y lo voy a demostrar… Y después de cualquiera de estas o tantas otras afirmaciones, la gente, el pueblo, se dispara a “historiar”. Quizá lo practicaron alguna vez en las misiones educativas, donde se hacen ejercicios de autobiografías, historias locales, historia de vida. Quizá les tocó “investigar” para cumplir con los requisitos de, por ejemplo, diseñar un proyecto productivo. O lo asimilaron en “Aló Presidente”, donde Chávez cuenta entre historia y anécdota su vida, analiza la historia que le tocó vivir o se remonta a usar en función de la revolución la historia de nuestro País, América Latina y el mundo, y anima a utilizar esta herramienta de análisis.
Después de ver las grietas que está sufriendo el sistema que mantuvo a buen recaudo la historia, y presenciar su uso como instrumento de liberación del pueblo, es necesario plantear que en coyunturas históricas, se hace camino al andar y toma vigencia la máxima de que “en el camino se aprietan las cargas”, precepto básico de la planificación adeca. ¿Método? ¿Rigor? ¡Preciosismos! Frenarían tempranamente el crecimiento del pueblo como historiador, pero sobre todo, su reconocimiento social.
No obstante, nadie está considerando la desaparición del oficio de historiador, todo lo contrario se le está fortaleciendo, imprimiéndole un papel fundamental en la construcción de la sociedad. En cuestiones cardinales, si se apuntala endeblemente, la estructura puede derrumbarse, y de ahí la necesaria presencia de los historiadores profesionales comprometidos, que usen la historia como una de las armas de construcción del socialismo. A la historia positivista prevaleciente en los planes de estudio y en el imaginario social, hay que irla reorientando hacia una historia que privilegie el estudio del pensamiento liberador, el de los modos de producir para conocer el monstruo desde sus entrañas y rescatar lo útil para la construcción de la economía sustentable que satisfará las necesidades del hombre nuevo, la historia de quienes no tienen historia a pesar de haber sido fundamentales en su construcción, la historia que nos impida caer en los abismales errores del pasado y nos permita iluminar el camino hacia el futuro. En estos ámbitos debe estar necesariamente presente el rigor histórico, la práctica responsable del oficio de historiador, la correcta utilización de la teoría y los métodos en la investigación histórica, todo lo cual permitirá el uso de la historia como arma de la Revolución.
Esto aplica para los historiadores revolucionarios, para los historiadores que han asumido la historia que viven como la legítima posibilidad de ejercer su profesión, su pasión. Los neoliberales, neopositivistas, eurocentristas, modadependientes, fragmentalistas... siguen allí, ensimismados, deslumbrados con sus ombligos, en sus cielos académicos, llevando agua para los molinos de la globalización.
Esto aplica para los historiadores revolucionarios, para los historiadores que han asumido la historia que viven como la legítima posibilidad de ejercer su profesión, su pasión. Los neoliberales, neopositivistas, eurocentristas, modadependientes, fragmentalistas... siguen allí, ensimismados, deslumbrados con sus ombligos, en sus cielos académicos, llevando agua para los molinos de la globalización.
Como ya lo he planteado, este blog perseguirá los dos objetivos, el de apuntalar la historia popular y académica, ofreciendo asesoramiento oportuno, y el de aclarar algunos temas que tienen mucho lastre histórico por el tratamiento positivista y neoliberal y todos los intereses que acompaña a estas escuelas de sumisión. Pero es más, mucho del análisis marxista de la historia latinoamericana tambien deja mucho que desear; mal enfocado, constreñido a esquemas doctrinarios no correspondientes al desarrollo histórico regional, sustentado en la historiografía positivista, falto de interés por las verdaderas fuentes. Espero que poco a poco este blog llegue hasta los ámbitos donde su necesidad se pueda demostrar, a quienes están enfrentando trabajos históricos, y entonces habrá cumplido un objetivo y me sentiré contento.
(editado el 23 y 31/12/12)
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