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jueves, 26 de octubre de 2023



MÉRIDA, AMBIENTACIÓN DE LA CIUDAD:

EL ÁRBOL COMO FETICHE.  1. 




    
Ni que dudar sobre la necesidad de parques urbanos y arborización de vacíos en áreas edificadas para elevar la calidad de vida de los habitantes de las ciudades.  Tal necesidad viene planificada en ciudades nuevas y en ampliaciones de las existentes, pero es distinta en ciudades heredadas de épocas cuando no era necesario o no se había determinado la necesidad de hacerlo.


    Ciudades como Mérida hasta la segunda mitad del siglo XX, de escasa superficie, horizontal, con extensas áreas verdes aledañas y pocos focos generadores de contaminación,  ofrecían una calidad de vida extraordinaria a sus pobladores a pesar de sus calles estrechas y relativamente pocas plazas y espacios públicos.


    Esta situación idílica comenzó a deteriorarse exponencialmente desde los años cincuenta del siglo pasado, con la ampliación acelerada  y no planificada de la ciudad sobre las zonas verdes contiguas, el crecimiento vertical del centro, el aumento de la densidad de población, el incremento del tráfico automotor y los focos de contaminación.


    Los efectos se manifestaron sobre todo en el centro de la ciudad, haciendo que cada intervención urbana subsiguiente llevase consigo medidas para atenuar el deterioro.  Entre las soluciones que se buscaron fue la de plantar árboles donde fuese posible, y en la aplicación de esta medida se terminó por cometer errores graves, convirtiendo la arborización del centro en nuevo problema en lugar de solución de los anteriores.


Foto tomada en  https://www.instagram.com/bosquesagrado.merida/

    Para desarrollar esta idea debo tocar de refilón que las campañas de reforestación en Venezuela siempre estuvieron contaminadas con dañinos criterios externos, manifestación de la dependencia cultural y tecnológica a que hemos estado sometidos.  Y las ideas  y prácticas de esas políticas de reforestación actuó de lleno sobre lo que se hizo en algunas ciudades como Mérida.


    A la hora de usar la arborización para contener problemas urbanos (deterioro de la calidad del aire y aumento de la temperatura) se despreció descaradamente las especies nativas y comenzó a hacerse con especies de moda, importadas de otros climas y continentes.  Aparecieron en Mérida las coníferas, acacias, heveas, los ficus, fresnos, el cují, el tulipán africano, el chaguaramo… muchos traídos y <<adaptados>> por la Facultad de Ciencias Forestales que apareció (escuela, 1948; facultad 1952) y cuyo desarrollo fue paralelo a la crisis ambiental de Mérida. 



CONTINUARÁ CONTINUARÁ CONTINUARÁ



Pueden plantear cualquier  inquietud, con la seguridad de que será respondida convenientemente.




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