Resumo dos postulados expresados en escritos anteriores: una,
que mientras más alto el cargo, menor posibilidad de evaluar la realidad real
(¿no es correcto hablar de la verdad verdadera?, pues bueno, deriven la
realidad real), porque los buenos deseos implícitos en el ejercicio del poder
obnubilan y la cadena de percepciones interesadas que se transmiten de abajo
arriba reconfirman esa apreciación. La
otra, que si se tiene una encuestadora de confianza, que la hay, que no de
resultados a la medida del pago sino a la de la necesidad política, no dudaría
en contratarla por si existe razón en la percepción de los militantes (ojo,
militantes) que viven la vida política en el laboratorio de la calle.
Y es que hay mucha diferencia en la percepción del futuro
electoral por parte del gobierno y partido regional, y la militancia pensante
sin cargos o amarres en esos dos entes.
Lo expresado es una suposición, fundamentada en la ausencia de ajustes
en el comportamiento político y en el estilo de gobernar, lo que indica una
seguridad total de que no se está exponiendo nada y se recorre el camino correcto
para asegurar el triunfo en las inminentes elecciones; porque de actuar de esa
manera sabiendo que se cierne sobre le estado una catástrofe electoral, sería
el suicidio político más elemental que pudiese darse.
Existen y reconocemos líneas de gobierno absolutamente
coherentes con los principios rectores de la Revolución, enunciado que se hace
para alejar cualquier sospecha de crítica generalizada y mal intencionada… pero
hay comportamientos absurdos que sería grave omisión política no someterlos a
análisis crítico o a la reprobación total.
Entre estos resalta los derivados de falta de coherencia entre teoría y
praxis, como la negación e entorpecimiento de la participación popular, la
prevalencia de enfoques burgueses de políticas administrativas, la presencia de
actos de corrupción en cualquiera de los aspectos que incluye esta expresión. Y ejemplos de todo lo anterior tenemos en la
administración regional, blindada a toda crítica y recomendaciones externas.
En la coyuntura de vivir una
situación preelectoral poco esperanzadora, las prácticas administrativas y
políticas absurdas, siempre paradójicas, adquieren un contraste extremo por las
consecuencias que de ellas pueden derivarse.
Y ante la ceguera y sordera de quienes tienen el poder de evitarlas,
sólo queda las llamadas de atención, los gritos de advertencia, más por intuir
que puede haber una debilidad en la inconsciencia, que por descargar
responsabilidades históricas y poder decir en el futuro “lo advertí”, expresión que resume siempre un fracaso histórico.
Del presente escrito derivarán tres,
que esperamos publiar en este medio a corto plazo: la obcecación por mear fuera del pote
en cuanto a las clases a que debe beneficiar ciertos aspectos de la
administración del gobierno y, desde luego, su repercusión política; la actitud
inexplicable de mantener un equipo inútil en una de las áreas con mayor
influencia en los resultados electorales, el de comunicación, propaganda y
agitación; y la absurda actitud de jamás someter a análisis posterior los
fracasos –y lo triunfos– electorales y, por tanto, tropezar siempre con la misma piedra.
Nos veremos pronto, amigos, y les pido que ayuden
a propagar esta opinión.
Enlace de este escrito en LA COLMENA
http://pedrogrima.blogspot.com/2015/09/si-fuese-gobierno-en-merida-encargaria.html
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