Voy al centro y contemplo la remozada de que fue objeto el C.C.C El Fortín, frente a la plaza Bolívar.  Pregunto, ¿será esto un avance del PLAN 465?

    Mirándolo con un ojo cerrado y caminando rapidito, está muy bien.  Más atentos, reverdecen los detalles.  

    No me referiré a la tarea imposible de que el PLAN 465 contemple la solución del problema del ejercicio del comercio informal y abusos del formal, porque ese problema no existe, ya que fue solucionado como diez o doce veces por cuanto alcalde ha menguado en Mérida.  Este problema no existe, no existe, no existe.  Alucinaciones el robo de piezas del mobiliario urbano, la destrucción de monumentos, la contaminación visual y acústica, el impedimento al libre tránsito, la suciedad generada… espejismos que ya se están reponiendo en la edificación como mostrador de mercancías.  Fantasía.

Para hoy, dos aspectos de la renovación del casco central que deben estar meticulosamente planificados y que muy pronto comenzaremos a verlos aplicados.

Uno, el cableado eléctrico que hasta en el recóndito Yegüines fue soterrado.  Así va a suceder aquí y los cables de diferentes servicios que cuelgan sin orden ni concierto en varias cuadras del centro, desaparecerán. 

Dos, el estudio de la sustitución de las aceras, cuyas nuevas características fueron concretadas con parámetros de durabilidad, facilidad de reparación, seguridad, belleza, tradición y costos.  Muy pronto el caos de las aceras del centro de Mérida será un mal recuerdo.

La construcción de nuevas aceras no se puede hacer sin la definición de la vialidad vehicular del centro, solución aplazada desde siempre por intereses constituidos y miedo de las autoridades a afectarlos... miedo, por no decir complicidad.  A esto dedicaré la próxima entrega del PLAN 465, que haré en la medida en que vayan apareciendo las transformaciones que persigue.

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    Después de quejas de diferente calibre por daños graves, este edificio que aloja la Biblioteca Febres Cordero fue impermeabilizado.  No hubo quien no aplaudiera la obra realizada, porque era absolutamente necesaria.

    Pues bien, a poco de terminado el trabajo los problemas de filtración de agua resurgieron, incluso afectando áreas donde no había estado presente.  Lo que quiere decir que el trabajo efectuado fue una chapuza.

No sacaré conclusiones de esto, pero alguien (quien pagó el trabajo) debe pedir cuenta de sus deficiencias y obligar a reparar el daño.

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