Primero de mayo de 2016... con la historia a las costillas
Vuelvo de la marcha que recorrió
calles de Mérida, comienzo a seleccionar las fotos que publicaré en las redes
sociales, y en la tarea, la incertidumbre vuelve a abrirse paso en mi cerebro de
historiador… y surgió este escrito breve
que no puedo evitar, coherente con lo que cada día expreso al observar la
levedad del pensamiento revolucionario que acompaña a quienes nos dirigen.
Sin ambages pregunto si será el
último primero de mayo del intento de construir una sociedad socialista, para
vivir el próximo como un combate más de la protesta inútil contra el retroceso
de la historia que nos amenaza. Con esta
correlación de fuerzas, el eje de funcionamiento de la clase obrera, la LOTTT,
se volvió una ventana de vidrio en medio de trifulca a piedras; y sin la LOTTT,
queda abierto el resbaladero hacia la explotación y la discriminación que
pareció superarse definitivamente.
¿Entendió la clase obrera venezolana
su papel en la revolución que preconizaba Chávez? ¿Superó el reivindicacionismo y le entró de
frente a la participación? ¿Están los
trabajadores de las empresas de referencia de la clase obrera en la vanguardia
del intento de creación del modelo de socialismo que encaminó Chávez? ¿O sólo
gozan de mejores salarios y beneficios en empresas productivamente venidas a
menos y a cargo de la renta petrolera para sobrevivir? ¿Surgió de los trabajadores una burocracia
sindical pérfida como la paradoja de su existencia? ¿Y los trabajadores del terciario, crearon la
capacidad necesaria para prescindir de la capa gerencial soberbia que se adueñó
de las empresas? ¿Y los de las empresas
privadas?... La respuesta a esas
preguntas nos llevarían a aclarar si los avances legales que promovió Chávez
fue más el pago de la deuda histórica infamante, sin la lucha necesaria por
parte de los trabajadores para merecerlos y para mantenerlos como derechos
adquiridos.
¿El adoctrinamiento revolucionario
nos convirtió en seres con la claridad de saber que cuando el hambre amenaza la
solución es la guerra a muerte contra quien la provoca y no delegar esa actitud
necesaria en nadie? ¿Cómo llegamos a
permitir que un proceso que resistió los intentos más feroces de vencerlo,
fuese puesto en jaque por el hambre programada y formas crueles de distribución? Lejos estamos de las características del
“período especial” que resistió con integridad la revolución cubana; que si
estuviésemos cerca de las carencias que a los cubanos les tocó sufrir,
estuviésemos bajo la tiranía del fascismo apoyada en la ocupación militar
extranjera.
En fin, deteniendo las divagaciones
de nunca acabar y volviendo a la marcha de hoy, afirmo que no expresó las
consignas básicas de la clase obrera en este momento histórico (un cartelito
perdido clamó por la defensa de la LOTTT), lo que puede significar que se
ignoran, que se trataba más de un compromiso laboral, pasivo o espontáneo, pero
compromiso al fin. No en demasía, como
obliga el tiempo que nos toca vivir, pero estuvo nutrida y estaban muchos de
los que son. Nos encontramos viejos camaradas,
bastantes amantes de Chávez que llevan el desespero en el corazón, demasiados
funcionarios y tal cual burócrata de oficio.
Buena parte de quienes asistimos, ocupamos trincheras endebles en la
lucha contra la arremetida del fascismo, porque la línea de trincheras de
referencia, las construidas por el pueblo chavistas, están ocupadas por
funcionarios que en algún momento se encandilaron con el poder y asumieron la
ceguera resultante como forma de conducir el proceso.
Concluyo afirmando que nos queda poco
tiempo, a no ser que haya un Plan Y –que
bienvenido sería, y que reclamemos con entereza el derecho de expresar
nuestra disconformidad, pero sin cejar y tratando de ocupar o construir
espacios inaccesibles para el fascismo que nos declaró la guerra, la guerra en
la más amplia acepción de este desgraciado fonema.
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ENLACE de este escrito La Colmena:
en http://pedrogrima.blogspot.com/2016/05/