Alcedo Mora, desaparecido, y la desesperanza comienza a corroer corazones
Es aflictivo eso
de jerarquizar los crímenes de lesa humanidad, sobre todo si se cometen en
periodos históricos cuando la preservación de los derechos humanos debe ser
principio y fin, cuando el humanismo tiene que prevalecer, cuando se enaltece
la vida y se censura la muerte. De los
crímenes alevosos, por la incertidumbre que conlleva, la desaparición de
personas es de los más horrorosos; crea un limbo compartido por los deudos y
por todos los seres sensibles que se ven alcanzados por la noticia, y el
esfuerzo que las instituciones del Estado deben realizar para resolver la
anormalidad, debe ser descomunal, hasta las últimas consecuencias. La Defensoría del Pueblo es el pivote de las
instituciones con que contamos para enfrentar revolucionariamente la solución
de violaciones graves de los derechos humanos, y allí sí debe jerarquizarse los
casos concretos que están ocurriendo y exigir a las instancias pertinentes que
se tomen las medidas que conduzcan a la solución de las irregularidades.
¿Se está haciendo
eso con Alcedo Mora, camarada desaparecido desde hace más de cuatro meses? ¿Basta con que la Defensoría del Pueblo
“muestre su preocupación por la lenta marcha de las investigaciones”? ¿Cómo se manifiesta la presión necesaria ante
el Cicpc, los organismos de inteligencia del Estado, el Ministerio Público y
todos los entes que deben movilizarse para esclarecer este “terrible
drama”? ¿Cuándo voceros de estos
organismos informarán sobre lo actuado?
¿Su silencio se puede traducir como inacción o como fracaso de sus
actuaciones? ¿Qué quiso decir el
Defensor del Pueblo con esta frase de antología: “Entendemos lo complicado de
tales investigaciones, en tanto las desapariciones de los citados ciudadanos
ocurrieron de forma atípica”?
Si consideramos
que está suficientemente demostrado que los cuerpos de investigación del país
no se chupan el dedo, y que todos los casos de delitos y crímenes con
trascendencia política, por muy enmarañados que se hayan presentado, han sido
resueltos, le da otro cariz el caso de Alcedo Mora y el de otros desaparecidos
que actualmente se investigan. Podríamos
pensar que existe falta de voluntad para esclarecer lo que le sucedió a Alcedo
Mora, y que esa actitud se debe a la exactitud de rumores que se han difundido
en torno a su desaparición.
El exhorto
implícito en este escrito es que se profundice y acelere la investigación sobre
la desaparición de Alcedo Mora, que el defensor del pueblo se coloque al frente
de ella presionando lo necesario, denunciando las fallas, informando
permanentemente al país. Con
responsabilidad, decisión y arrojo, que es como se defiende los derechos
humanos del pueblo.
La actitud oficial en el caso de Alcedo ha causado mucho daño. La duda y la desesperanza comienza a corroer corazones; la impotencia desubica, pero la lucha por conocer la verdad no ceja. Por otra parte, siempre hay almas carroñeras que aprovechan situaciones dolorosas para abanderar propósitos insanos, y también están actuando en nombre de su odio y perversidad. El único remedio ante esto, que muy pronto aparezca Alcedo y los culpables de su desaparición sean castigados ejemplarmente.
La actitud oficial en el caso de Alcedo ha causado mucho daño. La duda y la desesperanza comienza a corroer corazones; la impotencia desubica, pero la lucha por conocer la verdad no ceja. Por otra parte, siempre hay almas carroñeras que aprovechan situaciones dolorosas para abanderar propósitos insanos, y también están actuando en nombre de su odio y perversidad. El único remedio ante esto, que muy pronto aparezca Alcedo y los culpables de su desaparición sean castigados ejemplarmente.
(NB: Los
entrecomillados provienen de tuitazos de @TarekWiliamSaab del 19/06)
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