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lunes, 7 de marzo de 2016


MÁS SOBRE AGRICULTURA URBANA:
LA PEDREGOSA PERIURBANA.




Mostramos aspectos de la agricultura urbana propiamente dicha, y ahora lo vamos a hacer de la “periurbana”, que es la que permitirá cumplir en Mérida los objetivos planteados en el plan de los cien días –20 % del abastecimiento de 13 rubros– porque el área periurbana de Mérida es amplia y agrícola de tradición.  Arbitrariamente comienzo con La Pedregosa (parroquia Lasso de la Vega) para plantear particularidades que quizá puedan ayudar a entrompar el plan de los cien días allí, a sabiendas de que es otra área periurbana de Mérida (El Valle de los Alisares, parroquia Gonzalo Picón Febres) la que se ajusta mejor a los objetivos inmediatos del plan, que dejo para una futura entrega.
La Pedregosa fue uno de los “graneros” de Mérida, cuya producción (café, maíz, cambures, yuca, aguacates, frijoles, tomates, cebolla, queso…) era llevada cada semana al mercado principal, y la imagen de los bueyes cargados con productos de la Pedregosa, es un recuerdo aún presente en ancianos de la zona y de la ciudad.  La producción era más variada, pero muchos productos sólo se dedicaban al consumo de los agricultores, porque “no tenían precio” en el mercado.  Quizá tengamos que dejar establecido que la densidad de población era baja, las pequeñas unidades de producción eran las que aportaban los productos enunciados, y el trabajo estaba organizado familiarmente.
Como se trataba de producción para el mercado local y patrones de consumo resistentes a los cambios, con más o menos dificultades y mermas, la agricultura de la Pedregosa siguió aportando al mercado cuando ya otras agriculturas merideñas estaban casi desaparecidas.  El declive mayor se produce cuando el tipo de renta realizada derivó hacia la simple posesión de la tierra para dedicarla a negocios inmobiliarios o turísticos, y cuando el crecimiento desigual aseguró mejores ingresos en actividades urbanas de los sectores secundario y terciario, lo que ocurrió a partir de los años 60-70 del siglo XX.  Los campesinos fueron desapareciendo, y con ellos la producción agrícola, actividad que no se vio favorecida por cambios tecnológicos que pudieran sostenerla.
El urbanismo avanzó inmisericorde, asentando en la zona a forasteros de medio y alto poder adquisitivo, en urbanizaciones cerradas o casas aisladas, y la agricultura pasó a ser excepcional.  Sin embargo, el avance de estos dos factores no impidió la pervivencia de una cultura campesina singular, con las expresiones de religiosidad características, otros rasgos culturales y el conocimiento de las prácticas agrarias ancestrales.  Esta continuidad favorece la reactivación de las actividades, que es lo que está sucediendo al estarse convirtiendo los aportes de la agricultura de la zona en solución a problemas sociales e individuales.
La tradición agrícola de La Pedregosa, así como la presencia de descendientes de los antiguos agricultores y de campesinos del interior del estado asentados recientemente, favorece la reactivación de la agricultura y, por tanto, la aplicación de los planes perentorios de agricultura urbana.  No obstante, para que tenga éxito estamos obligados a considerar una serie de peculiaridades, que trataré de resumir.
1.     El plan de los cien días debe estar incluido en uno de reactivación total de la actividad agrícola, para resultados a mayor plazo.  Más que procurar lograr la incorporación a través de los rubros posibles en la zona, de los 13 previstos, el esfuerzo debe estar en reactivar todos los posibles, los históricamente importantes y los establecidos con éxito recientemente.
2.     Buena parte de las tierras aptas para la agricultura en La Pedregosa están bajo el sistema de tenencia de mediana y gran propiedad, desajuste que antes no se había hecho tan patente, porque la gran propiedad de la zona –como casi toda en el país– no tuvo participación significativa en el aporte de alimentos a los mercados locales; hasta la agricultura de puertos, a la población venezolana siempre la alimentó el conuco y otras formas de pequeña propiedad.  Las grandes propiedades de la zona fueron las primeras en abandonar las actividades económicas, para convertirse en terrenos para la futura expansión urbanística, dudosos proyectos turísticos y actividades lúdicas.  En la actualidad, excepcionalmente encontramos algunas dedicadas a ganadería extensiva y, más recientemente, áreas destinadas a la agricultura emergente.
Las necesidades actuales pusieron en evidencia esta anormalidad en la tenencia de la tierra, rezago absurdo después de más de 12 años de haber recibido los gobernadores la orden de desarticular esta forma perniciosa de tenencia de la tierra… y resulta que sobrevive en las mismas narices del poder encargado de su erradicación.
3.     Desde hace pocos años se ha venido incorporando a la producción áreas con pendientes muy pronunciadas, sin las medidas de roturación y obras adicionales recomendadas para su conservación; el resultado es un deterioro patente de tales áreas, que a corto plazo las sacará definitivamente de cualquier uso agrícola.  Este desentendimiento por la conservación ha tenido manifestaciones mucho más salvajes, como el desbrozar vertientes de cursos de agua para sembrar cambures, por ejemplo.  Áreas así tratadas lo han sido con financiamiento de organismos del Estado.
4.      Por mucha buena voluntad de campesinos y organismos del Estado, la reactivación de la agricultura en La Pedregosa no puede hacerse sin riego, problema muy difícil de solucionar.  Hay zonas cercanas a “callejones” donde se ha improvisado tanques para acumular agua, que permiten mantener algunas siembras a medio riego; en otras, se utiliza para regar el agua destinada al consumo de la población, con los perjuicios evidentes.  La escases de agua es general en la zona y, creo, no hay iniciativas oficiales para estudiar esa limitación.

Tomando en cuenta lo expuesto, plantearé aspectos que deben tomarse en cuenta para lograr cumplir con los objetivos planteados por el plan de los cien días y, más allá, con el establecimiento de una agricultura urbana sustentable en La Pedregosa.
11.     Por el nivel de urbanización de la zona, todo lo planteado en el escrito anterior (Agricultura urbana, ¿ilusionismo o solución?) es aplicable para las zonas densamente pobladas de la Pedregosa.
22.     Ante condiciones favorables y la urgencia del encargo oficial, la organización humana prevista para el plan de los cien días debe abordar e incorporar a quienes estén en capacidad de producir alguno de los 13 rubros establecidos en este plan.
33.     Se debe proceder a reactivar las pequeñas plantaciones de café semi o totalmente abandonadas, financiando la limpieza, la aplicación de medidas fitosanitarias y la resiembra.  Es una medida que comenzará a dar resultados desde la próxima cosecha, incrementándose la producción en la medida en que surta efecto las medidas adoptadas.  El beneficio de esto es imponderable, dada la capacidad de conservación aneja a la siembra de café.
44.     Demostrada está la adaptación a las condiciones agronómicas de La Pedregosa de cítricos, aguacates y piñas, cultivos que pueden ser de secano, aplicables a extensas áreas, con poca demanda de trabajo y que pueden convertirse en aliados para la conservación de suelos.  Así tarde más en iniciar la producción, debe preferirse el aguacate criollo, de gran corpulencia y enraizamiento profundo; de los cítricos los mejores resultados se han logrado con limones y mandarinas.  El establecimiento de viveros y la asistencia fitosanitaria sería la actividad recomendada, que redundaría en producciones considerables en un plazo no mayor de cinco años.
55.     El producto más extendido en la zona es el cambur, cultivo que debe ser priorizado en cualquier plan de reactivación de la agricultura.  Es necesario la renovación de las plantaciones, introducción de variedades más rendidoras y asistencia fitosanitaria. 
66.     Hay otros cultivos tradicionales que deben ser atendidos, como el maíz, la yuca, y de esta, la llamada yuca amarilla, diferentes tipos de frijoles, auyamas, chayotas y otras cucurbitáceas, moras
77.     Cultivos favorecidos recientemente, como cebolla y tomate, deben ser restringidos a terrenos donde no causen deterioro ambiental, y para que sean coherentes con los propósitos de la AU, deben ser realizados sin uso de agroquímicos.
88.     Algunos de los rubros agrícolas citados pueden ser sometidos a procesos que les agregue valor en el mercado.  Es el caso de los tomates, cambures y otras frutas, que pueden ser deshidratadas con facilidad; o el caso del café, que podría ser procesado en la zona.
En definitiva, por haberse convertido La Pedregosa en área urbana y periurbana, y haber sido un área agrícola importante para el consumo de los merideños, más que la aplicación de un plan coyuntural de AU, lo que requiere es la reactivación integral de su agricultura, ajustándose estrictamente a los parámetros técnicos y ambientales propios de la AU.  Es posible, y el esfuerzo no excesivo.
Una acotación final indispensable, es la necesidad de una estricta vigilancia para que no se cometan más estropicios ambientales, y se pongan en ejecución proyectos de recuperación de áreas degradadas.  Ha habido lenidad ante estragos, lo que ha provocado la continuidad de la conducta ecocida.  Una recomendación obvia es la de utilizar árboles nativos para la reforestación necesaria.


[1] Debo hacer tres aclaraciones necesarias.  1. Durante mi vida universitaria mis trabajos fueron metodológicamente esmerados, pero en estos momentos de mi vida sólo trato de hacer útiles socialmente conocimientos adquiridos y experiencias vividas, sin detenerme en la corrección metodológica.  2. Estoy a la orden para cualquier precisión o ampliación de temas, aclaratorias, etc.  Sólo tienen que solicitármelo.  Y 3. Les recuerdo que en Historia para Fundamentar no existe el copyright; se publican bajo licencia de Creative Commons Reconocimiento 3.0 Unported License, cuyas condiciones pueden ver en el enlace.

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En un pequeño terreno arcilloso de la Loma San Rafael, aparentemente sin capa vegetal y sin utilización de abonos, un empleado comercial ha logrado producir cambures, yuca, cilantro, coles...














Esta foto de pésimo uso de la tierra en pendiente, no corresponde a La Pedrgosa, sino al Manzano, municipio Campo Elías, pero también es práctica frecuente aquí, sobre todo en La Morita (foto siguiente) pero no logré ubicar una foto que la reflejara.













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