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martes, 22 de marzo de 2016



El PRÓXIMO atentado terrorista será

en el PASADO




 
El próximo atentado del frankenstein capitalista, será en el pasado.  Hay un guion.  Ya todos los gobiernos y medios están listos para la reacción mediática contra los aborrecibles actos de la criatura que empolló amorosamente el sistema capitalista, y el conjunto de reacciones se convierte en un espectáculo de fuegos fatuos, sensiblero, dirigido a crear lástima y solidaridad, a salpicar con la sangre de sus ciudadanos lo que puedan alcanzar de la rebeldía mundial, evitando las explicaciones básicas.


La política alquimista puesta en práctica desde la demolición de las torres gemelas hasta ahora, desde la destilación de Al-Qaeda y Bin Laden, hasta la del DAESH y Abu Bakr al-Baghdadi, rezuma fantasía, engaño, torpeza, contradicciones… Esto, y la reedición de la guerra fría, han servido para mantener a la humanidad en vilo, rozando el caos, temiendo la hecatombe, aterrorizada.  Y esa situación impide la reacción sana, el pensamiento sosegado, y, así, siempre será mejor prevenir la consumación del mundo, que cuidar el bienestar, que se escurre en la realidad y se interpreta en la virtualidad del terror construido con los ladrillos de los atentados sin fin.

El único favorecido es el sistema.  Cualquier amenaza de países “díscolos”, se resuelve desarticulándolos, devolviéndolos a su más degradada historia, y con eso se crea más caos para aterrorizar, y más ganancias para el capital.  Con el terror creado y la disposición pura y simple de los recursos, el sistema alarga su agonía.

El efecto bumerang no afecta la esencia, todo lo contrario; es manejado mediáticamente para inyectarlo en los sentimientos de la humanidad y convertirlo en su opio, porque en esta etapa del capitalismo el terrorismo es el opio de los pueblos.  La Torre Eiffel, la Puerta de Brademburgo, la Fuente Trevi y el Burj Kalifa están iluminados con el negro, amarillo y rojo de la bandera belga, pero quedarán incólumes para recibir los colores de la del país objeto del próximo atentado, previsible y necesario.  Desde las redes sociales los internautas desafiarán el terrorismo con imágenes del Manneken Pis, el carajito meón de Bruselas… será la modesta contribución a la aflicción que conmueve al mundo, porque la de los jerarcas de los gobiernos acapararán los medios y lo enteros, y se reconciliarán con la humanidad engatusada.

Paz a los inocentes fallecidos en Bruselas, y paz a los valientes que siguen muriendo en Siria y Palestina, en este momento países emblemáticos del terrorismo capitalista.









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