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viernes, 5 de febrero de 2016

No pasa nada...



NO PASA NADA, SÓLO NOS ESTÁ LLEVANDO MANDINGA


Me paseo por los “portales” donde “la izquierda” viene expresándose desde que Chávez nos entronizó semidioses destinados a criticar a diestra y siniestra, sin tener que asumir responsabilidad y, aún mejor, sin la obligación de arrejuntar teoría y praxis.  ¡El Olimpo se quedó pendejo! Es un espacio virtual bizarro (en la acepción “bizarra” que no se consigue en el DRAE) donde se dan todos los resabios mitológicos griegos y de no se cuántas sagas más.  Pero no es de los revolcones de los dioses, semidioses y humanos iniciados, origen de nuestra prosapia de críticos, de lo que quiero escribir, así como tampoco de la añoranza que provoca Antiescuálidos.com  Sólo quiero destacar una característica que traspasa mi percepción profesional de historiador, la intemporalidad presente en esos portales.

A no ser que apele a teorías del tiempo que niegan la forma de atribuir objetivamente un orden específico a lo que acontece, o al convencimiento del presente engañoso y la completa ilusión que es el paso del tiempo, la intemporalidad a que me refiero es mortal.  Hoy, presente, un día de febrero de 2016, en esos portales se está escribiendo exactamente lo mismitico que ayer, pasado, un día de noviembre de 2005, como si no hubiese “ocurrido” el 6 de diciembre.  Los críticos matavotos con intención (no creo en la inocencia de los intelectuales), lo siguen haciendo con fervor, sin apenas cambiar de argumentos; los críticos cortesanos, aupando la novedad como innovación; los que siempre han meado fuera del pote, empapando los entornos; y así, salvo las excepciones de los maravillosos que confirman la intemporalidad.


Se dirá que ese trance es virtual y como tal con influencia muy acotada; pero no, si bajamos a la realidad, la situación es horripilante.  La intemporalidad se manifiesta en el comportamiento semejante de los mismos funcionarios y dirigentes, que mantienen con esmero los canales de desagüe de votos, como si fuese la misión de sus vidas.  El 6 de diciembre sucedió, pero el siete ya estaba cayendo en el olvido, hasta ocupar ahora el cajón de la amnesia total, pero no volverán, Chávez vive la Patria sigue, rodilla en tierra, con el morral al hombro, lealtad ante todo, unión cívico-militar...
Y es que para esa fauna el tiempo ni siquiera avanza, sino que va de lado o retrocede, y pronto estarán sumidos en los nichos de orfandad, de desesperanza, de inutilidad, que nos tocó vivir a la izquierda durante las dos últimas décadas del puntofijismo; pronto y para siempre, o por lo menos durante los próximos doscientos años, cuando vuelva a despertar Bolívar… entonces, todos calvos.
¿Qué decirles? Probemos con ¡apártense!, permitan que los desesperados asalten gobierno y partido, no nos arrastren a ese averno que tienen bien merecido.  Recuerden, la historia será implacable y el pueblo escupirá sobre sus cenizas.


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