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jueves, 3 de diciembre de 2015

Ratón moral, lo peor que te puede pasar el 7D


RATÓN MORAL,
LO PEOR QUE TE PUEDE PASAR EL 7D
 
Soy responsable de la derrota que vivimos, porque por descontento irreflexivo voté por mis enemigos.  No participé en esta victoria que nos salvó del caos, porque mi voto se lo di a los perdedores de siempre creyendo que todos mis camaradas actuarían igual.  Quien no lo sabe lo sospecha, y no puedo mirar a mis camaradas de frente, porque traicioné principios que teníamos en común.  Le falté a Chávez, le fallé a quien me mostró la posibilidad de un mundo mejor y me dotó de instrumentos para su búsqueda.  Conozco lo que viene, y me siento deprimido por haber aupado ese futuro nefasto.  Estoy escoñetao, y me lo merezco por huevón y pendejo.
Todas las variantes de esas reflexiones del tiempo siguiente, que no te abandonan, te carcomen, se refuerzan con la convivencia, es el llamado ratón moral.  El orgullo de haber aportado algo, de haber incorporado esperanzas no trilladas, de haber suspirado ante un ramalazo de utopía, de haber crecido intelectualmente, de haber observado al mundo con ojos de enderezador de entuertos, de haber descubierto que con mi cambio le estaba dando inicio al futuro… todo, todo lo que aprendimos de la mano de Chávez, se puede transformar en historia vivida, en pasado lóbrego y perverso, luego de caer en las redes de convencimiento lanzadas por quienes han dominado la historia, exprimido el mundo y generado el caos que vive el planeta.
Muy difícil recuperar lo perdido, porque para eso, primero, hay que conservar la vida, y la sobrevivencia no la tenemos asegurada.  Los cementerios de quienes perdieron la historia por no saberla defender, jalonan el pasado; el mal se asegura de que su imperio no va a quedar expuesto ante insurgentes que puede desaparecer para siempre.  Y el peligro de muerte no es de otros, de los valientes, ajeno, a no ser que se evite participando como verdugo.
Los errores, las deviaciones en procesos como el que nos tocó la fortuna de vivir, se corrigen participando, no reculando.  Somos más quienes actuamos con los principios por delante, y debemos proponernos recuperar los espacios asaltados por ineptos, burócratas, corruptos y fingidores.  Es un reto de vida, una lucha que estamos en la obligación de dar, pero que sólo será posible conservando el campo donde de darán las batallas.  No nos convirtamos en estatuas de sal, miremos adelante y salgamos a votar, única manera de apoderarnos del futuro.


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