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miércoles, 23 de septiembre de 2015






Falsos positivos electorales y las elecciones del 6-12



En 1984, pese a la monstruosa arremetida de Reagan contra Nicaragua, el sandinismo ganó las elecciones, y en 1985 asume como presidente electo Daniel Ortega.  Pero este mismo año, la agresión se acrecienta; en mayo se inicia el bloqueo económico por parte de EEUU, y el apoyo a la guerrilla contra y otras formas de desestabilización se intensifican.  Nicaragua resiste, pese a que el país estaba en ruinas, desangrado, sufriendo de hiperinflación, mediatizadas las reformas revolucionarias, abandonado y traicionado por aliados, rodeado por gobiernos títeres de Estados Unidos… forzado a un tipo de negociación que sólo lograba acuerdos en los ámbitos que desfavorecían y debilitaban el sandinismo.
Las elecciones de 1990 se realizaron un año antes de la finalización constitucional del período, como parte de la negociación desventajosa.  Parecía una pelea de tigre con burro amarrado, por la situación terminal del país, sumido en una guerra alimentada económica y militarmente por Estados Unidos (¿recuerdan el escándalo Irán-Contras?) y librada con la intervención directa de Honduras por el Norte y la complicidad de Costa Rica, por el Sur.  Lo inverosímil, que el sandinismo tuviese aún fuerzas para resistir y no dejarse domeñar militarmente, pero así son las revoluciones… además, las encuestas lo daban como ganador y las movilizaciones populares parecían ratificar las mediciones de las encuestadoras.  La confianza en el triunfo siempre estuvo presente en el asediado sandinismo, con la esperanza de que, cumplido su parte del trato, la presión subversiva disminuyese y pudiera gobernar para todos los nicas.
Pero he aquí el falso positivo, no reconocido por sus planificadores ni por su víctima, pero sabido por protagonistas que lo colaron a la historia.  La empresa Gallup (desde 1930 propagando opinión según los intereses de sus clientes), con sucursales y mamparas en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica, fue utilizada por la CIA para coordinar los resultados de las otras empresas participantes en las encuestas preelectorales y dar como ganador a los sandinistas, cosa que estaba alejada de la real intención de los votantes.
¿Puede repetirse este falso positivo en elecciones venezolanas futuras?  Los sandinistas no poseían encuestadoras “propias” o cercanas a sus intereses, por lo que no tenían una visión alterna de la intención de voto, y como dijimos, las movilizaciones de masas parecían corroborar las expectativas de seguros triunfadores; se confiaron en lo que parecía una prospección de la situación real, y en verdad era el resultado de una cayapa de encuestadoras concertadas para aparentarla.  De ahí la importancia de encuestadoras en las que se pueda confiar y de la inteligencia social para conocer exactamente las mediciones de las empresas de oposición, siempre dispuestas presentar resultados por encargo, y más cuando el pago se hace con dólares en el exterior.  De todas maneras, es un riesgo implícito en la trampa electoral burguesa en que estamos sumidos, sin plan B ni nada que se le parezca.
La última frase resume mi verdadera posición sobre las elecciones, porque revolucionario que crea que sometidos a este tipo de legitimación electoral se puede hacer revolución, está desubicado.  Que durante 16 años haya funcionado favorablemente, no significa que esté llegando al límite de la flexibilidad que tienen, pues la combinación de subversión –de todo tipo– y acto electoral está llegando a los términos de rompimiento.  El modelo electoral que inventaron las democracias burguesas está diseñado para su reproducción y, en los últimos tiempos, se le ha introducido excelsos mecanismos comunicacionales que les permite construir resultados sobre circunstancias programadas, ambientes creados ex profeso, perversas inducciones con visos de realidad.  Las ventajas objetivas de los electores se desvirtúan de tal manera, que terminan votando por hologramas, contra sus más caros intereses.  Este rollo es largo y delicado,  y tendría que tener una presencia destacada en todos los cursos de formación doctrinaria de los militantes.  Lamentablemente no ha sido así, y vamos, mas temprano que tarde, al despeñadero electoral.
Nos veremos pronto para hablar sobre las mediciones y su influencia en el timón de los gobernantes, caso Mérida.


Enlace de este escrito en LA COLMENA
http://pedrogrima.blogspot.com/2015/09/falsos-positivos-electorales-y-las.html







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