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jueves, 6 de agosto de 2015




Cuando el análisis político se hace en el solar de la casa, recurrimos con frecuencia a la letrina

Durante toda la pasada campaña electoral para gobernadores, me colgué con furia contra la alternativa Porras, que por momentos puso en peligro el triunfo del candidato de Chávez y amenazaba con la entrega de la gobernación a la derecha, representada por uno de sus miembros más recalcitrantes, Lester Rodríguez; es decir, no estaba gastando pólvora en zamuros.  Utilicé las armas de que disponía: numerosos artículos en aporrea y en este blog, participación en reuniones comunales, radio bemba…  Realmente no lo hice contra Florencio Porras, intruso aupado por intereses económicos regionales que lo rodearon con beneficio mutuo durante su estadía como gobernador, inconsistente ideológicamente, con el mérito muy bien cobrado de capitán del ejército que acompañó a Chávez en su estrategia militar de antes de 1998.  Lo hice contra Redes y, sobre todo, contra el PCV, partido que le sirvió de yacija al candidato, obligados como estaban al análisis político profundo, a la visión global de la política, al sentido de las coyunturas y su influencia en la determinación del futuro.  Les di con todo, por la historia gloriosa y su uso para la historia bochornosa; por la falta de democracia interna y la eternización de los cargos, que engendra decisiones de casi nadie contra muchos; por la pérdida del monopolio doctrinal y su recuperación por otros sectores revolucionarios del pueblo, por todos los flancos de inconsistencia… eso sí, evite ofensas cercanas a personas.  Me gané críticas ácidas (lo que es igual no es trampa) y enemistades, de las que algunas se mantienen.


Así, durante todo el desarrollo de la campaña, que observaba con atención.  En un momento determinado, me convencí de que habían dejado de ser peligro (hice un cálculo muy aproximado del porcentaje de votos que le restarían a Alexis –está escrito), pero no cejé y mantuve mi posición hasta el día siguiente del triunfo de Alexis.  Era una campaña en solitario, a pesar de mi clamor por ayuda para coordinar esfuerzos y asegurar difusión más amplia, pero la sordera del PSUV de Mérida es otra historia.  ¿Ayude en algo? Quizá sí, quizá no, pero lo asumí como mi obligación de militante comunista –que no de partido– como convencido de la estrategia de Chávez para la construcción del socialismo.  Es más, como se trata de la única y limitada manera que tengo de participar en el proceso, lo haré cuantas veces haga falta, y eso vengo a explicar hoy.
 

Estamos a vísperas de elecciones, las más trascendentales de toda la historia electoral chavista.  De estas depende la validez del gobierno –la gobernabilidad que llaman–, la vigencia de la oposición y la contención de las acciones de los gobiernos extranjeros que necesitan poner fin a la experiencia política venezolana.  Perderlas sería más que un descalabro estadístico transitorio; significaría enfrentar referendos revocatorios donde se demostró debilidad, se daría la exacerbación de las prácticas violentas de la oposición, del cerco mediático, diplomático y económico de la contrarrevolución internacional.  Es un resumen de un tema que es necesario abordar pronto, pero del que ya disponemos de suficientes elementos de análisis como para considerarlo la encrucijada de la historia política venezolana.  Tullido político quien no lo entienda así, y obre sin considerar la posible hecatombe. 
Y es que ya empezó a humear, y si seguimos el humo, llegaremos al alambique clandestino.  Hasta este momento, a la marea se le ha ido la cagada en peos (con la venia de mi Nona Julia) y más que amenaza, está construyendo un modelo de comportamiento político de librito, ególatra y muy bien llevado mediáticamente.  Como historiador me parece delicioso hurgar en el desarrollo del portal de aporrea (cuartel de los mareados) desde su fundación, la evolución natural y la torsión muñequeada para los propósitos que estamos observando.  Para suerte y lógica, su fuerza no es la que proclaman, sus alianzas locales son débiles y hasta con cascarones vacíos y, salvo en escasas circunscripciones electorales, ni se sentirán.  Como pueden presentir, esto fue sólo un abrebocas, y lloverá recio en el futuro cercano.  Hasta pronto mi amigos, y les digo que me encanta ampliar aspectos de mis escritos a solicitud. 




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