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martes, 21 de julio de 2015


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 EL MURO DE LAS LAMENTACIONES
LLAMADO FEISBUC
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Si observamos las tendencias de los contenidos de quienes usan esta red social, observamos que se está comportando como válvula de escape de la caldera de los problemas nacionales.  Hasta los más cuatriformados están expresando, o se les está escurriendo, la inconformidad por sus cuentas de Feisbuc, eso sí con un estilo distinto a los plañideros de oficio que lo usan exclusivamente como muro de lamentaciones.
En la lógica de "si mi abuelita tuviese ruedas fuese bicicleta", preguntamos ¿cuál sería el escape de la inconformidad sin Feisbuc y, en general, todas las formas de expresión virtual de que disponemos?  La virtualidad nos empapó antes de que hubiésemos reflexionado sobre sus implicaciones y, como sucede con los dioses, muchos la necesitan para ejercer su existencia.  Seguir los acontecimientos del planeta en tiempo real, sumergirse en el lago sin fondo de los conocimientos, disponer de todo al alcance del brazo, no implica libertad –pureza– de análisis, porque la ideología nos conduce a seleccionar la fuente filtrada, y con ello reforzar la visión del mundo construida en otras dimensiones más reales.  Nadie se sumerge en la red para purificarse e iniciar trayectorias distintas, sino para reforzar y utilizar mejor el avío que se traía.
Volviendo al cauce, los efectos de las crisis sobre los individuos origina una reacción que se manifiesta según la gravedad de la afección y los recursos teóricos de que disponemos para manejarla; el conjunto de reacciones suponen una presión que aumenta y busca escape, con consecuencias distintas según las características de la válvula utilizada.  La quimera de Internet se está utilizando como válvula privilegiada y, cosa de ciencia ficción, la virtualidad parece estar devorando la realidad.  ¿Hasta cuándo?
Intenté justificar una petición a los revolucionarios para participar en la red de dos maneras: como expresión doctrinaria, para la formación, la ayuda teórica, la explicación de realidades y el ánimo mutuo; también para la denuncia sustentada y el llamado de atención a quienes estorban en el proceso.  Y, en otro plano, para la defensa irrestricta, el ataque sistemático y demoledor a la forma destructiva de usar la red por parte de los adversarios; es decir, usar las redes sociales como ARMA.  La queja como patrón de uso de las redes sociales, es una expresión de inconsistencia, de debilidad, un alimento para el adversario, que se pone feliz cuando nos igualamos en el proceder.  Y ni hablemos hoy del uso ególatra, y de los que las consideran el Jordán o el Ganges.


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