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martes, 14 de julio de 2015



 ¡Y DESPUÉS DE LA COTA 905, QUÉ?

REFLEXIÓN URGENTE.


Un porcentaje grande de los mensajes de militantes revolucionarios en las redes sociales originados por la situación presentada en la Cota 905 de Caracas, NO SE DIFERENCIAN de los usados por la OPOSICIÓN FASCISTA para resumir su criterio frente a la delincuencia, y eso es grave.  No hay reflexión, sino reacción; no hay coherencia entre las opiniones sobre otros temas y las expresiones generadas por la decisión de combatir la violencia hasta las últimas consecuencias.  Ejemplos, muchos, pero no los citaré porque el objetivo de esta reflexión no es hacer caer en evidencia a nadie.

Esto ha sido una constante, que se agudiza cada vez que la delincuencia golpea fuerte.  Por lo terribles, las opiniones parece salidas de las vísceras y no del cerebro, evidenciándose una falta de conocimiento de los orígenes de la delincuencia y de la violencia, y del tratamiento que debe dárseles en una época de apego al humanismo, esencia de los cambios que pueden guiarnos hacia el socialismo.

Repasemos la historia, para cerciorarnos de que la pena de muerte nunca ha sido solución para la delincuencia y la violencia social, ni siquiera ha servido como motivo de escarmiento; repasemos la historia, para convencernos de que el tipo de violencia que nos golpea, sólo se da en el capitalismo; repasemos la historia para ver cómo la represión indiscriminada puede ser peor que la enfermedad y revertirse peligrosamente… y el camino a la colombianización o a la mexicanización de la represión es expedito.  Estas sociedades están acogotadas por la violencia, que penetró todas las instancias hasta deformar su esencia; nadan en un caldo social viscoso, pocas veces visto en la historia de este continente.

Con lo dicho, no estoy negando la necesidad de medidas policiales firmes, sistemáticas, apoyadas en leyes incontestables y un poder judicial inflexible e incorruptible; tampoco, la participación activa de la comunidad organizada, de la inteligencia social.  Lamentablemente, la realidad, el empirismo y la falta de sistematicidad de las políticas aplicadas no han solucionado el problema, todo lo contrario,  han provocado su agravamiento.  Además, siempre hay que tener presente que aparte de la violencia normal provocada por las desigualdades propias del capitalismo, sufrimos la utilización de generadores de violencia expresamente diseñados para corroer el modelo que vivimos y lograr su destrucción.  La inundación del país con drogas, a precios subsidiados, y la penetración sistemática de paramilitares y sus tácticas, agravan la situación y obligan a tomar medidas sabias que hagan desaparecer esa forma de oposición degradante.

Mis amigos, es hora de REFLEXIONAR y ser coherentes.




Agregado, 15/07

La participación activa en este proceso nos exige formarnos permanentemente y crear.  Coloco el enlace del escrito de Víctor Hugo Majano, En 10 claves: paramilitarismo y violencia en Venezuela: http://la-tabla.blogspot.com/2015/06/en-10-claves-paramilitarismo-y.html#.VZCPEI88p3Q.twitter

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A continuación reproduzco un señalamiento que se me hizo por este escrito, y la respuesta que creo mereció:

Rafael Mata Por favor, señor Fermin Osorio no tendra usted la intencion de, comparar las 43 personas asesinadas por la oposicion asesina y guarimbera, con los 14 delincuentes "dados de baja", por una policia, que su unico delito, fue repeler el ataque del cual estaba siendo objeto pero, si tanto les duele lo invito a que vaya a darles el pesame.

Fermin Osorio ¡Jamás! Tampoco con los más de 200 dirigentes agrarios asesinados por la oposición desde 1999... Lo que reivindico es la NECESIDAD de ser distintos, porque lo somos; reivindico la visión distinta de la muerte, y no estar ofreciéndola en la red, como lo hizo Reopoldo y su mafia; reivindico una reflexión sobre la violencia y la búsqueda de soluciones duraderas, definitivas; reivindico no compartir la CULTURA DE LA MUERTE, porque se ha demostrado que lleva al acabose. Reivindico que se me entienda y NO SE ME DESCALIFIQUE NI INVITE A DARLE EL PÉSAME A NADIE. Gracias, amigo, camarada.

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Ejemplo 1.

 

 

   




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