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domingo, 30 de noviembre de 2014






CIUDAD MERIDA
Comunicación Revolucionaria
No. 2

¡IMPECABLE!... pero



El jueves, día previsto, me entró un poco de temor al no encontrar en la red a Ciudad Mérida CR, pero el viernes apareció; con menos promoción que el No. 1, con menos alertas en las redes sociales, pero aquí lo tenemos.  Repaso la versión digital (fui a la gobernación a buscar un No.1 impreso, pero no tuve suerte) con dedicación y con el criterio que me prometí ante el No. 1 (Tejer sueños y futuro... el tejer lana en tiempos de Revolución, entrada del 21/11 en www.frontinoso2.blogspot.com) y aquí estoy para resumirla con una única palabra: ¡impecable!
Confirma el carácter de periódico institucional, con información trascendente, veraz  y necesaria; abrumadora, en el sentido del volumen de acciones gubernamentales de importancia que se generan en una semana y deben tener cabida en un periódico de 16 páginas.  Bien diagramado, dentro del buen “estilo” a que nos tienen acostumbrados los profesionales de la comunicación virtual regional.  Resuma existencia de dirección, por el equilibrio entre los temas y la selección de reportajes.  En este análisis, sólo pondría en duda el criterio sesgado presente en “siembra cultural”, que reseña “actividades culturales”, la mayoría de la ULA, ignorando las ACTIVIDADES CULTURALES que se desarrollan cada semana en las comunidades de Mérida.  ¿Se podría corregir?.

Ahora el PERO, a pesar de que no me dieron vela en ese entierro, como ya dijeron allegados a Mérida Ciudad CR ante mi intromisión con el artículo citado más arriba, pero es que decidí apropiarme no de una vela normal, sino de una del tamaño de las velas pascuales.  Porque estoy convencido de que empresa comunicacional oficial sin crítica se esclerosa tempranamente o se desbarranca… ha sucedido aquí en Mérida con periódicos que no llegaban a donde se proponía la excelente voluntad de sus redactores, por su carácter elitesco.
Y el PERO inicial, es que se trata de Comunicación Revolucionaria unidireccional, lo que la limita conceptualmente.  El equipo de periodistas tiene o busca la información y la baja por el canal de Mérida Ciudad, según criterios de la necesaria jerarquía presente en el directorio del periódico.  A los “usuarios” les llega esa elaboración periodística, de excelente calidad en este caso, y cuando por circunstancias operacionales se encuentran en el periódico, se ven reflejados en él, una gran sonrisa de satisfacción debe cruzar sus rostros.  Quizá esta limitación conceptual se deba a la falta de espacio físico, reflejada en lo virtual,… quizá.  De serlo, el esfuerzo de llevarlo a 24 páginas (aumento de 8, mínimo permitido por criterios técnicos y de costos) se convertiría en esencial, en estratégico, para darle el respiro doctrinario necesario en la COMUNICACIÓN SOCIALISTA, porque de eso se trata ¿no?.
De esas ocho páginas, se podría comenzar con cuatro páginas para aflojar la densidad presente en el periódico actual y cuatro páginas para dejar de ser unidireccional.  Cuatro páginas dedicadas a información, en todo el sentido de la palabra, generada por los organismos del poder popular, sobre todo Comunas y Consejos Comunales, e individualidades revolucionarias, sin cortapisas ni orientaciones, sin directrices ni mucho menos censura; quizá sí, jerarquizada con criterios emanados de los mismos organismos para que puedan tener cabida en un espacio limitado y para que todas las geografías estén presentes.  Los organismos del poder popular tienen voceros encargados de esa tarea, muchas veces mudos por la ausencia de medios como Ciudad Mérida CR.
Aclarando que existen razones y justificaciones para rato, finalizo con el deseo de que sea leído por quienes tienen el poder de decisión, además de los criterios revolucionarios suficientes.  Seguiré insistiendo, y cada número de Mérida Ciudad CR que aparezca, me animará a un nuevo artículo.

Salud y Revolución, mis amigos.






 

miércoles, 26 de noviembre de 2014


 




SOBRE
DECORACIONES 
NAVIDEÑAS... 

IMAGINACIÓN, 

IDEAS,

CRITERIO.





 
Es difícil salirse de la IMPOSICIÓN ESTÉTICA de la "decoración" navideña que terminó colonizándonos, integrado como otro componente de la ideología dominante.  La nieve como punto de partida, para llegar a un ambiente nórdico en este "trópico inclemente", y personajes, materiales, colores... completamente ajenos a cualquier realidad local.  Este decorado enmarcó otra COMPULSIÓN, la de COMPRAR. 

El paquete venía junto, y ese combo fue una vez favorable para el comercio exterior de los Estados Unidos, como ahora lo es para el de China.  En PACOTILLA INÚTIL gastamos millones de dólares de los que sangra la tierra y son indispensables para el buen vivir de los venezolanos; en BASURA CONTAMINANTE se diluye recursos indispensables para hacer realidad muchos sueños y transformaciones; y nos ENVENENAN con figuras engaña imbéciles fabricadas con sobrantes de plásticos reciclados.


Al preguntarnos QUÉ HACER, salta la gran NECESIDAD, la de actuar en sincronía con el pensamiento socialista, aún cuando actuar con mera LÓGICA bastaría: que se detenga la importación de VENENO-BASURA-PACOTILLA.  En la realidad cultural católica de nuestro pueblo, la Navidad significó regocijo, reencuentro, reverdecer de tradiciones conformadas por generaciones, que llenaban la necesidad de celebrar con intensidad uno de los preceptos fundamentales, el nacimiento de Jesús.  Toca rescatar y renovar ese contenido de la Navidad, para convertirlo en ariete contra la alienación, contra la estupidización colectiva.

Renunciar a los símbolos más letales, desterrar bambalinas, pinos y santas, es un paso necesario, y creo que por ahí va la alternativa de la “decoración” navideña que el gobierno regional está aplicando en la ciudad.  ¡BIEN POR ALEXIS! ¡QUE LA COHERENCIA CONTINÚE!

PERO...


AQUÍ y AHORA, aprovecho para INSISTIR en la CRÍTICA al concepto embotado, burgués, de turismo de CORMETUR.  ¿Llegará esta acción navideña a la “OTRA MÉRIDA”?  Porque, y cito un trabajo que estoy elaborando, “Existe otra Mérida, desatendida, negada, escondida, reprimida, silvestre; inmersa en la oficial, circundándola, que creció en recovecos, en sitios no aptos para establecimientos urbanos, que trepa cerros e invade cauces, en áreas sin dueño o donde la sacrosanta propiedad privada se debilitó en algún momento.  Sus habitantes invaden cada día a la Mérida primera, para hacerla crecer con riego de sudor; se repliegan cada tarde, presurosos, para volver a ser invisibles, ignorados.  ....  Mérida silvestre creció desde referencias de unidades de producción, cercándolas, juntándolas; siguió caminos reales, veredas y travesías, se asentó en vegas y riberas, retando a corrientes de agua torrentosas, expuestas a los deslaves o a la inundación.  Improvisando espacios inadecuados por el veto impuesto por la renta del suelo urbano, más implacable que la de la tierra agropecuaria.  Con ese olor a pueblo que la caracteriza, no tiene ­–se le niega– la vocación turística atribuida a la Mérida primera, se le asigna un presupuesto de hierro, es decir, el mínimo para mantener ciertas condiciones de habitabilidad, para evitar la explosión social.  Llegó tarde al reparto de todo, ...”

Esta Mérida, la Mérida chavista, es la que la política turística debe PRIVILEGIAR.




lunes, 24 de noviembre de 2014



¡DOS AÑOS DE HISTORIA PARA FUNDAMENTAR!



Vivimos una Historia densa, difícil, abridora de futuro, de la que pocas generaciones tienen la suerte de vivir –disfrutar, de una Historia que te baña de plenitud de vida.  Una Historia que te exige compromiso, posiciones, batallar permanente, ÉTICA; de esa clase de Historia cuando si no dejas huellas es porque te hundiste o la sobrevuelas sin responsabilidad, cuando tu formación político-ideológica tiene que acompasarte a tu acción, tu teoría a la práctica del día a día.

En dos años de esta Historia he llevado de la mano a HISTORIA PARA FUNDAMENTAR, diminuto intento comunicacional para expresar alegrías –que las he tenido, dolores –de los más profundos experimentados, esperanza –que jamás perderé.  Un blog que se planteó unos objetivos que muy pronto fueron mutados por la realidad; que se replanteaban, para volver a ser diversos, porque así es la vida.  Esa característica, lejos de ser defecto, siempre animó a proseguir.  Hoy, repasando el blog, hurgando sus entrañas, siento que lo plasmado allí no me traiciona, que cada pensamiento lo puedo repetir con la misma seguridad y pasión.

Por todo lo dicho, tomo impulso para que HISTORIA PARA FUNDAMENTAR continue y se fortalezca.  Seguiré aquí, ojalá MÁS IRREVERENTE, pero MÁS LEAL AL LEGADO DE CHÁVEZ y MÁS DISPUESTO.





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domingo, 23 de noviembre de 2014



¡LA UNIVERSIDAD ES UN DECIR!








Próximo RECTOR de la ULA... se lo merece porque, a diferencia de Bonucci, HA LEÍDO UN LIBRO... el que tiene en la mano.



Esta iconografía, este parto de la imaginación de la universidad decadente, para insulto de dos figuras de bronce que están muy cerca del ESPERPENTO: Fray JUAN RAMOS DE LORA, que si bien no fundó nada, sí dejó un antecedente para que la REPÚBLICA instituyera una universidad; y PERUCHO, dos tallas y media mayor que la de cualquiera de los rectores que le sucedieron y como diez tallas mayor que la del actual.


Eso de que "La Universidad es fundamentalmente una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y estudiantes en la tarea de buscar la verdad y afianzar los valores trascendentales del hombre." se quedó en la capotera de los practicantes de la ENDOGAMIA DEL PODER que permite que mediocres la dirijan, estorben la Historia de la Patria y actúen como bacinilla de la ideología merideña.

¡VIVA EL SANTA CLAUS ACADÉMICO! ¡VIVA EL PRÓXIMO REPTOR DE LA MULA!


viernes, 21 de noviembre de 2014



Tejer sueños y futuro... el tejer lana en tiempos de Revolución

¡Bienvenido Ciudad de Mérida CR!  Felicitamos a quienes asumieron el compromiso de crearlo y alentamos a quienes tienen la tarea de dirigirlo y perpetuarlo.  Deseamos que la larga espera sea resarcida con la comunicación que necesita el pueblo del estado para informarse, formarse y expresarse, y así tener una guía en el comprometido andar revolucionario.  Ya colaboraremos con la evaluación temprana, la más necesaria para asegurar futuro; ya interpretaremos el recibimiento que tenga en nuestro entorno inmediato, y alentaremos la apertura de canales de participación.
Bajé la versión digital del primer número (http://www.ciudadmerida.info/images/documentos/CiudadMerida001P.pdf) y la revisé con atención, fue entonces cuando el artículo “Mujeres de Gavidia tejen sus sueños y futuros” (p.11) me despertó unas inquietudes sobre el tejer lana en el Páramo en época de Revolución, que me provocara hace varios años un documental sobre el tema.  Sin madurarlas más, las quiero exponer espontáneamente, a pesar de los riesgos de la inmediatez, con la intención de dar inicio a una reflexión colectiva, a una conversación.
Comenzaré diciendo que la actividad de tejer lana como allí se expone, es un trabajo esforzado y laborioso, debido al bajo nivel tecnológico con que se realiza.  Arrancado de la historia, de los antepasados, de la coherencia tecnológica de modos de producción pretéritos, los productos resultantes bien pudieron responder a diferentes economías: cumplir con una compulsión laboral extraeconómica, reforzar la autosuficiencia, destinar al trueque, llevar a mercados locales… se puede determinar cuándo una, cuándo otra, pero nos aleja del objetivo inmediato.  En este inicio de conversación quizá sí sea necesario afirmar que fue una actividad aparecida bajo la dominación española, cuando llegaron los ovinos a nuestros páramos.
En cuanto a la tecnología europea aportada, podemos decir que sucedió como en la agricultura.  En esta actividad el aporte mayor fue el arado romano, el más primitivo de la variedad existente en la época en las diferentes regiones de España, lo que también sucedió con la labor de tejer lana.  Pero no sólo los telares del Páramo son una reliquia tecnológica, sino que igualmente es primitiva (o inexistente) la tecnología aplicada a los procesos de lavado, cardado, hilado, teñido, secado… Y a escasa tecnología, mayor esfuerzo humano, baja productividad y altos costos de producción.
¿Qué eso es lo que le da el carácter de “artesanía” a los productos finales?  Puede ser, pero ¿esa cualidad diferencial, ese producto distinto al obtenido industrialmente, garantiza el “buen vivir”, la calidad de vida que el socialismo desea para los trabajadores?  ¿O se trata de un trabajo que los agobia, sin una contrapartida económica equivalente al esfuerzo aplicado?  ¿Deja de ser “artesanal” el producto si a los procesos más limitantes se le introduce soluciones tecnológicas que los facilite?
Las interrogantes anteriores pierden el sentido si el Estado subsidia a los productores, comprando su producción al alto precio que conllevan, para, por ejemplo, exponerlos, realizar intercambios culturales, venderlos en cadenas de artesanías selectas… o garantiza altos precios en el sitio, evitando la competencia de productos similares producidos en otros países con ventajas competitivas (no hablo de la catástrofe que pueden ocasionar productos chinos, sino de artesanías provenientes de los países andinos).  Eso es posible, pero no hay garantía de continuidad, como ha sucedido en áreas semejantes.
Como no se trata de esparcir dudas, sino de conversar soluciones, paso a hacerlo, mirando como destinatarios a los generadores de las políticas turísticas, que, lamentablemente, no siempre han superado la visión burguesa del turismo.  Reivindicando la enorme riqueza cultural implícita en la actividad ancestral rescatada, la importancia de difundir los modos de producción en formaciones económico-sociales distintas a la actual, a las tejedoras de Gavidia y a las de otros lugares del Páramo, se les debe construir la “casa artesanal” que tanto anhelan, estableciendo allí el proceso tradicional de producir prendas de lana, sin modificaciones de ningún tipo.  Esta casa artesanal puede ser la reproducción de un ambiente andino y debe incluir servicios como venta de productos, restaurante con comidas de la zona, contacto con los ancianos sabios de la comunidad... Allí, en días y horarios determinados, recibirían visitas turísticas programadas, que pagarían por observar el testimonio viviente de procesos tecnológicos históricos… a esto se le llama museo dinámico, con cabida lógica en el concepto socialista de turismo.  En otro lugar, se establecería el taller de producir, con la tecnología indispensable para aliviar el trabajo, elevar la productividad y bajar los costos, de manera que el beneficio económico corresponda al esfuerzo humano y brinde la posibilidad de vivir dentro de los parámetros humanistas del socialismo.  Cuáles soluciones tecnológicas no agresivas (que siempre tengan presentes los extremos de la sustentabilidad ambiental) y en qué procesos, temas para otra conversación.  Igualmente, a solicitud podría extender hasta donde sea necesario lo planteado aquí.

¡Salud mis amigos!

 

domingo, 16 de noviembre de 2014




Introducción del libro que viene por ahí

"ERIGIDORES Vs ICONOCLÁSTAS. DILEMA DE LA ESTATUARIA EMERITENSE"

(Versión inicial)



La Historia es eso, Historia.
La paradoja es la normalidad en las sociedades desiguales.  La mayor y generadora, es la presente en la relación de propiedad y acceso a los medios de producción; a partir de allí, las incongruencias tienen infinitas expresiones en todas las instancias, hasta alcanzar verdaderas sutilezas en el comportamiento individual.  Según el punto de vista de las clases que imponen la ideología, en esas sociedades no existe sistematicidad en comportamientos sociales “elementales”, de mucha importancia para la convivencia social que, entre multitud de manifestaciones externas de “buena educación”, incluye el respeto por las formalidades del “culto a los monumentos” establecido.  Nada más ideológico, más necesario y establecido a la imagen y semejanza de las clases dominantes, que la selección de los hechos históricos y los personajes que deben perdurar en la conciencia de las sucesivas generaciones y, desde luego, suya es también la estética y características con que los monumentos históricos son edificados.  De estas decisiones se excluye al resto de la sociedad, por lo que no es lógico esperar un comportamiento ciudadano ejemplar de quienes se les ha negado el acceso a derechos básicos, y se les ha dado un lugar subsidiario en la historia que construyen las clases dominantes para intentar perpetua la dominación.
En América Latina, el Panteón de los héroes patrios fue una creación positivista, usada como instrumento en el proceso de unificación nacional, de erradicación de los regionalismos y localismos, indispensable para el establecimiento del modelo primario exportador que los países capitalistas desarrollados exigían.  A las naciones en proceso de unificación, logrado en oportunidades mediante cruentas y definitivas guerras civiles, había que dotarla de héroes nacionales, de prohombres nacionales, de referencias históricas nacionales, que contribuyesen a crear un sentimiento nacional, por encima de cualquier regionalismo y localismo.  Es decir, el estado liberal oligarca nació apoyado por un conjunto de héroes y prohombres propios, que comenzaron a ser representados en estatuas y otras manifestaciones artísticas, y cuya biografía y hechos sobresalientes fueron incorporados a todas las formas de educación y formación de los habitantes, a la manera de una religión ciudadana con referencias teológicas y manifestaciones de culto propias.   Hasta ese uso utilitario, intencionado, en provecho de las clases que dirigían el proceso de unificación nacional, llegó la acción de los héroes; desde el comienzo les fue podada y ocultada deliberadamente su capacidad de ejemplo, de lucha contra formas de opresión; pero también, se ocultó su actuación posterior a los procesos independentistas, cuando se adueñaron de las naciones liberadas y establecieron modelos oligárquicos de gobierno, contrarios a las expectativas que habían alimentado durante la lucha armada.  Desnudarlos de esa manera, les hubiese desacralizado y quitado el poder de actuar como arma de los positivistas en la construcción del Estado nacional.
Por lo temprano del reconocimiento de “su gloria”, Bolívar parece una excepción, pero no fue así.  José Antonio Páez, la misma persona que en las circunstancias políticas de representar a las clases que atentaban contra la unidad grancolombiana, sueño sublime del Libertador, lo enfrentó decididamente y no le permitió retornar a Venezuela por el temor de que estorbase a los propósitos secesionistas, comenzó a honrarlo con fervor una vez fallecido.  En 1833 solicitó al Congreso que se le rindiese honores al Libertador, solicitud que fue desoída olímpicamente; en 1842, durante su segunda presidencia, a sus instancias el Congreso Nacional decreta la repatriación de los restos de Bolívar, lo que se produjo ese mismo año con una fastuosidad barroca.  Pero era que en 1842 la crisis mundial afectaba el endeble sector exportador, propagándose por el país una crisis de cuyos graves efectos el partido liberal, organizado y con un medio de comunicación a su disposición, responsabilizaba al gobierno de Páez, muy expuesto además por la corrupción generalizada, proveniente de la identificación entre patrimonio público y el personal, característica de los gobernantes de la época caudillista ­–precapitalista–  latinoamericana.  El país estaba polarizado, y a pesar de que al comienzo de los treinta Páez había conjurado los alzamientos inspirados o justificados por el ideal bolivariano de unión grancolombiana, se podía prever amenazas de inminentes sediciones militares.  En este contexto político, Bolívar fue considerado como factor de unión y de atenuación de la polarización existente, y como tal fue usado.
 Después de Bolívar, comenzó el reconocimiento de quienes ocuparían el Panteón, materializado por Guzmán Blanco (1874), como parte de su intento de lograr la consolidación del estado liberal.  Durante sus gobiernos se levantaron numerosas estatuas y monumentos, incluyendo los de su propia figura; a los más representativos héroes y prohombres se les reservó un lugar en el Panteón Nacional, y a los otros se les dedicó cenotafios y estatuas que poblaron el territorio nacional.  Teniendo en cuenta méritos militares, intelectuales o religiosos, históricamente verificables, las clases dominantes van seleccionando a quiénes elevar a la estatuaria y propagar el culto a los monumentos.  En este acto se produce una identificación de clases indiscutible; más tarde, cuando comienzan a escoger a héroes reconocibles por las clases populares, lo hacen con figuras mediatizadas y desde el lugar subordinado que ocupaban en la historia que las mismas clases dominantes estaban escribiendo en ese momento.
Los gobernantes y clases sociales dominantes merideñas respondieron prestamente al primer llamado nacional de 1842 a honrar la memoria de Bolívar, sobrepasando las expectativas de la convocatoria, al proceder a erigir el primer monumento del mundo en honor al Libertador.  Este año y en el mismo decreto de repatriación de las cenizas, se acordó levantar un “modesto panteón que las contenga” (artículo 6º) y se decide que “La efigie del Libertador será colocada distinguidamente en los salones del Congreso y del Poder Ejecutivo, para que en todas ocasiones recuerde sus grandes merecimientos.” (artículo 7º)  Es decir, que hubo una previa decisión de erigir monumentos en honor a Bolívar, pero de ello sólo resultó el mausoleo encargado a Pietro Tenerani, terminado en 1851 e instalado en la catedral de Caracas en 1852, “magnífico”, sin duda, como fue calificado en el momento.
En los 172 años transcurridos desde 1842 hasta la actualidad, en Mérida han sido erigidos 145 monumentos, cifra total que significa un promedio 0,83 monumentos por año, es decir 2,5 monumentos cada tres años y un monumento por aproximadamente 1.750 habitantes… una proporción difícilmente hallable en otras ciudades, de lo que se sienten orgullosos muchos erigidores merideños.
Es este conjunto estatuario singular el que da origen a este trabajo, que tendrá una visión histórica particular al evadir la historia secuencial de su erección y la crónica inmediata, para presentar razones, entretelones y circunstancias, y enlazarlo con los propósitos de la ideología y la práctica política de las clases dominantes.  También obviaré expresamente el estudio de los artistas que crearon las estatuas y, en lo posible, su valoración estética, en el entendido de que los aspectos evitados están presentes en abundante bibliografía regional.

Los monumentos que contempla este estudio son los ubicados (o que estuvieron ubicados, porque incluye los desaparecidos por diferentes causas) en espacios de propiedad pública y uso público (calles, plazas, parques, hospitales, sedes de los poderes y oficinas de la administración pública); los albergados en dependencias de la Universidad de Los Andes y otros situados en espacios públicos restringidos (instalaciones militares) o en espacios particulares, siempre que hayan tenido una significación histórica importante para los merideños.  Un componente básico de este trabajo será la imagen de los monumentos, de los existentes y, de disponer de ellas, de los desaparecidos.  Casi todas las fotografías utilizadas son de mi autoría; las que no, serán convenientemente identificadas con los créditos correspondientes.
La satisfacción personal y el deseo de compartir conocimientos son, sin duda, motivaciones suficientes para este esfuerzo; no obstante, ojalá y supere estas expectativas y sirva para desmontar mitos, de los tantos que pululan alrededor de la estatuaria merideña.  También quisiera que sirviese para fines prácticos, como le de dar a los organismos o instituciones encargados de velar por el patrimonio artístico y cultural de los merideños, una visión del estado de conservación de la estatuaria, para que no por desconocimiento de causa dejen de actuar.  Es de advertir que se trata de un estudio militante, en el sentido de que enfocará el dilema de la estatuaria merideña desde la óptica de clases, posición muy frecuentemente objetada desde el arte y sus refugios teóricos.


En el título de la obra me permití dos transgresiones, una del idioma, otra del significado.  Así, uso la expresión “erigidores”, para denotar a quienes han erigido estatuas bajo los parámetros de clase aquí descritos; y el significado histórico de “iconoclastas”, lo extiendo hacia quienes de una u otra manera participan en el deterioro o destrucción de monumentos.