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viernes, 21 de noviembre de 2014



Tejer sueños y futuro... el tejer lana en tiempos de Revolución

¡Bienvenido Ciudad de Mérida CR!  Felicitamos a quienes asumieron el compromiso de crearlo y alentamos a quienes tienen la tarea de dirigirlo y perpetuarlo.  Deseamos que la larga espera sea resarcida con la comunicación que necesita el pueblo del estado para informarse, formarse y expresarse, y así tener una guía en el comprometido andar revolucionario.  Ya colaboraremos con la evaluación temprana, la más necesaria para asegurar futuro; ya interpretaremos el recibimiento que tenga en nuestro entorno inmediato, y alentaremos la apertura de canales de participación.
Bajé la versión digital del primer número (http://www.ciudadmerida.info/images/documentos/CiudadMerida001P.pdf) y la revisé con atención, fue entonces cuando el artículo “Mujeres de Gavidia tejen sus sueños y futuros” (p.11) me despertó unas inquietudes sobre el tejer lana en el Páramo en época de Revolución, que me provocara hace varios años un documental sobre el tema.  Sin madurarlas más, las quiero exponer espontáneamente, a pesar de los riesgos de la inmediatez, con la intención de dar inicio a una reflexión colectiva, a una conversación.
Comenzaré diciendo que la actividad de tejer lana como allí se expone, es un trabajo esforzado y laborioso, debido al bajo nivel tecnológico con que se realiza.  Arrancado de la historia, de los antepasados, de la coherencia tecnológica de modos de producción pretéritos, los productos resultantes bien pudieron responder a diferentes economías: cumplir con una compulsión laboral extraeconómica, reforzar la autosuficiencia, destinar al trueque, llevar a mercados locales… se puede determinar cuándo una, cuándo otra, pero nos aleja del objetivo inmediato.  En este inicio de conversación quizá sí sea necesario afirmar que fue una actividad aparecida bajo la dominación española, cuando llegaron los ovinos a nuestros páramos.
En cuanto a la tecnología europea aportada, podemos decir que sucedió como en la agricultura.  En esta actividad el aporte mayor fue el arado romano, el más primitivo de la variedad existente en la época en las diferentes regiones de España, lo que también sucedió con la labor de tejer lana.  Pero no sólo los telares del Páramo son una reliquia tecnológica, sino que igualmente es primitiva (o inexistente) la tecnología aplicada a los procesos de lavado, cardado, hilado, teñido, secado… Y a escasa tecnología, mayor esfuerzo humano, baja productividad y altos costos de producción.
¿Qué eso es lo que le da el carácter de “artesanía” a los productos finales?  Puede ser, pero ¿esa cualidad diferencial, ese producto distinto al obtenido industrialmente, garantiza el “buen vivir”, la calidad de vida que el socialismo desea para los trabajadores?  ¿O se trata de un trabajo que los agobia, sin una contrapartida económica equivalente al esfuerzo aplicado?  ¿Deja de ser “artesanal” el producto si a los procesos más limitantes se le introduce soluciones tecnológicas que los facilite?
Las interrogantes anteriores pierden el sentido si el Estado subsidia a los productores, comprando su producción al alto precio que conllevan, para, por ejemplo, exponerlos, realizar intercambios culturales, venderlos en cadenas de artesanías selectas… o garantiza altos precios en el sitio, evitando la competencia de productos similares producidos en otros países con ventajas competitivas (no hablo de la catástrofe que pueden ocasionar productos chinos, sino de artesanías provenientes de los países andinos).  Eso es posible, pero no hay garantía de continuidad, como ha sucedido en áreas semejantes.
Como no se trata de esparcir dudas, sino de conversar soluciones, paso a hacerlo, mirando como destinatarios a los generadores de las políticas turísticas, que, lamentablemente, no siempre han superado la visión burguesa del turismo.  Reivindicando la enorme riqueza cultural implícita en la actividad ancestral rescatada, la importancia de difundir los modos de producción en formaciones económico-sociales distintas a la actual, a las tejedoras de Gavidia y a las de otros lugares del Páramo, se les debe construir la “casa artesanal” que tanto anhelan, estableciendo allí el proceso tradicional de producir prendas de lana, sin modificaciones de ningún tipo.  Esta casa artesanal puede ser la reproducción de un ambiente andino y debe incluir servicios como venta de productos, restaurante con comidas de la zona, contacto con los ancianos sabios de la comunidad... Allí, en días y horarios determinados, recibirían visitas turísticas programadas, que pagarían por observar el testimonio viviente de procesos tecnológicos históricos… a esto se le llama museo dinámico, con cabida lógica en el concepto socialista de turismo.  En otro lugar, se establecería el taller de producir, con la tecnología indispensable para aliviar el trabajo, elevar la productividad y bajar los costos, de manera que el beneficio económico corresponda al esfuerzo humano y brinde la posibilidad de vivir dentro de los parámetros humanistas del socialismo.  Cuáles soluciones tecnológicas no agresivas (que siempre tengan presentes los extremos de la sustentabilidad ambiental) y en qué procesos, temas para otra conversación.  Igualmente, a solicitud podría extender hasta donde sea necesario lo planteado aquí.

¡Salud mis amigos!

 

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