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martes, 7 de mayo de 2013

La "guerra de las colas"... batalla perdida, a pesar de que muchos hemos sido guerrilleros en ella




 Aislemos, por ahora, las colas de su origen.  No será por mucho tiempo, porque pronto le caeremos a mordiscos a lo substancioso del tema, en este caso, las causas verdaderas y la "cultura de las colas" que la ineficacia puede imponernos.  Ahora sólo consideraremos que por todos lados nos encontramos con largas filas cuasi ordenadas de personas que esperan su turno para... cualquier cosa, colas.  En Venezuela, que no en otros países, donde tal palabra remite a la anatomía.

El fenómeno de las colas no es nuevo, pero en la actualidad ha crecido exponencialmente; siempre han sido "costosas", tanto que el dato siguiente parece increíble: en cualquier año, incluidos los más conflictivos de la Cuarta, las horas-hombre desperdiciadas en las colas de bancos eran superiores a las perdidas en todas las huelgas de trabajadores.  ¡Hay que ver! ¿Cuántas horas-hombre de trabajo ha hecho perder Supermercados Bicentenario?… por citar algo.  Ahora son “costosas” por partida doble, económica y políticamente; con efectos negativos atribuidos a las colas en sí y por su uso intensivo en la propaganda mediática.

Durante la huelga petrolera se llegó a la excelsitud en eso de las colas y en la capacidad de los venezolanos de compartir, mostrar buena cara al mal tiempo y ubicar exactamente los responsables de su situación.  ¡Que se le ocurriera a un escuálido hacer gala de su militancia en una cola de gasolina o gas!  Pero las colas de hoy no tienen que ver nada con las colas de entonces y si esa batalla la ganamos, en la actual hemos recibido una soberana paliza.

Comienza la cola, se agranda la cola, se agiganta la cola, y se van presentando situaciones que van desde el simple rumor a la protesta generalizada; de la acción premeditada de los escuálidos, propagando "consignas" de descontento, mortificando con la situación desagradable que se está viviendo, hasta gritería y protesta ruidosas como efecto del correr sistemático de las protestas apagadas.

Es la tercera cola que hago hoy, vengo de donde había papel higiénico y crema dental, después a los chinos que están vendiendo azúcar y aceite, y aquí estoy, en este Bicentenario, por dos miserables pollos que me dejarán comprar y dos paquetes de carne de segunda. ¿Cuándo se había visto esto? Tanto gas en este país, y aquí tengo dos horas bajo este solazo por una bombonita; ique cuesta 3,60, pero el distribuidor del barrio me la clava en 7, pero nunca tiene; esta me va a salir como en 45, porque tengo que pagar moto taxi.  ¡Epa no se colee!  Aquí no hay consideración con los adultos mayores.  Pase señora, que esa barriga es mejor que estar enchufao.  ¡Epa! ¡Epa! el guardia pasó a un conocido.  Siga votando por el que te conté y caiga el domingo con Maduro.  Como en Cuba, son los cubanos los que inventaron esta vaina de las colas; ah, y también tienen penetrado el ejército.  Compre todo lo que pueda, porque lo que viene es boleta de racionamiento…

En medio de esto, de repente, un guerrillero truena, y que haces aquí, si en las tiendas de delicateses hay de todo; tú sabes dónde hay carne, anda a pagar el precio de carnicero especulador; mientas más mercancía en el carrito, más hablador de güevonadas; tú si sabes quién tiene escondida la harina Pan; que yo sepa, en la Asamblea Nacional no fabrican crema dental, pendejo; antes tenías que pedir prestado medio pa´completar un real y ahora llegas con ese fajo´billete y sales con el carrito que revienta; vas a ver que después de elecciones se acaban las colas, es el saboteo más balurdo; burguesía malandra que tiene a la gente pariendo; cómprate el Nazional para que te limpies ese culo … y así se entona el contrapunteo en las colas.

Puedo dar testimonio de usuarios protestantes en extremo, propagadores de infamias, que salen minutos después de una larga cola con 3 calentadores a gas (dos él, uno un amigo que le acompañaba para hacer la cola del cajero y para ayudarlo a cargar la "compra"), cuyo destino bien puede ser la reventa.

Cola donde los chinos para pagar, cola en las farmacias, más largas en el Bicentenario y en los Mercal (para entrar y para pagar), cola en los operativos, cola, colita, colota.  Hoy mismo (lunes 6) a eso de las 2:30 pm en el Bicentenario de Mérida, una larga cola que organizaron los "militares" (mal encarados y haciendo el trabajo de mala gana) bastante lejos de la entrada del Super, posición que no permite ver el interior, porque cuando así sucede las protestas son mayores.  Como siempre, permitían entrar lotes de 10-15 personas, según fuesen saliendo otras, y en el interior coincidía centenar y medio; la cola para pagar larga como real y medio de tripa en Yegüines, porque de las 6 cajas había sólo dos habilitadas. ¡Coño! Dios no le da cachos al burro, pero de ser jefe, ese gerente incapaz de planificar el trabajo, dura 5 minutos más en el cargo.  Y por allí, cerca de "la oficina", empleados mariposeando, sin ocupación aparente.

Y el desencanto a millón; tiempo de espera, tiempo de reflexionar y procesar los reclamos de todos los tipos y colores; cansancio, ganas de tirar todo pal´coño y salir corriendo, pero ¿y qué como hoy? ¿con qué me limpio?  Y en las mentes menos claras y con memoria limitada, es verdad que esta vaina es culpa del gobierno, cuándo antes de Chávez; eso, sumado a otras situaciones, van minando la lógica y la posición de clase y terminan votando por…  Pasaron las elecciones y la situación sigue igual, sigue siendo caldo de cultivo para el descontento, enel marco de la “situación de golpe” provocada por la derecha irresponsable.


Sigo sintiendo que, por no ser los revolucionarios los única lectores, siento que me desnudo en la plaza Bolívar cuando enfoco temas de las situaciones come votos, y sigo pensando que para los Jeremías de aporrea, que han demostrado conocer la realidad diaria, pudiese haber un canal gubernamental de recepción, discusión y generación de medidas de corrección.  De este tema y de los anteriores he dejado de plantear situaciones que se convertirían en juerga de escuálidos.  De todas maneras, hay que hacer el análisis necesario, y aprovechar estos momentos que están alejados de situaciones políticas limitantes.  ¡Hasta pronto!... que voy por más.



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